Qué descompuesta está Venezuela y quién la descompondría. Ello martilla en el alma de Manuela Hernández, de la barriada popular del 23 de Enero, pero es merecedora de una beca para estudiar en la Universidad de Pekín, la número 1 de China. Es una de las especialistas más reconocidas en Sociobiología, esto es, en el análisis de la gente y de su conducta.
Aprovecha la amistad con Vladimiro Mujica, para un encuentro con su hermano Felipe, Claudio Fermín y Timoteo Zambrano, “opositores minoristas”, como se les ha señalado, por haberse reunido con la dupla de Jorge y Delcy Rodríguez, por el gobierno. Vendría acompañada de Sergio Manghi, professore dei Processi Culturali e Comunicativi all Universita di Parma, estudioso del estadounidense Edward O. Wilson, quien lo induce al convencimiento de que la sociobiología, en lo cual, también, se especializa, es aplicable a todas las especies animales, incluyendo al homo sapiens.
La reunión tiene lugar en la cafetería del hotel Tamanaco y se inicia con la entrega de un cuestionario a Fermín, Mujica y Zambrano: 1. ¿Hemos sido los venezolanos (y hoy más que nunca) víctimas de la “disgregación”, entendida como desunión de un todo que ha de ser lo más compacto posible? Fermín, con la galantería, dicción, inteligencia y preparación que lo caracteriza, advierte que respondería “con preguntas”: 1. ¿No creen que disgregar se produce voluntariamente o por decisión de un tercero y que esa hipótesis se denomina exclusión? 2. ¿Acaso habremos olvidado los esfuerzos que tuvo que hacer el secretario general de Acción Democrática para incorporarse en la MUD y las ofensivas cartas que ha recibido Eduardo Fernández? 3. ¿Cómo interpretar a Asdrúbal Aguiar, quien al referirse a los políticos jóvenes, frente a nosotros que consideran viejos, corrompidos y causantes de los males de la patria, les llama los de “la generación del BlackBerry” y Luis Beltrán Guerra proponentes del “borrón y cuentas nuevas”? 4. Díganme ustedes si la democracia postula consenso, pero sanciona a la discrepancia y 5. ¿Difícil, por no expresar, imposible, es negar que los venezolanos no hemos podido arbitrar un movimiento unitario (pueblo/soldados – soldados/pueblo) para rescatar la libertad? La profesora Hernández aduce que para algunos responder con preguntas guarda similitud con la metodología de Sócrates.
El segundo tema estará referido, dice Manuela la Académica, a la minipartidización de la socialdemocracia (AD) y de la centrodemocracia (Copei): ¿Por qué ha sucedido, pudiera calificarse como determinante para el acceso de Chávez al poder. La causa ha sido la crisis de la propia democracia? Mujica, decidido a contestar, se da cuenta de que la profesora porta el libro de Jason Brennan Contra la democracia (2018), docente de Políticas Públicas en Arizona, cuyo texto Felipe ha discutido con su hermano Vladimiro, docente, también (en Arizona) y amigo de Brennan, por lo que con el permiso de la profesora toma la obra argumentando que el autor propone la sustitución de la democracia por “la epistocracia”, esto es, el gobierno de los mejores, leyendo en la página 251: “Supongamos que un demonio se proponga a través de un hechizo condenar a todos a un gobierno de baja calidad… y por tanto a más fanatismo, pobreza y sufrimiento, a menos que los electores elijan a los ciudadanos con mejor juicio político”. Jason cuestiona, por supuesto, la teoría de la representación política y del contrato social, calificándolas como meras querencias, que dejaron su vigencia en Montesquieu y Rousseau. Esa crisis de la democracia -acota Mujica- ha conducido a la marginalización política en Venezuela, la que hizo que Chávez, no obstante deponer por la fuerza a un gobierno constitucional, resultara electo presidente, quizás el más votado en el país y por ese camino a la destrucción. Timoteo Zambrano manifiesta: Estoy de acuerdo con Felipe.
Sergio Manghi lee la tercera pregunta: ¿Es probable la hoja de ruta “Cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres”? Zambrano, a quien el profesor italiano mira invitándole a responder, saca de su maletín escritos de opinión de Carlos Blanco, repasando sus titulares, pero puntualiza en el titulado «¿Vamos bien? ¿Íbamos bien?¿Vamos lento?» (El Nacional, 27.3.2019). Un cuestionamiento, según Timoteo, en lo relacionado a la aplicación del cálculo de probabilidades de la “tabella di marcia”, frase que pronuncia con un adecuado acento de Roma para admiración del “docente di Parma”.
La profesora Hernández se da cuenta de que Fermín ha colocado en la mesa los libros La economía del bien común (Jean Tirole), La sustitución temporal de los representantes políticos (Miguel A. Presno), Por amor a la patria (Maurizio Viroli), ¿Por qué funciona el populismo? (Maria E. Casullo) y el novísimo de la autoría de Roger Eatwell y Matthew Goodwin, titulado Nacionalpopulismo, ¿Por qué está triunfando y de qué forma es un reto para la democracia? Para su satisfacción Manuela encomienda a Claudio que lea las anotaciones que ella, conjuntamente con Sergio, han extraído del último libro, lo cual aquel procede a cumplir como una orden de su tía, la destacada profesora Mercedes Fermín: “Los electores terminan votando por populistas -nacionalpopulistas- (Trump, Le Pen, Farage, Wilders u Orbán) debido a factores a corto plazo (recesiones, migraciones, crisis de refugiados), algunos consideran estos eventos pasajeros en la historia de la democracia liberal, a desaparecer con la estabilidad y las épocas normales. Pero para Eatwell y Goodwin el auge del nacionalpolulismo representa más bien un cambio preocupante, señalando que las consideraciones claves que lo han potenciado son: “Los políticos no escuchan a la gente, más bien la tratan con desprecio, los inmigrantes y mayorías étnicas se benefician a costa de los nativos y el hipercambio étnico, particularmente, el islam, es una real amenaza al grupo nacional, a su cultura y a su modo de vida”. Fermín intenta analizar las acotaciones, pero Manuela da la palabra a Manghi.
El italiano se refiere, criticándolas, a fórmulas que parecen salir de las asesorías de imágenes en moda, a aspirantes a posiciones políticas. En lo relativo a Venezuela, tres sobresalen: la del Estado narcoterrorista (entre muchos otros, Jaime Bayly, Carlos Sánchez Berzaín, María Teresa Romero, Alexis Ortiz y Gilberto Carrasquero), derivado de una estrecha colaboración del país con Hezbolá, la guerrilla colombiana y otras fuentes de perturbación humanitaria, la colonización del país por Cuba, resultado no de un plan de Fidel Castro, sino de Hugo Chávez, el genio, en conjunción, con Kirchner, Correa y Evo Morales y por último el enriquecimiento de una caterva y cuyos montos, aun sumándolos con rapidez, resultaría en una cantidad suficiente para comprar las fortunas de Warren Buffet, Jeff Bezos, George Soros, Amancio Ortega, Carlos Slim y Luis Carlos Sarmiento; pero, además, las islas del Caribe. No es para que las analicemos en esta ocasión. Más bien para que tengan en cuenta su veracidad en la lucha que adelantan, como minoría repudiable, calificación que extraigo dei giornali e pure di “questa riunione”.
Non ho ancora finito, advierte el profesor de Parma, pero es Manuela quien expresa que debemos preguntarnos por qué los enormes esfuerzos realizados por los venezolanos para deponer al régimen no han tenido éxito. Y acaso es la misma consideración en lo relativo a los de la comunidad internacional, incluyendo las providencias del gobierno de Estados Unidos, conjuntamente con otros países, la última relativa a la aplicación del TIAR acordado en la OEA, pasados apenas algunos días. Habríamos de aceptar, acaso, que la posible intervención militar liderada por Trump es resultado de no haber habido un verdadero y eficiente trabajo castrense en los cuarteles venezolanos, o más bien, que no hay soldado que cuestione al gobierno, consecuencia del adoctrinamiento del bloque comunista que lidera Rusia, a través de ese puente preñado de eficiencia que es la Cuba hoy conducida por el ingeniero electrónico de la Universidad de las Villas, Miguel Díaz-Canel. Algunos voceros en social media parecieran revelar más bien, por un lado, que el botín, preñó, también, los bolsillos de las guerreras y por el otro que la inteligencia cubana controla el más mínimo resuello en el Ejército, la Marina, la Aviación y la Guardia Nacional. Tanta incertidumbre ha inducido, incluso, a plantear “una psicología para la democracia”, concebida en rigor como una fábrica “para hacer ciudadanos”, como para el convencimiento de que sin los últimos la primera termina siendo, por lo menos, tormentosa. (Fernanda González/Alberto Rosa). La genialidad de Maquiavelo, como nos lo dice María E. Casullo, doctora en Ciencias Políticas de Georgetown University, fue comprender el papel del pueblo, inclusive, para pensar en órdenes políticos híbridos o en transición, como lo son nuestros países semiperiféricos o en eterno viaje al subdesarrollo. Manghi felicita a la académica.
Claudio, poniéndose de pie, pregunta con un apretón de manos a la profesora Hernández y luego al académico italiano: ¿Tendremos legitimidad para aportar nuestros esfuerzos en la lucha que ha de librar Venezuela ante un gobierno al cual ha de despojársele del poder, o es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente, mención que se atribuye al destacado comediante estadounidense Julius Henry “Groucho” Marx? No perder la fe, contesta Manghi.
Manuela la Académica, ubicada a la izquierda de Claudio, Felipe y Timoteo, adiciona no olvidar que para la sociobiología no hay conducta social sin una base biológica que es genética, prueba de ello pareciera ser la pregunta que formula Bryan Caplan (El Mundo, España, 20.9.2019): ¿Si los votantes somos tan listos, por qué tenemos políticos tan ineptos?
Les prometo que proseguiré analizando a la gente y sus comportamientos. Consideración particular tendrán los venezolanos, por supuesto, incluyéndome. Incluso a Sergio, il mio fidanzato. El único que he tenido, tal vez por mi formación en sociobiología.
A las 2:00 de la tarde termina el encuentro. Claudio, Felipe y Timoteo van por una barata punta trasera, rociada con ron blanco, pues pareciera que no han sido beneficiarios del botín que la revolución bolivariana tirara a la calle.
El Aranjuez es el restaurante. Allí no hablan de política, pero concluyen que el final de lo que ocurre no será fácil.
@LuisBGuerra
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