La crisis moral que caracteriza a muchos líderes socialistas parece ser que no es un tema que atañe solamente a los capos rojos sino también a sus herederos; pues, por lo que vemos, el núcleo íntimo de algunos de los jerarcas de izquierda también están corrompidos.
Entiendo que no es justo que los familiares carguen con la culpa de los errores que cometen sus parientes, pero cuando son los descendientes quienes cometen los mismos delitos es imposible no relacionarlos.
Ese es el caso que nos ocupa. Los malos ejemplos a veces son más dañinos que los crímenes cometidos, como decía Montesquieu.
Primero el mundo se escandalizó cuando hijos, sobrinos y primos de quienes usurpan el poder en Venezuela fueron capturados con las manos en la masa incursos en delitos de corrupción, narcotráfico y lavado de dinero; ahora vemos cómo el hijo del presidente de la República de Colombia, Gustavo Petro, también es puesto bajo detención por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito.
Nicolás Petro en este preciso momento está delante de la justicia colombiana para que responda por sus actos, y está detenido gracias a que en la hermana república aún se conservan los naturales proceso de independencia de poderes y de respeto de las instituciones.
Cosa que es prácticamente imposible en Venezuela, debido a que aquí todos los poderes públicos están bajo el control de quienes manejan el poder desde el Palacio de Miraflores.
La corrupción parece ser un sello natural de todos los gobiernos de izquierda y un ejemplo de ello lo vemos en el continente americano, no por nada Lula da Silva estuvo preso, no por nada Rafael Correa está huyendo de la justicia ecuatoriana, no por nada fue enjuiciada y acusada la expresidente y actual vicepresidente de la Argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner.
El caso de los familiares cercanos a los jerarcas del poder en Venezuela y de Nicolasito Petro son simples ejemplos de podredumbre que emana del socialismo, debido a que en ese cuerpo político, como diría la gente de antes, no tiene ni hueso sano.
El esquema de inmoralidad socialista es piramidal, pero también es bidireccional, no conoce de fronteras y por lo que vemos también es un asunto familiar, es por ello que no se puede descartar que el continente entero esté en manos de una especie de familia de la mafia al estilo de Al Capone o de la famosísima familia Corleone nacida del ingenio literario de Mario Puzzo.
Nuestros países gobernados por los socialistas en verdad están controlados por la “cosa nostra tropical” que hacen y deshacen bajo la complicidad de todos sus miembros nacionales e internacionales, y es necesario decirlo también ejercen sus atrocidades amparados por la protección que le da el poder en cada uno de esos países.
Lo cierto es que, lamentablemente, ciertos cercanos parientes de los capos venezolanos y el hijo de Gustavo Petro son dos ejemplos que exponen ante la opinión pública de nuestros países, y del mundo, el nivel inmoral que subyace en los socialistas en el poder.
Y no sólo se trata de los actos ilegales que puedan cometer aquí o allá, sino que esa mafia política usa todos los medios a su alcance para permanecer eternamente en el poder, es por ello que aquí en Venezuela boicotean las primarias e inhabilitan a los líderes y crean zozobra social; igual ocurre en Brasil y Nicaragua donde Lula da Silva y Daniel Ortega están detrás de las inhabilitaciones de sus oponentes, así como los Fernández hacen lo que está en sus manos para persistir en el usufructo del gobierno argentino.
Es por ello que los demócratas del continente tienen que tener claro contra quién están luchando, pues no pueden seguir ignorando que la lucha no es entre demócratas sino entre un sector democrático y otro autoritario y criminal.
Es una lucha desesperada entre el bien y el mal. Una pugna encarnizada contra lo pérfido que se expande como un virus y, a veces, hasta como una peste hereditaria.
Sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional