Todos nacemos proclives a acomodarnos con fines lícitos o innobles. Conforme a nuestra instrucción, somos fraternos u hostiles. Surge de aprendizajes que propendamos adherir al despotismo, que persigamos y hostiguemos a quienes no inclinan la cerviz frente a nosotros cuando hemos fundado e institucionalizado mafias mediante tropas de sociópatas a la espera de una orden para cometer atrocidades.
Ningún ser humano irrumpe en la existencia como potencial tirano cívico-militar, tampoco genéticamente borrego u oprimido. Pero, sí con derechos ilimitados e inmanentes que no son: secuestrables, sujetos a confiscaciones, interdictos, treguas, trueques o desconocimiento. Son naturales, inmutables, intransferibles de un individuo hacia abusadores.
Nadie puede arrogar una enteléquica, cósmica, virtual, absurda y divina ordenanza para monitorear los pensamientos, creencias y comportamientos de los ciudadanos apacibles que respetan los derechos individuales del prójimo que anhela vivir en paz. Mucho menos quien emplea intimidatoria y hostilmente las armas letales, tropas y recursos financieros [que determinada comunidad, tras fallida decisión, le hubiese confiado para que resguardara la vida de todos los ciudadanos y mantuviese en funcionamiento el organigrama de un Estado].
La moral aprobatoria no es presea en trifulcas, trofeo que solo tiene el derecho de exhibir quien ha participado [con alevosía, ventaja y anunciado éxito] en riñas fomentadas contra bienhechores e indefensos. Tenemos derecho a pensar sin previa mordaza, procurarnos trabajos dignos para sobrevivir, satisfacer necesidades básicas, a no ser criminado, encarcelado o asesinado por librepensador. Merecemos [por nuestra condición de humanos] auxilio sanitario, una existencia regida por la educación y decencia.
El «mafiadeo» que impera en Venezuela es consecuencia de aprendizajes contraculturales e infelices de larga data, escándalos de criaturas inescrupulosas que capitanearon [o todavía lo hacen] tres prototipos de regímenes de gobierno impuestos durante los siglos XX-XXI. Citaré: 01).- Dictadura militar unívoca pro capitalismo.- 02).- Caricaturesca y representativa democracia laxa.- 03).- Totalitarismo-Terrorismo-Socialismo de Triunvirato.
Del vocablo-sustantivo «mafia» deviene el adjetivo «mafioso» y verbo irregular [de mis antojos] «mafiar». No importará cómo la academia correspondiente permita, algún día, conjugarlo o cuánto pudiera castigarlo. Lo sentimos ahora, quienes aún respiramos. Nos devasta a viejos y a quienes están en proceso de relevar nuestra presencia febril en la realidad. Sin el pensamiento contradictorio que lo [i] legitima, es imposible que el juicio detone para reformularse. Así, la civilización debe a las guerras su impronta y a ellas los reproches que merece. El hombre es a su pensamiento lo que las condenas que recibe a una justicia que jamás reinará.
@jurescritor