OPINIÓN

Madurolandia

por Argenis Gadea Argenis Gadea

 

Se sabe muy bien que todos los primeros de diciembre, es decir, la llegada de la Navidad en Venezuela, despertaba el ánimo de todos los venezolanos. Todo el mundo tenía sus planes donde pasar el 24 y 31 de diciembre. La organización para hacer las hallacas era algo que mayormente se encargaban las madres y esposas en sus casas. Ya en las radios se empezaban a escuchar las gaitas del año y, por supuesto, no podía faltar la gaita protesta de la temporada. En todo el país, las competencias de los nacimientos eran un evento que se preparaba con mucha metodología que implicaba el caso. La Navidad, es decir, diciembre: era un mes donde todas las familias se reunían. Las autopistas en todo el país eran testigos de cómo millones de venezolanos cruzaban el país para ver y reunirse con sus familiares, estrenar la ropa comprada, comer el pan de jamón junto al plato navideño, armar el arbolito o el nacimiento, encontrarse con los tíos y primos que tenían meses de no verse. Diciembre en Venezuela era un mes en que hasta lo menos sensibles sentían que creía algo dentro de ellos y en el menor descuido estaban disfrutando la Navidad como todo el mundo. 

La llegada de la Nochebuena, el Niño Jesús y para algunos Santa Claus son una alegría única que se espera todo el año. No dudo que esto se siga haciendo en Venezuela, pero el detalle es que las circunstancias son muy diferentes que hace 25 años. En vez de cruzar el país para ver a los familiares: ahora las reuniones familiares se hacen por videollamada. Casas vacías con personas mayores, viendo pantallas de teléfonos, recibiendo la feliz Navidad o el feliz año de hijos y nietos (que no conoce) con la ilusión de un día verlos de nuevo y abrazarlos en Venezuela. ¿Por qué Maduro declara la Navidad en el mes de octubre? ¿Será que Maduro piensa que adelantando la Navidad todos los problemas de los venezolanos se desvanecerán? ¿O simplemente el venezolano se distraerá con el trajín de la Navidad? Decir en el mes de octubre que ha llegado la Navidad es tan absurdo como decir que la tierra es plana, que Chávez no era un vociferante cobarde y rencoroso, que los árboles son malos para el ecosistema, que el fiscal general Tarek William Saab es un poeta y no está con el régimen y que los hermanos Rodríguez son ángeles bajados del Reino para apoyar una revolución que está con el pueblo y cuidando al venezolano del malvado imperio americano y ahora del imperio español. 

Sus decretos, sus proyectos de leyes y adelantos de las Navidades; su persona en sí es tan absurda que hasta su misma gente ni las entiende. En un país donde hay miles de presos políticos, familias separadas, las personas de la tercera edad cobrando una pensión de miseria, los hospitales cayéndose a pedazos, los profesores muriéndose de hambre y los servicios públicos cada día son peores. Maduro y su claque hacen el intento de mostrar que no está pasando nada. Verlos hablar en la televisión del Estado con adornos navideños en el mes de octubre nos dice que su psiquis no está bien y luego del fraude del 28 de julio se ve que están más desesperados y desquiciados por un reconocimiento que no van a tener porque perdieron y eso no lo pueden cambiar, así adelante la Navidad, el Carnaval y la Semana Santa. El desprecio y el deseo de cambio de todos los venezolanos se hizo ver en estas votaciones. La salida del poder de Maduro y su gente es algo que nadie podrá evitar. ¿Cuántos venezolanos adentro y afuera del país están preocupados, angustiados por el presente inmediato que es el 2025, por el futuro del país si sigue Maduro y su claque siguen el poder? Yo pienso que somos millones que estamos angustiados. Quieran o no, saldrán del poder. Y en la historia contemporánea de Venezuela serán recordados como una etapa bochornosa, ridícula y sangrienta por el lado del chavismo, donde nunca antes en la historia de nuestro país la cabeza de un presidente venezolano tiene precio. En el futuro, en las universidades del país, el chavismo y el madurismo se citarán solo para decir lo que no se debe hacer ni en política ni en la vida común ni corriente, y se hablará de que unos pobres hombres con su talante de dictadores y mafiosos querían contralar todo hasta la Navidad en nuestro país.