Lo que era un secreto a voces sobre las diferencias entre el presidente obrero y el teniente (r) Diosdado Cabello, se hizo evidente durante el proceso que siguió a la derrota de Argenis Chávez en las elecciones del pasado 21 de noviembre en Barinas. Con una diferencia pírrica de un poco menos de 300 votos, Freddy Superlano le propinaba una derrota emblemática al hermano menor del mismísimo Hugo Chávez en el estado Barinas, su tierra natal; llamada por ellos la “cuna” de la revolución. De acuerdo con el testimonio del propio Superlano dado en un foro organizado por la televisora digital Analítica TV https://youtu.be/x77Nrawz8L0, en el seno de la dirección del PSUV se debatían entre reconocer o no el triunfo de Freddy Superlano. Mientras Maduro y Jorge Rodríguez eran de la tesis de reconocerlo, Diosdado Cabello y el ala militar del grupo 4F se resistía a entregar mansamente a la oposición la gobernación del estado natal del finado presidente Chávez. Resistencia que se acentuaba por el hecho de que Superlano es militante del partido de Leopoldo López, Voluntad Popular, el más radical opositor al socialismo del siglo XXI.
Pasaron los días y finalmente la tesis de Cabello se impuso. Maduro cedió y utilizando a la Sala Electoral del TSJ, dictaron una sentencia mediante la cual ordenaban se celebrasen nuevas elecciones en el estado Barinas, bajo el argumento de que Superlano estaba inhabilitado por la Contraloría General de la República. Todo un ardid de dudosa legalidad, con el fin de complacer a Cabello y su prusiana mentalidad.
Como reacción a tan estrambótica y dantesca maniobra, los dirigentes de la oposición no perdieron los estribos y en su lugar mantuvieron la serenidad, la parsimonia y evaluaron los pasos a seguir. Una reacción natural hubiese sido generar disturbios y desconocer el adefesio de la Sala Electoral del TSJ. Pero como la experiencia ha demostrado que los disturbios no dieron resultados en el pasado, optaron por calmarse, utilizar la inteligencia y convinieron acatar la decisión del TSJ.
La dirigencia regional en forma cohesionada optó por postular a una mujer: Aurora Silva de Superlano, esposa del gobernador electo cuya proclamación fue impedida por la sentencia del TSJ. Como reacción, el régimen, empeñado en impedir que el estado “cuna de la revolución” cayese en manos de la oposición, le subió el volumen a su arbitrariedad y aplicando aquello de “si no gano arrebato”, inhabilitó también a la candidata Aurora Silva porque presumían que los votos de Superlano serían endosados a su esposa.
Una vez más el frente opositor mostró su incansable lucha, madurez, paciencia y seguridad en sí mismos para no doblegarse. Optaron entonces por designar a un legislador regional ajeno a la polémica cuyo nombre es Sergio Garrido. El desprendimiento fue total en aras del triunfo. El gobierno, al no tener argumentos para inhabilitar a Garrido no tuvo alternativa que la de aceptar esa candidatura y continuar con lo que sería su marcha al precipicio.
Hay que destacar que en el proceso del 21 de noviembre la diferencia de votos entre Superlano y el candidato del PSUV Argenis Chávez fue de un poco más de 200 votos en favor del primero. Ese resultado fue tan estrecho, porque la oposición real al gobierno, como ocurrió en todo el país, fue dividida. En el caso de Barinas, por un lado estaba Freddy Superlano y por el otro el también auténtico opositor, el veterano exgobernador adeco Rafael Rosales Peña, quien ya avanzado en edad se aventuró a repetir como candidato a la gobernación, sacando un nada despreciable número de votos, que de no haber estado él en la arena, lo más seguro es que Superlano hubiese ganado cómodamente y se hubiese sellado el triunfo de la oposición en el estado.
Habiendo llegado en tercer lugar, consciente de su segura derrota en una nueva contienda y para reforzar su imagen de auténtico opositor, Rafael Rosales Peña no dudó ni un instante en no volverse a postular y en su lugar apoyar abiertamente a un viejo compañero del partido Acción Democrática representado en Sergio Garrido. No hay que ser un experto en matemáticas para concluir que los votos que Rosales Peña sacó, se iban a sumar en una elección posterior al candidato de la unidad, el adeco Sergio Garrido.
El PSUV, en cuyo seno hay unos estrategas electorales con muchísima experiencia, expertos en promover la división de la oposición, y vista la deserción de Rosales Peña, se buscó a un político monigote nacido en el estado Barinas proveniente de las filas de Acción Democrática, con la esperanza de que los votos sacados por Rosales Peña emigraran automáticamente hacia él y que con una campaña, en la que desplegaron inmensos recursos tanto para el monigote como para el candidato oficial del PSUV, iban por un lado a mantener en cabeza del monigote los votos de Rosales Peña y por el otro elevar el caudal electoral de Jorge Arreaza, nuevo candidato del PSUV, tras la renuncia de Argenis Chávez a la gobernación y consecuencialmente a su postulación, y con ello revertir la derrota sufrida el 21 de noviembre.
Ahora bien, los estrategas socialistas, quienes habían acertado en casi todo el país (porque vamos a estar claros, el PSUV sigue gobernando en la gran mayoría de los estados); en el caso de Barinas se equivocaron. El monigote nacido en Barinas, quien tenía años sin visitar a su estado natal, no absorbió ninguno de los votos de Rosales Peña. Sacó una pírrica votación que lo que da es lástima. Sin embargo, Arreaza sí logró aumentar el número de votos. Utilizando todo el despliegue de recursos humanos y materiales, pudo aumentar en alrededor de 27.000 votos los obtenidos por Argenis Chávez el 21 de noviembre.
Pero con lo que no contaban los estrategas del PSUV era con la explosiva reacción de indignación que se iba a producir en un pueblo, que vio cómo en forma descarada le habían arrebatado la victoria a su candidato Freddy Superlano. Esa burda maniobra desencadenó una efervescencia no solo en los que votaron por Superlano el 21 de noviembre, sino en los opositores quienes no habían concurrido a las urnas ese día, en rechazo a la división de su dirigencia. De allí que de 100.000 votos que se sacaron el 21 de noviembre, la cifra aumentó en 70% el 9 de enero de 2022. En ese crecimiento fue fundamental la conducta unitaria y el desprendimiento de los líderes regionales. Ello fue premiado por el pueblo opositor de Barinas, quien salió a votar en forma masiva por Sergio Garrido. En esta ocasión la estrategia de los expertos electorales del PSUV falló y el mal menor que significaba el haber aceptado la victoria de Superlano (recomendación de Maduro y Jorge Rodríguez) se convirtió en una hecatombe electoral para el chavismo, que vio cómo el papá de un nieto del “comandante eterno” fue derrotado estrepitosamente a pesar del despliegue de recursos y no obstante la participación activa y militante de nada más y nada menos que las hijas predilectas del “galáctico” Rosainés y María Gabriela.
Más allá de la elección de Sergio Garrido, los resultados puntuales le dan a la oposición de toda Venezuela una gigantesca bocanada de aire que le permite seguir con la esperanza de salir por la vía democrática de la tragedia que ha significado para Venezuela el socialismo del siglo XXI.
Viene por delante un nuevo desafío electoral para la oposición con el mecanismo del referéndum revocatorio consagrado en la Constitución y sobre el cual desde hace tiempo están trabajando para su activación el exgobernador del Táchira César Pérez Vivas, el periodista Nicmer Evans, el exdiputado Nelson Chitty La Roche y el exconcejal Oscar Arnal, entre otros. Sin embargo, al igual que en el revocatorio de 2016, Maduro pondrá todos los obstáculos habidos y por haber para impedir que este se lleve a cabo, con el objetivo de prevenir su salida del poder. En 2016, todo el poder nacional, los tribunales y el PSUV unido conformaban una fabulosa fuerza que sirvió para frenar el revocatorio. Pero en esta ocasión, después de haber visto lo que sucedió en Barinas, no podemos estar tan seguros de que esa unidad monolítica será igual. Maduro no tiene garantías que se repita el entusiasmo que puso Diosdado Cabello para frenar el revocatorio de 2016 y con Diosdado sus miles de amigos dentro y fuera de la Fuerza Armada. Esos cuentan y esos facilitarán la tarea.
@JotaContrerasYa