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Maduro, un peón cubano en el tablero de Venezuela 

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Muchos venezolanos se preguntan cómo es posible que Nicolás Maduro haya llegado a ser presidente de Venezuela. Muchos se cuestionan por qué Hugo Chávez eligió a Maduro como su sucesor, especialmente teniendo un abanico de opciones más prometedoras. ¿Qué fuerza poderosa lo indujo a tomar esta decisión? ¿Quién se benefició de dicha elección? Además, es inevitable pensar en la casualidad de que Chávez enfermara gravemente justo en ese momento crucial.

Estas preguntas me han llevado a escribir sobre este tema, basándome en mis propias elucubraciones y teorías. Quizás, si abrimos el debate, podamos entender un poco mejor esta compleja realidad venezolana. A veces, lo más obvio resulta ser la verdad, y en Venezuela, lo obvio está a la vista de todos: Maduro es un peón cubano.

Abramos el debate, no sin antes leer mi teoría sobre todo esto.

Introducción

En el 2012, cuando Chávez nombró a Nicolás Maduro como su vicepresidente, pocos podrían haber imaginado la magnitud de esa decisión. Este movimiento se dio justo cuando Chávez fue diagnosticado con cáncer. Maduro, un hombre sin una educación formal destacable, fue impulsado al poder, respaldado por los cubanos que veían en él una pieza clave para sus intereses.

Chávez, amado por una parte considerable de la población venezolana al punto de ser fanatizado e idolatrado, se comportaba como un rey. Controlaba todos los poderes públicos y usaba su carisma para impulsar su agenda política. Su dominio era casi total, y su influencia traspasaba fronteras, penetrando en otras culturas y países. Chávez vivía como un jeque saudita, a pesar de su retórica sobre la austeridad. Solía gastar cerca de 500.000 dólares al día en sus viajes oficiales.

Lo curioso es que, a pesar de sus discursos sobre la humildad y la pobreza, Chávez vivía una vida de lujo. En sus propias palabras: «Ser rico es malo, es inhumano, así lo digo». Sin embargo, su estilo de vida y el uso del erario público contaban una historia diferente. Este rey de los pobres, gastaba sumas enormes de dinero en sus giras y viajes, desatendiendo las necesidades básicas de muchas familias venezolanas.

La opacidad de su desempeño es tal que resulta difícil dictaminar la veracidad de tales acusaciones.

Después de su muerte, convenientemente no superada la operación en Cuba, Nicolás Maduro se convirtió en presidente tras unas elecciones controvertidas y apoyadas por las fuerzas militares. De este modo, los cubanos formalmente llegaron al poder en Venezuela, iniciando una purga interna que desaforó a todos los ministros considerados una amenaza para Cuba.

Maduro, siguiendo el ejemplo de Fidel Castro, impuso su propio sello cubano en Venezuela. Su círculo más cercano es casi totalmente cubano, y ha logrado consolidar el control cubano sobre el país. La imagen y figura de Chávez han ido desapareciendo poco a poco, mientras Maduro habla del socialismo clásico en sus discursos, llevando a Venezuela hacia una dirección cada vez más influenciada por Cuba.

Teoría de la conspiración: ¿Inocularon cáncer a Chávez?

Fue Maduro quien primero sugirió públicamente que existía un complot para asesinar a Chávez, liderando una supuesta operación de investigación que, sin embargo, nunca arrojó resultados concretos y fue rápidamente olvidada.

Las acusaciones de Maduro de que Estados Unidos estaba involucrado en la enfermedad de Chávez fueron enérgicamente rechazadas por el gobierno estadounidense, calificándolas de absurdas y falaces. Funcionarios del Departamento de Estado y del Pentágono desestimaron las acusaciones y enfatizaron su deseo de mantener una relación funcional con Venezuela.

No obstante, el Gobierno venezolano a través del vicepresidente, Nicolás Maduro, y del ministro de Exteriores, Elías Jaua, otro más de los ministros desaforados, expulsaron  a David Delmonaco y David Kostal, ambos de la Agregaduría Aérea de la legación estadounidense en Caracas.

Maduro dio cuenta, sin proporcionar otros detalles, de que, aparte de la expulsión, el Gobierno de Chávez está «tras las pistas de otros elementos que configuran todo este cuadro venenoso, para buscar perturbaciones (…) y configurar un cuadro para dar un zarpazo».

Lo que se pretende, dijo Maduro, es atentar «contra la vida social de nuestra patria, contra la paz de nuestra patria, de nuestro pueblo».

«No tenemos ninguna duda, y llegará el momento indicado de la historia en que se pueda conformar una comisión científica, de que el comandante Chávez fue atacado», afirmó.

La comunidad científica, por su parte, desmintió rotundamente la posibilidad de que el cáncer pueda ser inducido de manera deliberada. Oncólogos como Javier Espinosa aclararon que el cáncer es una enfermedad compleja resultante de múltiples factores y que no puede ser inoculada.

Hasta el día de hoy, el tema ha sido prácticamente olvidado y enterrado en el pasado. Los hechos son innegables: Nicolás Maduro se convirtió en Presidente, y continúa en el poder, pretender seguir haciéndolo Dios sabe por cuanto tiempo. Sin embargo, a medida que el tiempo avanza, la memoria de Hugo Chávez parece desvanecerse gradualmente. Mientras tanto, una nueva forma de sistema político está surgiendo sobre los fundamentos del Socialismo del siglo XXI que Chávez intentó establecer.

Origen

Se pensaba que, con la llegada de Chávez, también arribaban al poder los cubanos, pero eso no es tan cierto. De hecho, Chávez terminó convirtiéndose en un dolor de cabeza para Fidel

Fidel tenía dos sueños. el primero, ser recordado como el más grande socialista jamás conocido en América. El segundo, apoderarse de Venezuela. Había intentado hacerlo en varias ocasiones a través del apoyo a la guerrilla de izquierda, incluso llegó a ejecutar algunos intentos.

Uno bien conocido, el desembarco de Machurucuto en 1967, fue un breve intento de invadir Venezuela, llevado a cabo por exiliados comunistas venezolanos de una guerrilla entrenada en Cuba durante el gobierno de Fidel Castro. El equipo de guerrilleros estaba conformado por venezolanos y cubanos. La operación fue frustrada luego de un enfrentamiento con las fuerzas militares venezolanas.

El 8 de mayo de 1967, una docena de guerrilleros comunistas y militares cubanos desembarcaron en Venezuela en la playa de Machurucuto. El Ejército Nacional de Venezuela y la Guardia Nacional los encontraron la noche del 10 de mayo, luego de que los pobladores de la región avisaran a estos. La situación se prolongó hasta la madrugada del 11 de mayo, donde fueron capturados dos guerrilleros y el resto fueron dados de baja en la batalla. La guerrilla, según algunas fuentes, tenía un pleno entrenamiento paramilitar en Cuba. Su principal misión era entrenar a la guerrilla ubicada en los Andes venezolanos para tratar de derrocar al entonces presidente Raúl Leoni.

Después de esto, continuaron los intentos de Fidel para tomar el poder en Venezuela, pero en esa ocasión empleo la vía democrática, colocando candidatos de la izquierda en la contienda electoral. Ninguno logró siquiera acercarse al poder. Para esa época, figuras como Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez y una vasta variedad de militantes de izquierda formaban parte de la escena política. Petkoff era un ferviente marxista y servía a los intereses cubanos. Eventualmente, esa misma izquierda marxista terminó moderándose y logró colarse en el llamado Chiripero, el proyecto político que llevó a Caldera a la presidencia, que fueron quienes después lograron indultar a Chávez.  Nada es casualidad. Hasta ese momento, esto fue lo más cerca que estuvo Fidel del poder en Venezuela.

Con la llegada de Chávez al poder luego de la presidencia de Caldera, muchos pensaron que él era el portal de entrada de los cubanos al poder en Venezuela. Y en efecto, recordamos cómo Chávez empezó a venderle al pueblo la figura de Fidel como su padre putativo.

Quién era Chávez

Sabemos todo del Chávez insurrecto, y su intento de golpe de estado contra CAP que fue un fracaso que lo llevó a la cárcel. Luego fue liberado por un Caldera prácticamente momificado por la edad avanzada, una vez en la calle se activa el Chávez político.

Hablemos un poco de ese Chávez antes de ser el político de calle. Lo más cerca que estuvo de una multitud fue dirigiendo la fiesta de Elorza en los llanos de Apure. Esa era su política: reunir un grupo de llaneros para celebrar fiestas llaneras, con mangas de coleo de toros y noches de barranco de militar llaneros. Y ya todos sabemos de qué se trataba eso, en los bares de pueblo. Ese era el Chávez líder; el Chávez de la fiesta llanera.

Esa práctica en las fiestas llaneras fue lo que lo que él llevó a la política y lo convirtió en un líder popular. El hombre del llano de Barinas se presentó como un personaje antisistema que llamaba a un cambio histórico. Decía que Venezuela iba a ser grande, que sería el renacimiento de Bolívar, que Venezuela sería la nueva potencia, y todos esos cuentos que nos meten en la escuela en la clase de historia.

Chávez jugó con esas fantasías, que previamente han estado en nuestras mentes, ya nos hacen leerlas en las clases de historia: “el destino de una gran nación, llamada a liderar la humanidad”. Y todos los demás cuentos fantasiosos que nos enseñan. Así que Chávez, muy habilidoso, se metió con sus mentiras en la mente de los venezolanos, como dije, ya estaban previamente programados por una educación de historia llena de mitología de superhombres desde los tiempos de la guerra de independencia.

La habilidad de Chávez de engañar siempre fue admirable. Buena parte del pueblo venezolano lo idolatraba y le creía. Chávez llegó al poder con un proyecto nacionalista que él llamó la Quinta República. Según él, era un proyecto bolivariano fundado en las ideas de Simón Rodríguez y el presunto árbol de las tres raíces que sólo estaba en su mente. En su cuento mitológico, Chávez colocaba a Bolívar como el padre de una nueva era para los venezolanos, donde se iba a empoderar al pueblo.

Mientras más necedades hablaba Chávez, más lo querían, con tal de que trajera dinero. Esto era la clave, Chávez sabía muy bien lo que quería la gente, así que su proyecto bolivariano empezó a envolverlo con dinero. Fue así que lanzó en paralelo un programa de televisión llamado Aló, Presidente. Era un maratón de horas que en ocasiones llegaba a durar hasta más de 8 horas.

Chávez se enorgullecía de decir que Aló Presidente, era el programa más visto de la televisión venezolana, había realizado 330 ediciones, incluso algunas fuera de Venezuela.

«Vayan preparándose, será un programa Aló Presidente con sus paréntesis respectivos, desde el jueves 28 hasta el domingo 31 (…) Será por capítulos, como una telenovela, habrá de todo, habrá canciones, habrá crítica», decía. El mediático programa tuvo un récord de duración de 8 horas y 15 minutos y participaron presidentes amigos de Chávez, incluyendo al líder cubano Fidel Castro.

El programa de televisión Aló Presidente fue realmente un producto cuidadosamente elaborado para repartir dinero y bienes tales como, neveras, cocinas, carros y casas, de donde sacaba el dinero, vaya usted a saber en qué clase deuda él metía a Venezuela, pero casi siempre se le escuchaba decir que la plata venía del fondo chino. Chávez hacía las veces de tele presentador de lotería, y supuestamente al azar llamaba a alguien por teléfono y le otorgaba una casa, o sino un carro o un televisor pantalla gigante. Así transcurría el programa. Luego, en el mismo programa, daba dinero a los alcaldes y gobernadores, como si fuera un sultán, regalando dinero a todo el que él quisiera. Todos acudían a ese programa y lo veían millones pegados a la pantalla del televisor los domingos con la esperanza de que les tocara el turno de una llamada de Chávez y les diera algo: una casa, un carro, un bono con dinero. En fin, de eso se trataba el proyecto político de Chávez: dinero, y todo el mundo quería estar en eso, al final era una gran lotería, recuerdo que siempre lo decía mi buen amigo Álvaro Tejera.

Luego, presumo que alguien de su círculo cercano, no me extrañaría que fuera Jorge Rodríguez, le dijo que ya era hora de hablar del socialismo. Así que Chávez, sabiendo que era un hueso muy duro de roer, empezó a embellecer el concepto y lo llamó «socialismo del siglo XXI». Así fue como lo presentó, y lo hizo del mismo modo que antes había hecho con el proyecto bolivariano: el socialismo del siglo XXI también era billete para regalar. Ese era el concepto, y así la gente empezó a digerir ese socialismo de Chávez.

¿Era Chávez socialista?

Chávez era, ante todo, un pragmático. Chávez inicialmente vio una oportunidad en el nacionalismo bolivariano, pero pronto se dio cuenta de sus limitaciones: carecía de una base militante sólida. Los únicos nacionalistas disponibles eran los perezjimenistas, a quienes consideraba retrógrados y anticuados. En este grupo no había espacio para su crecimiento.

Fue entonces cuando su hermano Adán, ya inmerso en la izquierda, le presentó a un grupo interesante: los socialistas, recuerdo que esos primeros pasos estuvieron figuras como Gabriel Puerta Aponte. En ese momento, los socialistas estaban en decadencia tras la caída del Muro de Berlín. Chávez vio una oportunidad en esta ideología, no tanto por convicción, sino por conveniencia.

Chávez hizo una mezcla magistral de nacionalismo y populismo, imprimiendo un carácter que resonó profundamente en la mente de los venezolanos, de allí surge su movimiento MVR o quinta república. Utilizó su carisma para llegar a la gente, presentándose como el «defensor de los pobres». Una vez en el poder, entendió que los socialistas de base contaban con un grupo de seguidores leales y fanáticos, algo que los nacionalistas no podían ofrecer. Además, los socialistas atraían a mujeres y jóvenes, sectores clave para construir ese gran movimiento de masas al que aspiraba. Así, Chávez decidió acercarse al socialismo de manera táctica más que ideológica. Este acercamiento inicial fue recibido con cautela por los verdaderos socialistas, que no sabían qué clase de líder estaban enfrentando.

Chávez supo capitalizar el socialismo para construir su movimiento, demostrando que, más que un socialista convencido, era un maestro en el arte del populismo político, fue de esa forma que Chávez llevó el MVR a convertirlo en el PSUV.

Al principio, todo lucía muy bonito. Chávez mezclaba su socialismo con Bolívar y después decía que Zamora también era socialista, pero nada de nombrar a Marx ni a los líderes históricos. ¿Quién creen ustedes que estaba monitoreando todo esto? Fidel y sus camaradas desde la Isla.

Aunque Fidel recibía su billete grueso por ser parte de los amigos de Chávez, no estaba conforme con la falta de identidad ideológica de Chávez. Además, veía cómo Chávez empezó a visitar países como Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina… en fin, casi todos los países donde gobernaban los izquierdistas empezaron a llamarlo porque lo amaban ya que Chávez les llevaba dinero. Y cuando llegaba Chávez a esos países, ¿qué creen que vendía? El socialismo del siglo XXI. Chávez llevaba su piñata de dinero a cada uno de esos países.

Así que Chávez llegaba a esos países; lo invitaban a él, pero no a Fidel. Así empezó a pasar repetidamente. Cada vez se escuchaba menos a Fidel y más a Chávez. Incluso en el Bronx, en Nueva York, Chávez llegó regalando fuel oil para la calefacción, y esto logró que muchos en la Gran Manzana lo amaran. Así que este sujeto, con su «socialismo del siglo XXI», empezó a dejar atrás al viejo socialismo de Fidel, el cual era un bocaza que traía puros cuentos del Che Guevara y pedía plata, a diferencia de Chávez, que venía forrado de dinero. ¿A quién iban a preferir? A Chávez, por supuesto.

Así que Fidel empezó a ver cómo su popularidad se iba disminuyendo, hasta el punto de que Chávez ya no era su hijo putativo, sino su jefe. Así es, Fidel no tenía cómo poner a funcionar las estaciones de gasolina, así que acudía a Chávez, llegando a sentirse a veces ignorado y hasta humillado. Tenía que hacer la cola detrás de los demás mandatarios, ya que todos le pedían dinero a Chávez.

Eso fue muy penoso para este viejo acostumbrado a que lo traten como el primero, porque de eso se trata el comunismo cubano: hablan de igualitarismo, pero son todo lo contrario. A ellos les viene bien el dicho «dime de qué presumes y te diré de qué adoleces». Fidel estaba muy molesto porque Chávez lo ponía en orden de llegada. Incluso, el viejo estaba durmiendo y tenía que despertarse para atender la llamada de Chávez, porque era a la hora que a él le daba la gana de hablar. Y este viejo, ya senil, ya no tenía propósito más que servir a los deseos de Chávez.

Eso realmente era indignante para los cubanos. Que creo que sucedió después, que se cansaron de Chávez. Fue así como se activó el proyecto Maduro, el bateador designado.

Recuerden él empezó con Chávez cuando se le acercó en la cárcel de Yare. Era uno más del grupo, nunca estuvo en el radar más íntimo de Chávez, porque allí estaban los comandantes. Lo que creo es que, en un principio, los cubanos lograron colocarlo como el lleva maletín de Miquelena, a quien presumo espiaba. Como se explica la caída de Miquelena sin pensar en Maduro. Probablemente muchas de las delaciones de los planes de Miquelena fueron reveladas gracias a las diligencias de Nicolás.

Nicolás, el candidato de Manchuria

Nicolás era un disciplinado operador cubano, fue entrenado meticulosamente por la agencia de inteligencia cubana durante su estadía en la isla. El entrenamiento cubano lo convirtió tal cual la película El Candidato de Manchuria. Les explico de qué se trata esta película: es un thriller político ambientado durante la Guerra Fría que describe la captura en combate de un joven oficial, hijo de una prominente familia política conservadora de Estados Unidos, durante la guerra de Corea. Este oficial es sometido a un lavado de cerebro, para convertirlo en un agente infiltrado en una intriga política destinada a convertir en presidente estadounidense a alguien manejable por los comunistas.

Una vez que Miquilena cayó en desgracia y fue defenestrado por Chávez, los cubanos lograron posicionar a Maduro dentro del círculo de Chávez, subió en los escalones políticos como ninguno de su grupo y no por inteligente. Finalmente, lograron colocarlo en una posición estratégica, la cancillería, desde donde los cubanos lograron por vez primera incorporar a una verdadera pieza de ellos.

Los cubanos, hasta este momento, no contaban con un verdadero actor clave, y cada vez lo vieron más difícil. Siempre desconfiaron de todos los miembros del gabinete de Chávez, con la excepción de los hermanos Rodríguez. Siempre mantuvieron distancia con Diosdado Cabello, a quien consideraban un contrarrevolucionario. Igual pensaban de Rafael Ramírez, y del resto, como Giordani, a quien calificaron de proto adeco, y Navarro un revisionista. En fin, la pieza más crucial era Nicolás. Captado por ellos desde joven, no sabemos el nivel de control que ejercían sobre él. Pero cualquiera que haya ido a la isla de la juventud en calidad de estudio, sabe lo que se hace allí: un adoctrinamiento extremo.

En 2012, los cubanos lograron que Chávez eligiera a Nicolás Maduro como su vicepresidente. Así que sale de la Cancillería para la Vicepresidencia. ¿Quién se iba a imaginar que este sujeto, sin ningún tipo de educación, impotable incluso para el más ecléctico del radicalismo comunista—ni Bakunin en su anarquismo, ni Lenin en su socialismo—imaginara semejante falta de educación en su círculo cercano? Pero así fue Maduro, lo que nos hace preguntarnos en qué estado mental estaría Chávez para aceptar semejante «calamar».

Recuerden que eso ocurrió en 2012, precisamente en el momento en que se enteraron de la existencia del cáncer de Chávez. Nada de casualidades.

Volvamos a los puntos conexos. Recuerden que les dije que Fidel estaba cansado del maltrato que le daba Chávez. Dos de los sueños más importantes para Fidel estaban amenazados: el primero, ser recordado como el más grande socialista de América, ya estaba bien acabado porque Chávez se había convertido en el nuevo icono de los socialistas. Fidel pasó a un segundo plano, algo muy malo para ese lobo viejo. Luego, el segundo sueño, el de apoderarse de Venezuela, también estaba en pico de zamuro. De hecho, Chávez ya quería apoderarse, pero de Cuba, porque tenía presencia en todas partes y lo seguían multitudes. Las alarmas estaban encendidas en La Habana.

Y sucedió lo que todos sabemos y nadie esperaba: en 2011 se da la noticia del cáncer de Chávez. El 20 de junio de 2011 Chávez fue intervenido en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) en La Habana sin que la información trascendiera públicamente. Los detalles de la operación no se conocieron oficialmente hasta 10 días después. El 30 de junio de 2011, Chávez confirmó en un discurso televisado desde La Habana que se estaba recuperando de una operación para extirpar un tumor con células cancerosas. El vicepresidente, Elías Jaua, declaró que el presidente se mantuvo en «pleno ejercicio» del poder y que no había necesidad de transferir el poder debido a su ausencia del país. Un informe de 2 de julio en El Periódico de Catalunya informó que, de acuerdo con fuentes diplomáticas venezolanas, Chávez tenía «cáncer de colon que ha perforado la pared intestinal y ha causado una infección en el abdomen.»

Casualmente, los médicos tratantes del cáncer de Chávez eran cubanos, quienes lo rodeaban herméticamente. No había forma de enterarse del desarrollo de la salud de Chávez.

Se sabe que la enfermedad de Chávez se hizo pública en mayo de 2011. El 30 de junio de 2011, Chávez confirmó en un discurso televisado desde La Habana que se estaba recuperando de una operación para extirpar un tumor con células cancerosas. El Vicepresidente, Elías Jaua, declaró que el presidente se mantuvo en «pleno ejercicio» del poder y que no había necesidad de transferir el poder debido a su ausencia del país. Sin embargo, el 3 de julio de 2011, el gobierno venezolano negó que Chávez tuviera cáncer de colon, indicando que el tumor había sido eliminado completamente y que Chávez se dirigía hacia una «recuperación completa».

Durante dos años, Chávez luchó contra la enfermedad hasta el 11 de diciembre de 2012, cuando fue operado por cuarta vez en La Habana, Cuba. La intervención quirúrgica duró seis horas, y se inició un delicado proceso postoperatorio. El 13 de enero de 2013, el ministro de Comunicación e Información, Ernesto Villegas, informó que, a pesar de su delicado estado de salud, la evolución clínica de Chávez había sido favorable después de la compleja intervención quirúrgica.

El 18 de febrero de 2013, Chávez anunció en su cuenta de Twitter que había regresado a Venezuela. Desde dos meses antes, el Hospital Militar de Caracas se preparó para recibir al mandatario nacional, donde su reclusión y recuperación se llevó a cabo.

El 5 de marzo de 2013, alrededor del mediodía, el vicepresidente Nicolás Maduro informó a los medios públicos de comunicación que Chávez sufría de una infección muy severa. Más tarde ese mismo día, se anunció el fallecimiento del presidente Hugo Chávez a las 16:25 hora local.

Es notable que desde su presunto regreso a Venezuela, Chávez nunca hizo una aparición pública. Toda la información sobre su estado de salud fue comunicada por terceros, a menudo a través de medios como fotografías, escritos de prensa y Twitter. Esta falta de transparencia levanta sospechas.

Además de su enfermedad, si nos remontamos un poco en la cronología, no podemos pasar por alto el hecho de que el 8 de diciembre de 2012, Chávez manifestó que, en caso de no superar el cáncer que padecía, Nicolás Maduro, en su calidad de vicepresidente, debería ocupar el cargo de presidente de la República hasta la convocatoria de unas hipotéticas nuevas elecciones, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 233 de la Constitución.

Para esas elecciones, pidió el apoyo popular a Maduro, indicando: «Como dice la Constitución, si se presentara alguna circunstancia sobrevenida (así dice la Constitución) que a mí me inhabilite; óigaseme bien, para continuar al frente de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, bien sea para terminar los pocos días que quedan (¿cuánto, un mes?, sí, un mes), y sobre todo para asumir el nuevo periodo para el cual fui electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes; si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, yo… Nicolás Maduro, no solo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el periodo sino que mi opinión firme, plena como la Luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que, en ese escenario que obligaría a convocar, como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República.»

Los cubanos al poder en Venezuela

Convenientemente, Chávez no logró superar esa operación. Fue de ese modo que el señor Nicolás Maduro se convirtió en presidente, luego de una jornada electoral en la que ganó a Capriles por menos de 300.000 votos, un fraude electoral gigantesco. Fue así, apoyado por las fuerzas militares, que los cubanos llegaron formalmente al poder en Venezuela.

Hasta allí llegó el proyecto bolivariano del socialismo del siglo XXI. El desmantelamiento de las misiones, el cierre de los cupos para viajeros, Cadivi, las plataformas de CDI, la caída de los ingresos, todo empezó a ser desmantelado.

Miraflores se convirtió en una cacería de brujas, pero de chavistas. Por instrucciones de los cubanos, comenzó la purga interna, y de ese modo salieron todos los ministros no ideológicos y considerados una amenaza para Cuba. Salieron Ramírez, Navarro, Elías Jaua, Giordani, y otros. Sobrevivieron algunos, como Diosdado Cabello, siempre y cuando se comportara como perrito faldero de Nicolás. Le dejaron su programa de TV, Con el mazo dando, para que hiciera su trabajo de vieja comadre del chisme de barrio y se sintiera útil en su papel de guardián revolucionario.

Y esto es lo que al final ha hecho Nicolás: convertido a Venezuela en un gran trofeo para los cubanos. Hoy, gracias a Nicolás, son los cubanos quienes gobiernan en Venezuela.

¿Qué ha sucedido con Nicolás Maduro que lo separa de Chávez y su política? No solo es que haya removido al gabinete de Chávez y dejado a los leales a Maduro; la purga no ha cesado y cada día sale un nuevo expulsado del poder. El último fue Tareck el Aissami, a quien le endilgan el robo de 25 mil millones de dólares, aunque la verdad sea que conspiro para derrocar al tirano.

Maduro ha impuesto su propio sello cubano. Lleva un récord de crímenes contra los opositores y disidentes, al punto de que ha hecho algo nunca logrado por la dictadura cubana: ser reconocido como criminal ante la Corte Penal Internacional. Así que Maduro ha impreso su propia marca como buen discípulo de Fidel. El candidato manchuriano está activado, haciendo el trabajo de los cubanos en Venezuela. Su círculo más cercano es totalmente cubano, sus guardaespaldas son cubanos. Y todos los ministros tienen cuentadantes cubanos. Eso es Maduro actualmente.

Siempre les he dicho a los chavistas, observen que, poco a poco, ha venido desapareciendo la imagen y figura central de Chávez. Ya ni se menciona el socialismo del siglo XXI, solo se habla de socialismo, pero es Maduro quien habla del socialismo clásico en sus discursos. Ha traído de vuelta el viejo cuadro de Fidel, y su canciller Yván Gil pasa más tiempo en La Habana que en Caracas. Así que los militares, empezando por Padrino López, tienen que rendir pleitesía a los comandantes cubanos.

Así que el segundo sueño de Fidel sí lo pudo lograr: apoderarse de Venezuela. Porque el primero, ser recordado como el primer gran socialista de América Latina ha sido desdibujado por su adulancia pública a Chávez. Así que de esa última forma es que ha quedado su figura: como el padre alcahueta de las vagabunderías de Chávez.

Finalmente, solo podemos inferir que el destino de Chávez fue servir de escalón para el ascenso de una forma de poder y dominación extranjera en suelo venezolano, específicamente por parte de los cubanos. ¿Era Chávez consciente de que esa iba a ser su función? ¿Estaba de acuerdo con ello? No lo sabemos. Cualquiera con sentido común no habría estado de acuerdo.

Probablemente, si Chávez hubiera adoptado una forma populista al estilo Perón, alejado de Fidel Castro y su socialismo, quizás otra sería la historia.

Chávez quiso reinar en un lugar donde no lo querían y al cual no pertenecía. Se aprovecharon de él, jugaron con él. Al final, lo usaron para quedarse con todo un país. Hay que admitir que terminó siendo, queriendo o sin querer, en un agente de ayuda útil de una nación extranjera como Cuba, que ahora domina el cerebro de este gobernante criminal que tiene Venezuela, Nicolás Maduro.

Un paréntesis: cuando conocí a Maduro

Estaba recién estrenado Chávez en el poder. Yo tenía una columna en el diario La Religión llamada «Cartas a Chávez», en la que escribía de forma crítica y satírica sobre su gobierno. Recuerdo que el general Ennio Torres me dio la oportunidad de escribir en tan prestigioso diario. Acerca de Nicolás Maduro, recuerdo que nos citamos para encontrarnos en la sede del Palacio Federal. Él salió para disculparse, diciendo que en ese momento no podía atenderme, y pospuso la reunión para otro día. En ese entonces, Nicolás Maduro era una especie de asistente de Luis Miquilena.

Esa semana, volví a ver a Maduro en el cafetín del Círculo Militar, donde estaba reunido con unos militares. Yo estaba reunido con el General Suju Raffo. Creo que al verme con Suju, nunca más recibí una invitación de Nicolás. Pero lo vi una vez más, en el velorio de Chávez, en el salón de la antigua Academia Militar en Fuerte Tiuna.

En esa ocasión, acompañé al coronel Pompeyo, ya que formaba parte de la Sociedad Bolivariana. No hicimos la cola del millón de asistentes; entramos por el lado trasero de la Academia, donde llegaban las autoridades y los militares. Pude ver a todos ellos. Estaban Nicolás Maduro, Tareck el Aissami y, naturalmente, el caudillo Chávez. A este último lo vi en su urna.

Siempre tuve mis dudas sobre la naturaleza antidemocrática de Chávez, de hecho, voté por Salas Römer, nunca esperé que esto de Chávez terminara de esa forma para los venezolanos; una dictadura de largo plazo con sucesión en un tirano procubano.

Así que después de todo, solo podemos inferir que el destino de Chávez fue servir de escalón para el ascenso de una forma de poder y dominación extranjera en suelo venezolano, específicamente por parte de los cubanos. ¿Era Chávez consciente de que esa iba a ser su función? ¿Estaba de acuerdo con ello? No lo sabemos. Cualquiera con sentido común no habría estado de acuerdo. En fin, lo cierto es que sirvió de escalón para la llegada de Maduro al poder.

Será hasta una próxima ocasión, nos seguimos leyendo en El Nacional.

@estebanoria

 

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