Maduro, nacido en Colombia y con una entrada ilegal a Venezuela, ha utilizado su falta de compromiso con el país para normalizar su ilegitimidad, con el fin de implementar un plan estratégico que no solo busca aferrarse al poder, sino también convertir a Venezuela en una nación esclava, convirtiéndola en pieza de cambio en una jugada clave de la geopolítica global. Para ello, se ha aliado con potencias como Rusia y China, con el objetivo de consolidar su influencia y someter a toda la región bajo su dictadura.
A Maduro no le interesa si los venezolanos comen, si se visten o cómo viven. Su único interés es preservar las reservas de petróleo extrapesado para usarlas cuando el petróleo ligero del Medio Oriente se agote, ese tiempo esta por venir. Actualmente, cuenta con el apoyo de dos potencias globales: Rusia y China, que comprenden el valor estratégico de Venezuela en ese futuro escenario.
El petróleo ligero se agotará en menos de 15 años. En ese momento, quedarán reservas de petróleo mediano, pesado y extrapesado. Será entonces cuando el petróleo venezolano adquirirá un valor estratégico, pues el país posee los mayores yacimientos de crudo pesado y extrapesado del mundo.
Maduro lo sabe, por eso su objetivo es mantener su dictadura hasta que el mundo enfrente la escasez de petróleo ligero. En ese punto, Venezuela será uno de los pocos países con capacidad para explotar petróleo pesado y extrapesado, lo que le permitirá ejercer una influencia significativa en el ámbito internacional. Sin duda el precio de la gasolina estará por las nubes y esa hará caer a muchos gobiernos.
Así como Maduro ha utilizado Petrocaribe para someter a las islas del Caribe y convertirlas en aliadas en las votaciones de la OEA, intentará replicar esta estrategia con países del hemisferio occidental, como Ecuador, Perú, Chile y Argentina, entre otros. Su verdadera amenaza radica en los países que no logren electrificar la mayoría de su parque automotor. Estos países quedarán a expensas de la voluntad de Maduro, quien tendrá el poder de controlar los precios del petróleo y, con ello, la gasolina, por lo tanto, someter a naciones enteras. Incluso Estados Unidos, si no avanza en la conversión de su flota de vehículos a eléctricos, podría quedar vulnerable a los caprichos de un dictador que maneja el petróleo como una herramienta de extorsión. Esto lo convierte en una amenaza hemisférica.
Mientras tanto, Venezuela sigue en pausa. Maduro ha comenzado a implementar su modelo dictatorial con el objetivo claro de que la mayor cantidad posible de venezolanos huya, generando crisis migratorias y problemas para otros países receptores de la migración venezolana. Todo esto, mientras gestiona el negocio del petróleo sin distracciones ni oposición. Venezuela será explotada como una vaca lechera hasta su agotamiento, sacrificando a su población en el proceso. Hoy no hay hospitales, y no los habrá en el futuro. Así como no hay electricidad hoy, tampoco habrá en el futuro. De la misma manera, no hay gasolina hoy, y no la habrá en el futuro. Y esto nada tiene que ver con el supuesto bloqueo que ellos argumentan. Tan solo el año pasado Venezuela recibió 20.000 millones de dólares, nada de eso se destino para el gasto social, todo se lo quedo Maduro y su entorno.
A pesar de ser un país petrolero, Venezuela bajo Maduro ni siquiera puede refinar suficiente gasolina para cubrir la demanda interna. Esto tampoco se debe a un bloqueo externo, como él argumenta, sino a su falta de interés en explotar las reservas de petróleo ligero que aún existen en Venezuela. Estas reservas representan aproximadamente entre 10% y 20 % del total, con unos 30.000 millones de barriles. Sin embargo, han sido abandonadas deliberadamente, ya que el régimen prefiere importar petróleo ligero de Irán y Argelia para mezclarlo con el crudo extrapesado del Orinoco y así refinarlo.
Maduro tampoco tiene interés en preparar al país para la transición hacia vehículos eléctricos, ya que su prioridad es preservar el petróleo como fuente de riqueza para él, su familia y sus aliados, en particular Rusia y China. De esta manera, Venezuela ha sido convertida en un país de esclavos, sometido al capricho de un dictador que busca maximizar su poder y control.
Es importante recordar que Maduro no siente amor ni tiene compromiso con los venezolanos, ya que no es verdaderamente venezolano. Nació en Colombia y entró ilegalmente a Venezuela, logrando obtener la nacionalidad venezolana a través de las políticas de naturalización de los gobiernos de AD y Copei. Posteriormente, con el apoyo del partido de Chávez, se eliminaron los registros que evidenciaban su estatus original como inmigrante ilegal.
Su llegada a Venezuela estuvo marcada por la huida de los paramilitares, y ese pasado moldeó su resentimiento hacia la derecha, un sentimiento que trasladó a los venezolanos, especialmente a aquellos vinculados a los partidos tradicionales, a quienes despectivamente llama oligarcas. De este pasado también emerge su odio de clase, combinado con su desprecio hacia los venezolanos, lo que nos deja con un invasor en la presidencia.
Además, Maduro fue formado políticamente por el régimen cubano, que lo utiliza como una herramienta para expandir su influencia en la región. Su estrecha alianza con Rusia y China refuerza su capacidad de resistir la presión internacional y avanzar en su plan estratégico, consolidándose como un actor clave para los intereses de estas potencias en América Latina.
Actualmente, el petróleo venezolano tiene poca demanda porque el crudo extrapesado es costoso de convertir en productos refinados. Los países prefieren adquirir petróleo ligero, que es más fácil y económico de procesar. Esto desmiente la narrativa de Maduro sobre un bloqueo internacional como causa de la crisis económica. Su verdadera estrategia es conservar las reservas de petróleo extrapesado, sacrificando el bienestar del pueblo para garantizar su control futuro del mercado energético global.
En un futuro no muy lejano, países que no logren electrificar la mayoría de su parque automotor enfrentarán las consecuencias de pagar un petróleo caro y depender de un dictador que ya ha demostrado su capacidad de extorsión. Maduro busca exportar su modelo de dictadura a países como Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Brasil y Colombia. Si no se toman medidas, estas naciones podrían verse sometidas a las mismas condiciones de explotación y control que hoy enfrenta Venezuela. El tiempo para prepararse es ahora.