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Foto EFE
El régimen a la deriva
Más allá de la narrativa triunfal, el madurismo sabe en su escasa y cada vez más reducida composición que se ha adentrado en la peor fase de su sobrevivencia política.
La celebración por la “juramentación” no ha logrado distanciar al pueblo del triunfo contundente del 28J. Revés que ha provocado una desacumulación de fuerza notable en cuanto el desarrollo político interno y a la percepción que sostienen hoy todos los estratos sociales con respecto a su permanencia en el poder dependiente de las arbitrariedades y la excesiva persecución y violencia a través del aparato represivo.
Si bien la política internacional ha generado importantes decibeles de rechazo ante el fraude electoral, la repercusión absoluta apenas inicia por la decisión de enrostrarse abiertamente como una dictadura, desconociendo la voluntad popular y la constitución, pudiendo inferir que la posición internacional será plenamente visible después del 10E, y tendrá un impulso superior posterior al 20E, por la entronización de Donald Trump como 47 presidente de Estados Unidos y toda la carga arrolladora que simboliza en la propia dimensión de su entorno contra el madurismo, teniendo el régimen opciones muy limitadas de recalcular su marcha acelerada al infierno político, y con la información que poseen del costoso lobbismo que han ejercido a través del conglomerado petrolero y sus asociados, deberían ser conscientes de que la naturaleza actual de Trump, que no solo se ubica en la necesidad de establecer hegemonía de los intereses de Estados Unidos, sino de notoriedad personal en la historia y lo consagrará si es exitoso ejecutando la narrativa que impulsa y defiende de justicia e implacabilidad contra sistemas totalitarios.
En esta dirección el New York Times publicó un artículo excesivamente relevante con respecto a la posición de la administración Trump, titulado: «Deponer a Maduro, suscrito por el especialista en política internacional, Bret Stephens, quien plantea: “Aquí hay un objetivo que ya es hora de cumplir, moralmente correcto y en nuestro interés de seguridad nacional: derrocar al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, mediante diplomacia coercitiva si es posible o fuerza si es necesario”, argumentando incisivamente sobre los riesgos de permanencia del régimen venezolano como desafío a la estabilidad regional, destacando sus vínculos internacionales y su papel en el incremento de problemas hemisféricos claves, generando aún mayor interés sobre el desarrollo de este artículo por cuanto expone elementos sustanciales que fueron expresados en la audiencia de comparecencia por su nominación a secretario de Estado el destacado senador republicano de Florida Marco Rubio, quien en el mismo hilo de Stephens ha expuesto la existencia de una base de desarrollo de drones” en una base aérea venezolana, llevada a cabo por Irán, información que complementa con un detallado artículo de investigación publicado por Infobae, suscrito por la destacada periodista venezolana Sebastiana Barráez, especialista en fuentes militares; por su parte, Marco Rubio también critica la vulneración de los derechos humanos en Venezuela y el aumento progresivo de la violencia en Estados Unidos, por la penetración de la banda organizada categorizada ya de elemento terrorista, dependiente del régimen de Maduro denominada Tren de Aragua.
Definitivamente, la sumatoria de adversarios hace la sobrevivencia del madurismo un aspecto frágil de considerar, responder con violencia a lo interno de Venezuela, será difícil de inobservar para la nueva administración, en términos económicos la licencia de Chevron será un duro golpe financiero que limitará el desempeño del madurismo, la relación de Rusia y Estados Unidos, estribará en la propia posibilidad de mantenerse Putin al costo de muchos sacrificios, e igualmente China a los ojos de todos intenta salvar a TikTok, como primer desafío comercial quizás contando con la bisagra del empresario Elon Musk, quien ha construido en poco tiempo una relación de intereses pero aparentemente muy amena con Giorgia Meloni de Italia, Nayib Bukele de El Salvador, y el polémico y destacado Javier Milei de Argentina, todos ellos en un bloque moralmente intransigente y letal contra la conducta de Nicolás Maduro y dispuestos a desafiar su permanencia en el poder.
El desempeño opositor
Los partidos de oposición no han superado la crisis de perder la conducción política en Venezuela, el nivel de cuestionamiento de la mayoría es equivalente al Monte Everest, una cima muy elevada que no podrán superar. La pérdida de credibilidad por las constantes y permanentes relaciones con el madurismo no pasan inadvertidas ante la opinión pública nacional, y pretenden cuestionar el liderazgo de María Corina, y sumarse a una escalada del llamado alacranato en miras de elecciones de alcaldes, gobernadores y Asamblea Nacional, en desconocimiento de los resultados del 28J, y por supuesto en contra de la Constitución.
Parece indispensable en este preciso punto histórico definir la unidad de mando en el ecosistema opositor, condición que desde las elecciones primarias y las elecciones del 28J, ya definió la población, apoyando masivamente y descargando la confianza total en María Corina Machado, quien tiene la responsabilidad de cuidarse del acecho del régimen de maduro y también cuidarse del acecho de los falsos opositores, socios y cómplices del sistema totalitario, ese segmento tiene partidos, colores y personajes representados en las figuras de; Manuel Rosales y otros de UNT, Henry Ramos, Luis Aquiles Moreno y otros de AD, y Henrique Capriles de PJ, y seguramente muchos otros que han mordido el anzuelo del régimen a través de Rodriguez Zapatero, y el grupo español que compra favores y financia a Partidos de la Plataforma Unitaria, y también del grupo de Raúl Gorrín y Globovisión.
No obstante, María Corina y el presidente Edmundo González tienen la responsabilidad histórica de cuidar su entorno, y establecer los marcadores correctos con relación al desempeño de figuras que el país observa con detenimiento, porque lo peor que se puede hacer es ignorar la desesperanza, y decepción de la población por los hechos del 9 y 10 de enero, si bien la responsabilidad de la conducción les corresponde y es tarea de todos ayudar, son ellos los que deben considerar la fuga de información una peligrosa acción que tiene mucho tiempo enraizada en los sectores de la oposición.
Ahora bien, con la intención de superar los obstáculos, me parece oportuno traer de comentario un fragmento de la película All the way, por sola casualidad. Hasta el final, la película narra el desempeño del presidente Lyndon B. Johnson, después del asesinato de John F. Kennedy, y la dura tarea por la aprobación de la Ley de los Derechos Civiles con igualdad de condiciones a la población negra, teniendo un fragmento particularmente maravilloso en la primera presentación del presidente Johnson al Congreso: «Todo lo que tengo lo daría con gusto para no estar aquí el día de hoy, el mayor líder de nuestro tiempo ha sido abatido en la mayor infamia de nuestra era, John F. Kennedy dijo a sus compatriotas que nuestra labor nacional no acabaría durante esta administración, quizás ni siquiera en nuestra vida, pero él dijo hay que empezar, ahora les digo que hay que continuar”.
De tal manera que confiando en la fuerza moral, en las capacidades y sobre todo en la transparencia del liderazgo de María Corina, considero importante la determinación de la unidad de mando en función de ella y el presidente Edmundo González, quienes deben insistir al país en la necesidad de continuar, empinándose sobre los errores y los obstáculos desde su propia condición ética que ha impulsado a la población hasta estas instancias de lucha por la libertad y la democracia.
El madurismo se extingue en su inviabilidad histórica, y ante su difícil permanencia se requiere un movimiento opositor sólido y robusto al mando de María Corina Machado.