“Todo bicho malo es cobarde”, decía mi abuela, Maduro es un mitómano y miedoso, por eso después del fraude, Diosdado lo lleva nariceado, somos conscientes de que es capaz de ordenar las peores atrocidades, pero no resiste presión.
El estado de opinión de la población venezolana es negativo sobre Maduro y existe un consenso generalizado en responder al llamado de la líder María Corina, en salir el 10 de enero para restituir el hilo constitucional y respeto a la soberanía popular.
Cuando sus organismos de seguridad comiencen a reportarle el levantamiento popular, las piernas no le van a dar para reunirse con toda su mafia de ministros y diputados en un solo lugar; él debería sospechar que su situación realmente está mal cuando alguien le recomienda o asume que, por su seguridad, es mejor hacer el acto en el Cuartel de la Montaña o algún lugar del Fuerte Tiuna, por especular un sitio alterno.
La salida al exilio de Maduro puede ser una opción muy complicada para él, su vida, desde mi punto de vista, corre peligro si intenta abandonar el barco, los cubanos o el propio Diosdado que controla los aeropuertos pueden actuar en su contra, si le sumamos la orden de captura y recompensa por él.
Nicolás sufre las consecuencias de dos decisiones erróneas: la de intentar reelegirse por tercera vez, que con las presidenciales lograría legitimidad internacional y fortalecerse; y segundo, hacer fraude electoral, que con violencia e intimidación podría someter al pueblo venezolano.
Le recomendaría, igual que lo hacen los expertos en rescate y salvamento cuando un grupo de personas no quieren evacuar al paso de un huracán, que se tomen una foto con ropa, una selfie y escribir sus fechas de nacimiento en el cuerpo, para que luego puedan ser rescatados con facilidad.
Son millones de hombres y mujeres decididos a vivir sin miedo a un Estado que aplica sistemáticamente el terrorismo y secuestra niños. Es un error de ellos suponer que el pueblo que liberó cinco naciones les tenga miedo y que podrán someterlos con dos servilletas que sacaron de las papeleras del CNE y el TSJ, si sus organismos de contrainteligencia o en reuniones con el alto mando de aduladores militares que acompañan su fraude se quieren mentir, es su responsabilidad.
El pueblo se ha comportado con mucha inteligencia y fuerza, el llamado de María Corina fue a participar en las primarias y ella reconoció que se sorprendió de la participación, luego llamó a ejercer el voto, pero nunca dijo que fuesen desde la noche anterior a los centros electorales a votar, ahora el llamado es a mantener el foco en el 10 de enero para hacer respetar la soberanía popular y juramentar a Edmundo González Urrutia, ¿qué ira hacer el huracán de la libertad y democracia venezolano?, es impredecible.
Maduro logró crear la unión cívico-militar-policial, pero en su contra, se demostró el 28J, cuando todos en perfecta unión votamos por Edmundo y se recuperaron las mayorías de las actas. Si esa unión fuese a favor del régimen, la oposición no hubiese conseguido ni una sola acta, perdió completamente su base de apoyo popular, la única igualdad social que logró distribuir, es igualdad de represión y pobreza.
Los discursos autoritarios del régimen solo muestran miedo, la necesidad de chantajear a dirigentes políticos, un desespero por reconocimiento que no tienen fuera y mucho menos dentro del país, amenazando a millones de venezolanos luego de una elección donde demostraron ser un grupito pequeño, es de disociados.
Revisando las redes sociales, confieso que también estuviese preocupado, la sociedad civil ha publicado un perfil de cada uno de los miembros del régimen y sus cómplices muy completo y preciso, el pueblo lo sabe todo y de todos.
El mayor problema del régimen es que el pueblo venezolano en particular es hijo de Dios, este pelea las batallas con sus hijos y nunca pierde.
El otro problema que tienen es el juicio en Estados Unidos, con recompensa incluida. Por diversas declaraciones, es de conocimiento público que el gobierno de Joe Biden le invitó a negociar los casos, liberaron a sus sobrinos narcotraficantes y perdonaron a su testaferro que importaba comida vencida, con sobreprecio de México.
Desde el punto de vista político están cerrando todas las opciones con Estados Unidos, ellos están muy claros en que fueron derrotados electoralmente, creo que esta es la última oportunidad que se les presente para negociar. No negociaron su salida con los republicanos, tampoco con los demócratas, ni máxima ni mínima presión diplomática-económica las asumieron como políticos sino como bandidos, como dice el dicho: “están enterrando el hacha y botando el mango”, la única opción que están dejando es la opción de fuerza.
Diosdado hizo una invitación formal a sus pocos seguidores a la juramentación de Maduro ante la Asamblea Nacional, con la asistencia obligatoria de los ministros. Con mucha responsabilidad, no creo que lo hagan con la formalidad del caso, los visualizo en un lugar rodeado de militares junto a Jorge en un show escondido.
Una de las preocupaciones que tienen actualmente es la propuesta de la izquierda en salir el 10 de enero en un enjambre rojo rojito, que se confundan con sus pocos seguidores y puedan llegarle a Maduro.
Es muy importante y determinante que la dirigencia política oriente al ciudadano a no caer en falsos positivos del régimen antes del 10 de enero, mantener la unión, fortalecer la organización y comunicación, seguir concentrados en el llamado al 10 de enero.
El régimen intenta silenciar al pueblo y los políticos opositores, por eso los artistas, periodistas, influencers, intelectuales con capacidades de comunicar de forma masiva son un factor decisorio.
El liderazgo político no debe preocuparse por el lugar donde se oculte Maduro para su show, incluso si decidiera agarrar el valor que no tiene para ir a la asamblea, para eso deben existir unos responsables, lo importante es recuperar todos los espacios políticos de poder ese día. El país necesita finalizar con el sistema opresor y poder comenzar una nueva era, enfocada en un estado respetuoso de la libertad, la vida y en perfecto equilibrio entre los derechos colectivos e individuales.
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