Nicolás Maduro cree sobrevivir su destino con la asesoría económica rusa y la entrega de la estatal petrolera Pdvsa a la empresa rusa Rosneft.
El viceministro de Finanzas de Rusia, Serguéi Storchak, informó el viernes de la semana pasada que Nicolás Maduro está esperando por las recomendaciones producto del informe sobre los cambios en la economía de Venezuela, después de la última visita de la misión de expertos rusos. Para tal fin, Storchak propuso el envío de especialistas rusos de forma permanente al país bolivariano, para que los asesores económicos comprendan las relaciones microeconómicas y no solo la coyuntura macroeconómica.
El viceministro ruso no sabe que en Venezuela el consumo, la producción, los mercados, el equilibrio general y la economía del bienestar están determinados por el Plan de la Patria 2019-2025, «el testamento de Chávez».
A propósito, para el período 2013-2019, los resultados económicos y sociales muestran un comportamiento muy alejado y contrario a las metas propuestas en el plan, por ejemplo, el PIB: tasa de crecimiento promedio anual entre 3% y 4%; Inflación: una tasa promedio anual de 20%; Producción petrolera: crudo 3,3 MMBD en 2014 y 6 MMBD en 2019; Desempleo: tasa promedio entre 5% y 7%; Pobreza extrema 0% y Pobreza 15% en 2019.
Por otro lado, Storchak declaró que Rusia está dispuesta a proporcionar a Venezuela «apoyo metodológico» en la liquidación de su deuda externa, que está en fondos privados. El funcionario ruso conoce que, para obtener recursos de los organismos multilaterales, Venezuela debe tener un acuerdo con los acreedores privados, especialmente con los tenedores de los bonos. De lo contrario, el país no tendrá acceso a nuevos capitales para generar bienestar económico.
Si la variable política es constante, es decir, Nicolás Maduro continúa usurpando la presidencia, las sanciones de Estados Unidos seguirán vigentes. Lo que imposibilita al régimen tener acceso al sistema financiero del dólar. Además de la reducción de la capacidad de producción, y por ende la exportación, de petróleo y productos refinados de Pdvsa.
Para sobrevivir estas condiciones, el régimen chavista ha desarrollado un plan para evadir las sanciones estadounidenses que incluye una exportación de petróleo entre 700.000 y 800.000 barriles/día y una producción de crudo entre 900.000 y 1 millón de barriles/día. Lo que generaría alrededor de 12.000 millones de dólares netos anualmente, con un precio promedio del barril de 65 dólares. Para ello, Maduro estaría considerando la opción de entregar las operaciones de Pdvsa a la petrolera rusa Rosneft, de acuerdo con la información publicada por el diario El Nacional. Un negocio que favorecería a Rosneft, la cual participa en varios campos petroleros venezolanos: Petromonagas (40%), Petromiranda (32%), Petroperijá (40%), Boquerón (26,6%), Petrovictoria (40%) y Junín 6 (más del 30%).
La economía rusa es la de un país del tercer mundo. Exporta petróleo, gas natural y otras materias primas e importa todo lo demás. En 1990 dejó atrás la economía planificada centralmente, para adoptar una economía de mercado globalmente integrada. Esto le permitiría al viceministro de Finanzas ruso proponer a Maduro el regreso a una economía capitalista, introduciendo medidas como “la liberación cambiaria y de precios, circulación paralela de divisas, estrecha cercanía entre los valores del cambio controlado y del dólar libre y la importación sin aranceles de miles de rubros”. El sucesor de Chávez buscaría el milagro económico, pero para lograrlo debe romper con el legado del fallecido presidente, el Plan de la Patria. Una acción casi imposible que ejecute. Sería su muerte política.
Porque para el chavismo el Plan de la Patria es la hoja de ruta para liberar a un pueblo, para construir el socialismo: «Es el instrumento de lucha popular que se alzará en nuestros barrios, en nuestros campos, en las fábricas”.
Por otro lado, la entrega de Pdvsa a Rosneft significaría traicionar al pueblo, al abandonar “la defensa y soberanía en la preservación y uso de los recursos naturales estratégicos, con especial énfasis en los hidrocarburos…”.
Ante estas situaciones, Maduro tiene un conflicto, o mata el legado de Chávez (complejo de Edipo) para reconectarse con el pueblo, destruyendo el Plan de la Patria, o continúa adorándolo para seguir arruinando el futuro de Venezuela.