OPINIÓN

 Maduro, la oposición fracasada y la cómplice no asimilan que están derrotados

por Daniel García Daniel García

Los venezolanos ante el engaño, el acoso, la perversión, la crueldad, la pobreza y la división familiar, todos víctimas sin excepción del mal trato y el control social, ejecutado aberrantemente por parte del modelo socialista, liderado por el partido PSUV y siniestramente traicionados por los sectores de oposición que vociferaban, alardeaban, amagaron y fracasaron reiteradamente en el intento de deponer al régimen, finalmente se concluyeron en la necesidad de seguir una ruta que los deslastrara del mal compartido inducido, enquistado y consolidado por la clase política visible y dominante, de todas las tendencias ideológicas, que en 25 años convirtieron a Venezuela en lo que hoy es, un país agobiado y asfixiado por la destrucción, politiquería, la corrupción, la inmoralidad, la componenda y el negociado cupular, ambos sectores victimarios de la democracia, que remataron implementando como política de Estado el esclavismo laboral del siglo XXI. Además, han sido creadores y otros permisivos de la severa crisis ética, moral, económica y humanitaria de las más graves e incontrolables del mundo.

Ya de por sí las circunstancias de precariedad crecientes e interminables que se viven, son el producto del fracaso general de todos los actores políticos irresponsables, pendencieros e indolentes, que tomaron la representatividad que le dieron los ciudadanos en una oportunidad y en otras le secuestraron por la vía del fraude y la negociación. Tomaron y secuestraron el poder como un medio de enriquecimiento personal que ante la opinión pública vincula asombrosamente  a unos con otros sin importar del lado que estén. Se distorsionó el ejercicio profesional y meritocrático de la función pública, la cual fue suplida progresivamente por sectores militares y por incondicionales a una revolución falsaria voraz, troglodita y en muchos casos hamponil que han generado grandes escándalos de corrupción durante toda la era revolucionaria, que se acentuó obscenamente en la última década y que son noticia permanentemente en Venezuela pese al control mediático del Estado y vergonzosamente en el mundo. Hicieron finalmente de la política un oficio cuestionado y casi imposible de ejercer ante su mercantilización donde sus herramientas e instrumentos lograron estatus de empresas productivas para sus autoridades, todas vulnerables ante un sistema judicial y electoral controlado por el Estado hoy en día dueño y señor del espectro político partidista vigente, que ha dejado huérfanas a las estructuras políticas que aún quedaban.

El pueblo venezolano ha dado 3 muestras inequívocas de la decisión tomada en un proceso de primarias planteado por la llamada Plataforma Unitaria, que arrojó un resultado que marcó la primera gran derrota para el régimen y la oposición convocante. Surgió de allí  una líder, María Corina Machado, que se alzó con 93% de los votos. Favorecida por  la voluntad popular, dio además una lección ciudadana ante las adversidades que el régimen y otros sectores fomentaron para explosionar el proceso, que pese a haberse judicializado, posterior a su realización, marcó inevitablemente desde el 22 de octubre de 2023 la derrota del régimen y la minimización en las preferencias de los partidos políticos y la desaparición de muchos otros.

El oficialismo con plomo en un ala, un mes después de las exitosas primarias donde se definió la candidatura la unidad nacional, algo minusválido, nervioso y traumado se aventuró equivocadamente  junto a algunos opositores complacientes  en un absurdo referéndum donde tuvieron varios resultados negativos, que los declararon en emergencia. El primero fue la inasistencia de 95% de la población a esta convocatoria oficial, donde se gastaron grandes e incalculables recursos en su promoción, con resultado pírrico, que por no tener una contraparte que diera fe de sus resultados, fue anunciado al país la participación de un poco más de 2 millones de votantes (cifra cuestionada) que osada e ingeniosamente el rector Elvis Amoroso multiplicó por las cinco preguntas que debía aprobar cada elector  y le arrojaron como resultado final  un poco más de 10 millones de votos, siendo este su primer acto de engaño y manipulación electoral ante el vejado y humillado pueblo venezolano.

En segundo lugar, la maquinaria del PSUV y sus aliados de papel, el casi extinto Polo Patriótico, estuvo ausente, desaparecida, negada y desinteresada  en su participación. En tercer  lugar sus aliados de oposición, también convocantes altisonantes, en teoría nacionalistas y patriotas, de esta consulta, iniciativa del Sr. Maduro, pertenecientes a  diferentes corrientes y sectores, a pesar de los recursos otorgados e  invertidos por su benefactor, no incidieron  en la movilización esperada, mucho menos en el resultado. Sus aliados, agraciados opositores, unos complacientes y otros divisionistas dieron la primera muestra de no tener capacidad para cumplirle al régimen con la tarea encomendada.

Ahora con plomo en las dos alas  la oferta electoral presidencial representada por el Sr. Nicolás Maduro, heredero del poder revolucionario y líder del socialismo del siglo XXI, en una especie de suicidio político, promueve meses después del referéndum, una consulta en las comunidades para que aprobaran los proyectos que más necesitaban en cada sector, cuyos resultados dejaron parapléjica a la revolución socialista, a tal punto que no se habló de ningún resultado de participación por la irrisoria, imperceptible asistencia. que demostró ratificó pese a la presión y el chantaje la  deficiencia y resquebrajamiento de aquella maquinaria que una vez tuvo el oficialismo y que hoy parte de ella pasó a formar parte activa del cambio que clama el país.

El oficialismo con tres duros golpes en apenas unos cuantos meses en vísperas de la elección presidencial de los que no puede recuperarse, altos niveles de rechazo a su candidato Nicolás Maduro Moros, con solo 7 puntos de aceptación, con un partido que descendió a 10 al 12% de 40 a 50% que ostentaba años atrás, con un sector político opositor que compró, construyó y vulnero para su control que no llenó sus expectativas, con una división interna importante, con altos niveles de corrupción, un con un país sometido diariamente a miles de necesidades de toda índole, sin ninguna posibilidad ni esperanza de recuperarse, ante el sistema imperante asociado a los modelos fracasados, que empobrecen y someten a sus ciudadanos , belicistas y enemigo del progreso,  amante de la pobreza que idolatra el comunismo retrógrado y que se le fueron 25 años construyendo un socialismo que nunca se supo,  que se convirtió en la era de destrucción y saqueo de las riquezas de Venezuela. ¿Bajo qué  criterios fundamenta y promociona el candidato oficialista que va a ganar las elecciones del 28 de julio?

Por si fuera poco su estrategia de inhabilitar a la candidata María Corina Machado quien sigue llevando la voz cantante y capitalizando el sentimiento nacional, tampoco fue una solución para Maduro. Observar hoy a una líder inteligente, capaz,  con claridad  y desprendimiento que goza del respaldo mayoritario de los venezolanos y que venciendo las dificultades ungió en primer lugar a Corina Yoris, quien en días tuvo aceptación inmediata por derivar de su anuencia y liderazgo que al negársele su inscripción, surgió otra alternativa:  el ahora candidato de la unidad nacional Edmundo González Urrutia, que hoy a unas semanas de su designación por acuerdos necesarios coyunturales de carácter estratégico sube como la espuma por ser considerado un hombre clave en la transición por sus cualidades y formación profesional quien apalancado y promovido por quien el pueblo venezolano escogió como su abanderada y le fue negada su postulación por la ilegalidad revolucionaria, hoy recorre el país sin miedo , sin recursos, con una persecución permanente en sus recorridos pero clara de que esto no es una elección normal  y que esto se trata de la liberación de Venezuela y ha dejado claro que toda acción emprendida debe ir hasta el final. Consigna civilista de vanguardia , compromiso y esperanza permanente,  que supero el por ahora, surgido del fracaso golpista militarista del difunto precursor de este desastre que estamos con seguridad, próximos a vencer por amplio margen, pese a las especulaciones y manipulaciones del terrorismo mediático revolucionario.

María Corina Machado y Edmundo González Urrutia representan el regalo de la divina providencia porque  han permitido en medio de los obstáculos, las contradicciones, controversias y diferencias , un equilibrio en la distorsionada  oposición ahora alineada al cambio  y un desequilibrio para el régimen que no tiene fórmula para dominar el protagonismo, incidencia y peso con respaldo mayoritario, de estas dos figuras que representan a todo el oprimido pueblo venezolano y que marcan en medio de esta atipicidad un antes y un después de la historia política en Venezuela. Ambos son garantes del cambio de modelo, recuperación absoluta de los valores democráticos, reinstitucionalización del país y la recuperación ética moral política y económica de la nación.

El candidato oficialista no hace campaña en las calles por razones obvias, sus pocas salidas, vistas por las redes reflejan claramente el porqué de su posición en todas las encuestas, al parecer ahora se apoya en el poco carismático y cuestionado líder revolucionario  Diosdado Cabello quien critica a María Corina Machado porque le hace campaña a Edmundo González  Urrutia cuando él hace lo mismo pero ayudando a su candidato que está en picada permanente desde hace años y trata de contener lo inevitable, la derrota de Maduro y su revolución socialista.

La unidad nacional opositora la conforma  todo el pueblo venezolano, es importante aclarar que no la representan exclusivamente la llamada plataforma unitaria, solo son parte de ella. Esa unidad  creciente que aún se construye con éxito consolidada y cohesionada por un liderazgo emergente incuestionable sextuplica numéricamente al pasado, que se denominó la quinta república, que cierra su ciclo el 28 de julio de 2024, en una primera fase y vendrán sucesivamente  las acciones necesarias para los próximos retos políticos que permitirán el parto de la Venezuela del reencuentro, el progreso y el bienestar hacia el futuro.