La revolución bolivariana terminó siendo una propuesta que degradó la condición humana, desdibujando toda profesión u oficio y el ejercicio de la política no escapó a este huracán devastador.
Todos saben en este país y el mundo que el señor Nicolás Maduro y sus seguidores incondicionales, civiles y militares, luego de acostumbrarse a las mieles que da el poder y a los grandes niveles de opulencia que hoy ostentan sin ocultarlo, evidentemente no están preparados para perder.
Todo tipo de acusaciones pesan sobre los jerarcas del oficialismo. La ruina del país está claramente atribuida al desmadre de la administración pública, destrucción del aparato productivo nacional e industrias del Estado y los astronómicos e incontrolables niveles de corrupción.
El señor Nicolás Maduro en medio de su visible derroche y opulencia, conociendo la creciente crisis política y económica, creó una versión de la Misión Negra Hipólita para recoger a los dirigentes políticos nacionales ávidos de un mejor vivir, evidentemente tarifables, que hoy lucen arregladitos, recuperados de peso, bien vestidos, pavoneando y alardeando en los espacios de poder bajo control oficial, fingiendo ser de oposición, siempre agradecidos y complacientes con su asociado benefactor por haberlos sacado de la situación crítica en que vivían y practicaban su oficio. Dándoles además las herramientas necesarias para ejecutar lo convenido.
La población víctima del control social, desasistencia absoluta del Estado, asfixiada por cientos de políticas fallidas y en estado de pobreza extrema, viviendo el insoportable esclavismo laboral con una economía familiar desde hace años insostenible, decidió quitarse el yugo de la perversidad, crueldad e inhumanidad que ejerce el hoy líder decadente heredero de la revolución, pese a los grandes esfuerzos injerencistas que ejecuta abiertamente.
Profesionales universitarios, técnicos superiores y ciudadanos que aprendieron algún oficio no tienen garantizado su sustento y buen vivir. Con este modelo socialista no hay manera de revertir esta realidad y darle 6 años más al señor Maduro sería el acto más grande de estupidez humana. Pedirle a un pueblo vejado, humillado, sufrido, engañado y asaltado, que acepte un estado permanente de necesidad y pobreza por los tergiversados ideales bolivarianos es un capítulo que pasó a la historia y una herramienta ineficaz para ser utilizada en estos tiempos de mengua. Cualquier promesa que derive del oficialismo no tiene valor alguno en la población, que valora diariamente con la barriga vacía y sus decadentes condiciones de vida, el comportamiento de quienes mal ejercen poder y esperan en el futuro próximo cambiar esta realidad por la vía electoral. Para lograr la transformación del país que genere oportunidades de progresar, mejores condiciones de vida y que se haga justicia ante los desmanes cometidos por la falsaria revolución.
Prueba de la manipulación y el engaño permanente es la promesa del líder social comunista de construir 500.000 viviendas en el año electoral 2024. Firmó la aprobación de recursos para esta ilusoria y fantasiosa acción en diciembre de 2023. Han transcurrido 2 meses y no ha construido ninguna. 500.000 viviendas prometidas en 365 días del año indica que debería construir un promedio de 1.369,86 viviendas diarias. Eso significa que ya se le deben a los venezolanos 82.191,60 casas que no se edificaron en enero y febrero. Los niveles de verborrea oficialista son verdaderamente estrafalarios, insensibles. Estos anuncios buscan permear infructuosamente el pensamiento de los más humildes, que desean al menos un salario o una pensión que les mejore en alguna medida la condición precaria de vida que lleva la familia venezolana mientras el señor Maduro continúe en la presidencia.
Esta revolución alucinante, en esta era demencial, logró que el ejercicio de la política en los niveles medios y bajos sea una práctica “indigente”. La mayoría de partidos políticos convertidos en grandes empresas generadoras de recursos gerenciados por las cúpulas nacionales, que al igual que los oficialistas viven una vida de lujos, entraron en una fase de degradación absoluta.
La ética y la moral, valores extintos, fueron suplidos por la complicidad y el negociado que se enquistó gracias a la intervención obscena del modelo socialista que infiltró a las vulnerables organizaciones políticas, en teoría de oposición, tomando el control y dirección de las directivas nacionales que hoy atienden a las pretensiones del continuismo en el poder del oficialismo.
Estas cúpulas nacionales atienden a sus intereses y se sustentan con la manipulación que ejercen sus jerarcas sobre los dirigentes regionales, municipales y parroquiales, a quienes he denominado “los Engañados”, por demás en estado de indigencia política frente a sus autoridades nacionales, que muestran la otra cara del ejercicio de la política en la capital, que genera bienestar y buen vivir a cuenta del trabajo de los pendejos del interior.
El oficialismo manejará grandes recursos para vestir a los contingentes que aún les quedan, gorras franelas y panfletos. Suponemos que será brutal y descomunal la promoción de su candidato a la reelección. 80% de los partidos políticos nacionales habilitados para postular en las venideras elecciones están controlados y al servicio de Maduro, el otro 20% hay dudas de sus posturas finales, solo un mínimo de ellos tiene realmente un compromiso con la democracia y el cambio en Venezuela.
El perverso y locuaz presidente de la Asamblea Nacional ofreció recursos económicos para financiar a quienes participen y mantengan sus candidaturas en el proceso presidencial. En 25 años de indolencia nunca había surgido esta benevolente oferta a todos los oficialistas y opositores aliados a su estrategia para confundir y atajar la consolidación de la creciente unidad nacional. Ser candidato para dividir a la oposición es un gran negocio en este momento. Al menos 12 arlequines, bien trajeados, alineados y con instrucciones precisas presentarán sus nombres para cumplir sus acuerdos económicos con el Estado, y digo el Estado porque la pretensión es financiarlo con recursos del Estado, es decir, esta gran operación será financiada con dinero de todos los venezolanos cuya mayoría quiere cambio y está en desacuerdo con la continuidad del oficialismo en el poder. Es inconcebible que 90% del país, por manejos dolosos del poder central envilecido, financie al 10% que pretende imponerse con el poder de las instituciones, la manipulación del estamento político nacional y con los recursos de quienes los adversan, es decir, la mayoría del pueblo venezolano.
Ahora bien, en medio de este cruento panorama, quiero destacar que a pesar del ventajismo, control y depravación oficialista, todo este conglomerado político será vencido por “los Engañados” que en su mayoría trabajan, como lo he denominado, en estado de indigencia política. Los dirigentes políticos y sociales que forman parte de este contingente de “los Engañados” por el centralismo, trabajan de manera rudimentaria, sin recursos, sacando medio para completar un real y poder comprar papel, comerse un pancito o un pastelito que le mitigue el hambre en el día mientras cumple su labor patriota de apuntalar la unidad para vencer. Todos los hombres y mujeres miembros y dirigentes de partidos y movimientos sociales, la mayoría llenos de calamidades y carencias económicas, seguirán haciendo su trabajo para salir de Maduro y la revolución del poder.
Este nuevo sacrificio que hace el pueblo venezolano en medio del caos inducido debe ser reivindicado, reconocido, defendido y premiado por la nueva clase política que nace para imponer el respeto y dignificación de la dirigencia local, que tiene sus derechos políticos confiscados desde hace décadas por los facinerosos del centralismo hoy corrompido hasta los tuétanos.
Mientras sigue esta lucha indetenible en las aldeas, pueblos y ciudades en cada rincón del país, veremos viajando en primera clase, alojándose en los grandes hoteles y disfrutando de los restaurantes más famosos y costosos a los representantes de los partidos nacionales, justificando sus honorarios causados para intentar de manera infructuosa arrebatarles a los venezolanos la oportunidad de cambio.
No importa asistir a las reuniones políticas de organización de la unidad nacional, a pie o en cola, en bestia, bicicleta, buseta o con el carro empujado porque no le sirve la batería o pasando aceite, pidiendo para la gasolina, con los cauchos lisos o pidiendo prestado para el pasaje, con los zapatos rotos, con la misma camisita o el pantalón ruyido, con los lentes rotos o la barriga vacía, barbados o con el pelo largo, en cualquier condición con dignidad e interés, el resultado que obtendremos será la liberación de Venezuela, hoy en manos de los peores y más inescrupulosos seres que haya parido esta tierra.
Los Engañados ejerciendo circunstancialmente hoy la política indigente, mientras sus autoridades y líderes nacionales negocian su trabajo y esfuerzo entre bacanales y la buena vida, por más que insistan y perseveren tienen ya su respuesta. 86% de los ciudadanos se declara independiente y ante esta realidad política inmoral que se observa, se buscan mecanismos en lo electoral para defender los derechos, sin control de la partidocracia tradicional disminuida y moribunda. Muestra de esto es lo que se conoce extraoficialmente y es que existen más de 200 solicitudes de partidos políticos regionales y nacionales que buscan cambiar esta realidad de dependencia, que por cierto el inoperante, controlado y desprestigiado CNE mantiene engavetadas por razones obvias: mantener suprimido el control de participación, entregado selectivamente a las mafias politiqueras que esperan cada proceso para hacer de las suyas a costillas de los que se ponen la gorrita, la franelita y sacan de su bolsillo para alquilar un sonido, hacer el hervidito, el arrocito con pollo y el agua de panela para recibir a sus eternos verdugos, los líderes de la capital.
Venezuela, luego de esta era de crisis y barbarie, ha recibido una gran lección. En todas las regiones del país existen personas con grandes capacidades y dispuestas a liderar la transformación profunda de la nación. Hombres y mujeres honorables con claridad meridiana en que el cambio empieza por la salida de Maduro y sus colaboradores. Conscientes de que la tarea es titánica y que se puede lograr a corto y mediano plazo con el concurso, consulta y conexión con la gente, pero nunca con el modelo centralista imperante. Constituyente, reforma profunda del Estado que emane de las bases de la sociedad y nuevo pacto social es el camino para hacer de este país una tierra de gracia , próspera y exitosa, modelo hacia el futuro de cómo se reconstruye una nación desde los escombros dejados por la izquierda comunistoide que tanto daño hace en el mundo y tristemente ha sido potenciada y tutelada en este continente por los revolucionarios venezolanos, capítulo que debemos con mucho esfuerzo y compromiso cerrar este año 2024.