Nos dejó dicho Julio César en su «Guerra de las Galias» que «Gallia est omnis divisa in partes tres». Y esto parece más cierto hoy que nunca antes. Sólo que entonces las partes eran las habitadas por los belgas, los aquitanos y los celtas y hoy son los espacios políticos que ocupan la derecha y la izquierda más o menos extremas y la mayoría presidencial que ya no es mayoría sino segunda formación.
El gran objetivo de Emmanuel Macron era gobernar desde el centro y su genial estrategia puede obligarle a pactar con una extrema izquierda encabezada por Jean Luc Mélenchon, ese antisemita declarado, amigo de Hamas en cuyo programa electoral se contempla la imposición de una tasa de impuesto marginal del 90 por ciento, un impuesto del 100 por ciento a las herencias superiores a los 12 millones de euros así como la reintroducción de un impuesto de patrimonio que se anuncia que será muy elevado. ¿Éste es el éxito de la Presidencia de Macron gobernando desde el centro?
Macron cada vez se parece más a Pedro Sánchez. Demuestra que está dispuesto a hacer lo que sea con tal de seguir en el poder. En su caso es más fácil que en el del presidente del Gobierno español. Los poderes que la V República da al presidente son omnímodos y cualquier primer ministro es designado por el presidente sin necesidad de voto de investidura. Y no parece que una moción de censura pueda prosperar sin los votos del partido del propio Macron. Algo inimaginable.
Todo indica que Macron intentará ahora pescar a izquierda y derecha. A la izquierda está un renacido Partido Socialista en el que hay muchos diputados que sienten un profundo desprecio por Mélenchon. Y a la derecha está la mayoría de Los Republicanos que se han mantenido al margen de la Agrupación Nacional. Macron puede intentar la unión de esos tres factores y crear un «frente republicano» que es como siempre llaman los políticos franceses a lo que ellos encabezan contra sus rivales.
En todo caso esta elección demuestra que Macron vuelve a sus orígenes. Cuando lanzó su candidatura presidencial se alejó de su pasado en el Gobierno socialista del presidente Françoise Hollande en el que fue ministro de Economía e Industria. En esta elección ha apostado claramente por una alianza con la izquierda como si Mélenchon fuera menos peligro que Le Pen. Y a mí, no sólo en la economía, Mélenchon me parece una amenaza infinitamente superior a los postulados de la actual Le Pen.
Así que el resultado del pasado domingo es que en una Francia más de derechas que nunca, gobernará la izquierda. Por esas singularidades de los sistemas electorales mayoritarios que en el Reino Unido dan 5 escaños a Reform UK con el 15 por ciento de los votos y 71 escaños a los liberaldemócratas con el 13 por ciento, en Francia el sistema mayoritario a dos vueltas ha dejado en tercer lugar a la Agrupación Nacional que ha logrado el 38 por ciento de los votos mientras que el Nuevo Frente Popular, con el 27 por ciento gana las elecciones. El partido de Macron logró el 23 por ciento. Y con esto, la nueva Asamblea Nacional será más ingobernable que la anterior. Como no puede ser de otra forma.
Yo apuesto a que, si Macron logra formar un gobierno sin Mélenchon, la calle arderá. A pocos pueblos les gusta más que a los franceses manifestarse y enfrentarse a la policía. Y esos nuevos enfrentamientos ayudarán a Marine Le Pen a ganar las presidenciales de 2027. No olvidemos que después de todo el apoyo recibido de Macron, ya en su primer discurso tras conocerse los sondeos el domingo por la noche, Mélenchon arremetió contra el presidente de la República. El que con niños se acuesta…
Artículo publicado en el diario El Debate de España