Los venezolanos agradecemos todas las manifestaciones de gobiernos y parlamentos de mundo, que han reconocido a Edmundo González Urrutia como presidente legítimo del país, y han brindado su solidaridad, como líder del retorno a la democracia y la libertad a María Corina Machado.
Otros como Lula y Petro, han demandado respeto a los resultados del 28 de julio y eso también se agradece. El asunto ha comenzado a torcerse, cuando ambos mandatarios se ofrecen mediar en la crisis creada ante los comicios robados, como se califica el pucherazo electoral del inmoral y odiado “chavismo bolivariano”, apellido también hurtado, a la verdad histórica.
En el transcurrir de estos dos meses, Lula y Petro han comenzado a jugar a la “gallina ciega”, faltando a la verdad y hasta hablando de nuevas elecciones, lo cual es un planteamiento de la satrapía, prestándose como correos de la ignominia.
Lo más grave, es que está mal llamada negociación, le pasa por encima a la justicia y a la posición de las democracias del mundo, que ante el atraco electoral solicitan el respeto a la mayoría de los venezolanos, que, en posición precaria, ejercieron el derecho constitucional de votar y derrotar ampliamente al autócrata que en lo único que gana al galope es en el repudio universal, por bandido y criminal.
Lula y Petro, con solo este planteamiento, se están convirtiendo soterradamente, en cómplices de la banda roba votos y roba futuro, carentes de cualquier factor moral y ético. Cómplices del despotismo desconocido en la historia contemporánea de América Latina, como lo califican reconocidos estudiosos a nivel global.
Lula y Petro, con bastantes problemas en sus países, también olvidan la despiadada persecución en Venezuela, con dos mil presos políticos por el “delito “de
votar y defender los resultados, o por trabajar en la preparación electoral.
Lula y Petro se presentan amnésicos ante la “des -democratización política”, la crueldad de las hordas chavistas, el paso de las inhabilitaciones a las encarcelaciones, a la creación de campos de concentración para la tortura y la muerte.
Es inmoral proponer nuevas elecciones, cuando las que se celebraron – en total desventaja -fueron ganadas limpiamente, lo cual ha costado vidas inocentes, cárcel para niños y adolescentes, ante la más gruesa violación a los derechos humanos.
Lula y Petro pasan por encima, olvidando la existencia de un órgano electoral, convertido en maquinaria de hampones electorales, que debe ser desmantelado totalmente y aplicado el paso de la ley a sus integrantes por traficar con la voluntad de un país.
Olvidan una tiranía de roba votos, artífices del mayor descalabro económico y social, que país alguno haya soportado en la historia contemporánea, con hiperinflación y desabastecimiento, incubando una hambruna total, en más del 80 por ciento de la población. Ignoran a una cuarta parte de la población que emigró y la cifra sigue aumentando ante sus posturas indiferentes.
Es un crimen hablar de elecciones para complacer a una cúpula usurpadora, que ha desbastado un país entero y usan el TSJ como manada borreguil.
Lula y Petro hablan de elecciones y no dicen nada de la libertad de los presos políticos, de la suspensión de las inhabilitaciones inconstitucionales, de un nuevo CNE independiente gane quien gane. Eso si reivindica la participación de ambos.
Tienen la oportunidad de intervenir para que se reconozca el triunfo inobjetable de Edmundo González Urrutia, el cese de la persecución a María Corina Machado y su habilitación junto a todos los dirigentes que sufren igual atropello.
Señores Lula y Petro, llamen claramente a respetar el proceso electoral del 28 de julio, así ganará también Brasil y Colombia y ganará el mundo libre; no pierdan ese regalo de la historia. Después se podrán realizar todas las elecciones que se requieran, permitiendo la participación de todo los sectores y personalidades de las distintas instancias sociales.
Y le agradecerán los chavistas, que también ´podrán participar, con candidatos idóneos, que serán respetados como a todos los venezolanos, sin injerencia de las tiranías extranjeras.
A Lula y Petro, les beneficiará mucho hablar distinto a Maduro y a Cabello.
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