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Lula, Lula, no aciertas una

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Lula

Foto EFE

Confieso que generalmente no escribo sobre un tema de manera recurrente puesto que son tantos los asuntos de interés en las relaciones internacionales que despiertan la atención cada día que hay una necesaria motivación a destacar lo relevante y actual. Sin embargo, la actuación errática e incomprensible del presidente del Brasil me obliga una vez mas a ocupar la atención sobre las consecuencias de sus palabras y actos para su país, el vecindario latinoamericano y a la vez el relacionamiento con el resto del mundo.

Antes de entrar a analizar lo anterior, me permito hacer un breve resumen a los lectores de algunos dislates recientes del señor Lula en materia de política exterior. A su regreso de una visita oficial a China realizo unas declaraciones sobre el papel de los Estados Unidos en el conflicto ruso ucraniano. Debió retractarse inmediatamente después que un vocero de ese país le reclamara llamándolo “repetidor como un loro”. Inmediatamente en su visita a España y Portugal continuo con su discurso prorruso, criticando la actuación de occidente en el mismo caso. En Hiroshima se hizo el desentendido cuando le pidieron se reuniera con Zelenski, llegando incluso a ignorarlo de manera ostensible en una sala donde todos saludaron al presidente ucraniano menos él. El G-7 lo privilegio invitándolo de manera expresa para nada. Luego invita a una cumbre donde de manera sorpresiva da tratamiento de Estado a Nicolas Maduro distinguiéndolo por encima de los otros presidentes y acto seguido dice que el autoritarismo del gobierno venezolano es una “narrativa”. Ayer abrió la boca otra vez para decir: ”La misma exigencia que se le hace a Venezuela, no se le hace a Arabia Saudita». Esperemos la respuesta de Salman bin Abdulaziz.

Las reacciones a toda esta seguidilla de despropósitos, cuya coherencia pareciera estar guiada por la insensatez, no se han hecho esperar. Desde gobiernos como el de Chile, Uruguay, los Estados Unidos pasando por organismos no gubernamentales, voces de la oposición venezolana y su propio Senado. Resulta increíble pensar que Itamaraty y sus asesores en política exterior aconsejen y convaliden tales actuaciones, especialmente por el impacto que va a tener la región el mundo. Veremos las razones:

Suramérica fue a la reciente cumbre en medio de una crisis económica, problemas de inestabilidad política y algunas malas relaciones bilaterales entre los asistentes. En ese contexto, demostrar un decretado liderazgo bajo el lema “Brasil ha vuelto”, es un propósito cuesta arriba. Los comentarios por fuera de lo medios así lo indican. La incomoda presencia de un presidente que está bajo la mira de la Corte Penal Internacional hizo hasta difícil lograr la “foto de familia”. La última cena ofrecida por Lula fue declinada por varios presidentes por “razones de agenda”. A la par de la reunión, en el Senado brasileño se manifestaban en contra de la presencia de Maduro, así como en otros lugares. Lograr en este ambiente concretar compromisos de integración es muy difícil. Asuntos como el de Unasur quedaron sin consolidarse. El despropósito de “habilitar” a Maduro bajo el fin supremo de la integración regional enmarcada en el descarte de las diferencias ideológicas no tuvo éxito. Todo lo contrario, puso en el tapete internacional de nuevo la grave crisis política que atravesamos.

En cuanto a Estados Unidos, el principal asesor de la Casa Blanca para Latinoamérica, Juan González, celebró la valentía de los presidentes de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Chile, Gabriel Boric, por refutar la perspectiva del presidente brasileño. «Y no podemos ver esos temas como relativos, son absolutos», dijo. De la misma manera una cumbre “liderada” por un presidente prorruso y prochina que ha declarado muchas veces la necesidad de una moneda alterna al dólar y culpa al gobierno norteamericano de contribuir a aumentar el conflicto en Ucrania, necesariamente va a intentar ejercer su influencia en favor de sus interés y afinidades ideológicas en contra del Norte. Se olvida que ese país es el que presta la mayor asistencia financiera al continente, que es uno de los principales socios comerciales de la región y es la mayor referencia democrática para aquellos que no se encuentran ideológicamente afectos al progresismo.

Con relación a la Unión Europea. El sorpresivo triunfo de la derecha española en las recientes elecciones puede cambiar desfavorablemente la articulación prevista en la próxima cumbre Celac-UE. El evento se celebra a cuatro días de las elecciones donde Sánchez puede perder el poder y por tanto dejar de figurar como presidente semestral de la Unión. La preparación tanto para la presidencia como para la cumbre pueden dar un giro desfavorable por dos razones: la pérdida del sustento de Sánchez en la iniciativa y las inconveniencias de Lula en esas posiciones en la cual pretende arrastrar a convencidos y no en un proyecto de izquierda antagónico a Occidente, además de la dificultad de agendar asuntos controversiales en los cuales las diferencias serian irreconciliables. Nada bueno se espera en Bruselas.

Relación con BRICS: En este grupo, al cual pertenece Brasil, debe existir una complacencia, especialmente de China y Rusia, de tener prácticamente un agente en Suramérica, no solo en favor de intereses económicos, sino también ideológico. La división del mundo en bloques con diferencias que parecieran existenciales puede derivar en conflictos armados donde no habrá muchas posibilidades de esgrimir un no-alineamiento como sucedió en el siglo pasado. Lula no ha llegado aún tan lejos y digo aun porque creo que aún no conocemos hasta dónde puede llegar su entusiasmo en seguir dando tumbos cuyas consecuencias son perjudiciales para su país, la región y el mundo.

Para Venezuela, buenas noticias. Lula ha logrado atraer la mirada en nuestro país en momentos en que se puede avecinar acciones en contra del proceso político más importante que son las elecciones primarias, paso previo a la posibilidad de lograr un cambio democrático en el país. El senador Sergio Moro acaba de invitar a la precandidata María Corina Machado a una reunión vía Zoom en el Senado del Brasil para hablar de la realidad política venezolana. Importante la proyección internacional que representa acorde con la premisa de que sin el apoyo de la comunidad internacional va a ser muy difícil lograr elecciones libres y transparentes que permitan el ansiado retorno a la democracia.

Finalmente, el antiliderazgo de Lula, como lo califiqué en un artículo anterior en este mismo diario, es positivo para la región. Acompañar su antidiplomacia no tiene ningún sentido ni valor para la democracia y el desarrollo. Su comportamiento, como lo escribí en otra oportunidad, se identifica con los antivalores: actitudes soberbias, egoístas, deshonestas, temerosas e inseguras. El enfoque y las contradicciones que mantuvo como fundador del Foro de Sao Paulo las sustituye por bandazos en la escena internacional. Esperemos que otros tomen la batuta en las concertaciones multilaterales de Suramérica, que bastante nos hace falta. Mientras sigue así Lula, Lula, sin pegar una.

“Cuando el enemigo está cavando su propia tumba, no le quites la pala”Napoleón Bonaparte.

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