Maduro Lula
EFE/ André Borges

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, mayor de edad y de domicilio en Brasilia, sufre de «hemiplejia ideológica». Una enfermedad que afecta a líderes políticos y los deja sin visión. Lula está ciego. La peor clase de ceguera: la de los que no quieren ver.

Lo dice con otras palabras Juanita Goebertus, directora de Human Rights Watch (HRW) para las Américas. «Lula debería entender que si quiere que Brasil tenga un rol frente a Venezuela debe empezar por un diagnóstico acertado -y no falseado- de la realidad».

No puede. Lula no quiere mirar. Quiere que Nicolás Maduro le cuente su «narrativa». «Préstame los ojos, Nicolás».

«Ustedes saben muy bien cuál es la narrativa que han construido al respecto de Venezuela, del autoritarismo, de la antidemocracia. Esa narrativa ustedes la tienen que deconstruir, mostrando su propia narrativa para que la gente cambie de opinión». Abra los ojos señor Lula. Pregúntele qué ven Luis Lacalle Pou, Mario Abdo Benítez, Guillermo Lasso, Gabriel Boric. ¿Por qué será que ellos no creen que todo es inventado como usted lo cree?

¿Acepta usted señor presidente de Brasil, a quien el mundo democrático salió a defender hace apenas unos meses durante su asunción, otros ojos? ¿Le sirven los ojos de las víctimas?

8.900 víctimas pidieron abrumadoramente que se reanude la investigación de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional sobre crímenes de lesa humanidad en Venezuela. ¿Le parecen pocas? ¿Están manipuladas? ¿Cree usted en la Corte Penal Internacional? ¿Cree que Nicolás Maduro no sabe nada?

19,1 millones de personas tuvieron necesidades humanitarias el año pasado en el país que gobierna el señor que usted acaba de recibir y que dice que se recuperó la senda del crecimiento.

68% de la población sufrió pobreza multidimensional. Usted sabe lo que es la pobreza. La padeció en su infancia y buena parte de su juventud. No hay comida, ni funcionan los servicios de agua, luz, transporte. Las escuelas se inundan o no sale una gota.

7,5 millones de venezolanos se han ido del país. Casi la cuarta parte de la población. Una ciudad entera más poblada que la capital Caracas. Sus «narrativas» están publicadas en la prensa del mundo. No se puede estar tan ciego, señor Lula.

Hay casi 300 presos políticos en las cárceles. Maduro le dirá, como Daniel Ortega, que son políticos presos. Los torturan, los maltratan, le retrasan los juicios, los detienen violando el debido proceso, sean opositores o oficialistas. Se mueren en prisión, señor Lula. La “narrativa” es que se suicidan. Allá usted si cree eso. Si abriera los ojos…y los sentidos.

Pregúntele a Maduro porque no le puede pagar los 1.100 millones de dólares de deuda contraída. No acepte la “narrativa” de las sanciones. Pregúntele que hicieron con el billón de dólares que entraron por la bonanza petrolera.

La “hemiplejia ideológica” se puede curar, señor Lula. Empiece por abrir los ojos. Rechace los de Nicolás. Póngase en la piel de las víctimas. Los dichos populares son sabiduría milenaria: no hay peor ciego que el que no quiere ver. Muito obrigado.

 


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