¡Es preciso cambiar! Y es preciso iniciar ese cambio de inmediato. La subsistencia misma de una porción muy mayoritaria de nuestra nación venezolana ha sido afectada hasta límites equiparables a los de una guerra. Aunque no convencional en nuestro caso de Venezuela, mueren niños, mueren ancianos y, en general, muchos ciudadanos a diario, sin causa inevitablemente natural, sin que puedan justificarse, ni mucho menos aceptarse las verdaderas causas: el abandono al cual se ha sometido nuestra población.
Se repite la fórmula castrista de pretender justificar la precariedad de la situación actual venezolana con “las sanciones establecidas desde países democráticos a la narcotiranía venezolana”. En especial, se sigue utilizando la vieja figura del imperialismo y se aumenta la propaganda de algunos que, más que tontos útiles, se convierten en cómplices cual “autómatas intelectuales» y exigen asumir las responsabilidades directas a los miembros del inoperante régimen tiránico y desastroso que secuestra a Venezuela, y que debe salir del poder cuanto antes.
Los que desde hace rato se rindieron ante su incapacidad de liderar una ruta eficaz para exigir la salida del régimen, lo que sí representa realmente a la abrumadora mayoría del pueblo venezolano, que quiere iniciar ya la transición a la democracia por cualesquiera de los medios que sean necesarios utilizar a tal legítimo fin. Teniendo claro que en la movilización simultánea del pueblo dentro de todo el territorio, y aún del venezolano desplazado al extranjero en huida de la represión criminal y por subsistencia, como protagonistas del comienzo del fin.
La realidad está siendo, día tras día, la más clara y la más cruel lección respecto de cuáles son los factores que podrían realmente incidir en el inicio de un cambio esperado, pero que algunos, más que creídos, han favorecido con su estupidez a hacer más lejano. Veamos:
1) Aunque las fuerzas militares hasta ahora siguen compradas en el pequeño núcleo duro del régimen, compartiendo parcialmente los beneficios del actual status quo con sus familiares directos, saben que están en realidad divididas en parcelas. Intentan mostrarse integradas, cual si fueran una institución respetable en un país respetable; pero todo el mundo sabe que sólo son un conglomerado de intereses que se reparte prebendas para satisfacer propias necesidades y autoprotegerse, dando algo a familiares directos y cómplices para cohabitar en el estiércol. Su contraprestación es el deshonroso servicio de seguridad al régimen, practicando el sicariato político, la represión y el secuestro de los ciudadanos de bien que se atrevan a protestar y denunciar el orden criminal existente. Se convierten así en vergonzosos espectadores de la entrega de nuestra patria al islamismo, entre otros. Junto a los esbirros de la tiranía, esa cúpula militar se mantiene, no como garantes de la Constitución Nacional promulgada el 24 de marzo del año 2000, como corporación de fines propios para el mantenimiento del poder de la cúpula podrida de la que son cómplices.
2) Hacia diciembre de 2015, a pesar del avance de la degradación de la sociedad venezolana e inseparablemente así de su institución militar, hasta ese año las reservas de ética profesional militar y la adhesión al camino democrático se manifestó como vía pacífica y práctica para comenzar desde el parlamento de una transición necesaria hacia la vuelta al “Estado de derecho”. Parte de la propia cúpula política que se decía de oposición frustró con su comportamiento habitual dicha salida.
3) Sé, más que por demostración desde una posición científico-academicista que ahora no puedo explicitar, y puedo explicar en su oportuno momento, debo darles fe en que nuestras fuerzas militares venezolanas estuvieron listas para hacer respetar, como lo hicieron en efecto, los resultados de la elección de ese parlamento 2015. Sin embargo, ahora el que sólo se pretende mantener como pieza única de sujeción de nuestra patria, la que han puesto a colgar prácticamente de ese sólo lado que es el apoyo internacional ha sido un grave error histórico. El apoyo internacional en nuestra situación es sin lugar a dudas tan vital como el sol que sale cada mañana, pero debemos saber que se requiere también de otros alimentos e inspiraciones como la moral y unidad del pueblo en contra de una tiranía que hay que vencer a como dé lugar; cosa que los ucranianos en esta hora nos dan como lección indispensable.
Los que pretendan insistir en que bajo la idea de negociaciones exclusivamente con una cúpula política podrida del narcorrégimen, y de que con algunos de la disfuncional oposición se podrá llegar a una solución política pacífica y electoral en 2024, les pido concretar tal escenario con un procedimiento que deben colocar en blanco y negro según tales prescripciones. Luego, no aceptaremos que se produzca la forma camaleónica de su oportunista cambio, sin asumirse las responsabilidades a que hubiera lugar, lo que inexorablemente será parte de lo que se tendrá que considerar y corregir cuando lleguen “los tiempos de Dios”, que como todos debíamos suponer “son perfectos”.
[email protected]/@gonzalezdelcas
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