Cuando sonó el teléfono por segunda vez aquella pavorosa mañana del 19 de noviembre de 1969, el célebre presentador de televisión Renny Ottolina sintió que se le acababa el mundo. Sus piernas estaban entumecidas, su corazón latía estrepitosamente y por su mente transcurría una película de horror. Tomó el auricular y solo escuchó la confirmación del secuestro de sus dos hijas.
El suceso se desarrolló cuando dos de las hijas de Ottolina se trasladaban a la escuela con su chofer. En ese momento los secuestradores fingieron estar accidentados para bloquear el vehículo.
Los captores que se identificaron después como pertenecientes al grupo de rebeldes del FALN, fueron tajantes y directos en una nota que dejaron con el conductor que trabajaba para el presentador estrella de Radio Caracas Televisión: “Nos das 400.000 bolívares en billetes de 100 sin marcar”; y advertían “Cuidado con llamar a la policía”. Aparte exigieron 93.000 dólares para liberar a las 2 adolescentes. Sin mediar palabras Ottolina comenzó rápidamente a gestionar el dinero y se negó rotundamente denunciar el caso a la Policía Técnica Judicial. Y cuando medió palabras con los secuestradores, les increpó: “Doy el pago y me las devuelven”.
Luego de conversar con los periodistas frente a la puerta de su casa en San Román, en Caracas, Renny siguió las instrucciones de los secuestradores y sus hijas fueron liberadas esa misma noche, una vez que dejó el dinero en el lugar acordado.
La periodista Milagros Socorro anota que la actriz venezolana Marisela Berti le reveló: “Renny me llevó al sitio donde entregó el dinero. Me contó que había ido solo. Era en la carretera de Guarenas, en un paraje rodeado de montañas. Si lo hubieran matado ahí, no lo habrían encontrado en días. Su relato era escalofriante. Fue muy valiente, pero qué no hace un padre por sus hijas”.
Pagaron dos años apenas
El 27 de enero de 1970, o sea, cinco semanas después del secuestro, el famoso presentador de radio y TV señaló con marcado sarcasmo: «Aún la “ineficiente PTJ no ha podido dar con los secuestradores de mis hijas ni mucho menos saben sus nombres”.
Se supo que Ottolina era investigado por el organismo de seguridad, que dejó entrever que había perpetrado el delito para obtener publicidad, pero hasta ese punto no había habido ni siquiera reconstrucción de los hechos. «Se basan en que el rescate fue muy rápido, 12 horas; en que a las muchachas no les pasó nada y en que no estaban picadas de mosquitos”, esgrimió en programa matutino de televisión Buenos días, conducido por Sofía Imber y Carlos Rangel, en el que estuvo como invitado.
Meses después dos de los secuestradores fueron aprehendidos, pero solo pagaron dos años de cárcel.
Integrantes del alto gobierno
La periodista Milagros Socorro devela que los secuestradores de las hijas de Renny Ottolina eran integrantes de un grupo guerrillero urbano formado en Cuba, con disidentes de las FALN, llamado Punto Cero, por ser ese el nombre del campo de entrenamiento en la isla.
El plagio fue llevado a cabo por los hermanos Federico y Ramón Bottini Marín, quienes, casualmente, habían sido vecinos de la abuela de la actriz Marisela Berti, en Casalta; Ramón Álvarez y Germán Ferrer, quien con el correr de los años sería diputado por el PSUV y esposo de la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz.
El secuestro de las hijas de Renny fue de notoria resonancia nacional e internacional toda vez que el presidente de entonces, Rafael Caldera, había llamado a la pacificación del país, y guerrilleros como Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez habían dejado las armas como una forma de llegar al poder creando el Movimiento al Socialismo, MAS.
Tres años y medio en cautiverio
La noche del 29 de junio de 1979, tras un golpe de suerte, un grupo de funcionarios de la PTJ se toparon con William Frank Niehous, vicepresidente de la Owens Illinois para Venezuela, cuando investigaban un robo de ganado y trataban de capturar a los cuatreros.
Siete hombres armados irrumpieron en la quinta Betchirro de la calle Isla Larga de la urbanización Prados del Este en Caracas, y con pañuelos empapados en éter adormecieron a Niehous, a su esposa Donna y a la empleada del servicio doméstico, en presencia de sus hijos, Craig, Mark y David, quienes con su mamá se fueron de Venezuela al día siguiente del secuestro.
“No cobraremos rescate. Será ejecutado. Lo consideramos enemigo de Venezuela”. Rezaba una nota dejada en la sala de la residencia del empresario norteamericano. El secuestro se produjo el 27 de febrero de 1976, como parte de un movimiento armado conocido como la Operación Argimiro Gabaldón, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez y se prolongó hasta el de Luis Herrera Campíns.
Después de un intercambio de disparos, en donde cayeron dos de los secuestradores, de una casucha salió un hombre delgado, alto, desgarbado, de cabello amarillo brillante que rozaba los hombros y con las manos en alto y todo el susto del mundo en el rostro les gritó ¡no disparen, soy Niehous!
Un año y tres meses permaneció Niehous en el último lugar de su cautiverio, el hato El Dividive, cerca de Maripa. En su comparecencia subrayó que sus captores solo le hablaban de política y siempre estuvo en cuartos pequeños. Lo escondieron en varias partes del país.
Al día siguiente de su rescate, entregó un diario que llevó minuciosamente durante su secuestro y pidió salir del país lo más pronto que fuera posible. Al día siguiente lo subieron a un avión con destino a Ohio, donde lo esperaba su esposa y toda la familia.
En un momento del secuestro, el grupo hamponil exigió 20 millones de dólares para liberar a Niehous, monto que fue pagado por la empresa Owens Illinois; no obstante, nunca lo liberaron.
Quiénes estaban entre los secuestradores
Según reseña del diario Panorama, los terroristas implicados como autores intelectuales o materiales fueron Fernando Soto Rojas, quien huyó a Francia, y quien durante el gobierno de Hugo Chávez fue presidente de la Asamblea Nacional; Mirelis Pérez Marcano (diputada al Parlatino), David Nieves (cónsul de Venezuela en Islas Canarias), Salom Mesa y Fortunato Herrera (diputados en el Congreso al momento del secuestro), Iván Padilla, José Aquino (tiroteado en el sitio del rescate), Carlos Lanz, presidente de la empresa Aluminio del Caroní, perteneciente a la Corporación Venezolana de Guayana (CVG-Alcasa) entre 2005 y 2007; y el más célebre: Jorge Rodríguez padre, secretario general de la Liga Socialista, quien murió, a los 34 años, por un infarto atribuido a las golpizas que recibió en la sede de la Disip, mientras era interrogado el 25 de julio de 1976.
El estadounidense permaneció en cautiverio por tres años y cuatro meses. Se trata del secuestro más prolongado de la historia de Venezuela.
A Lanz lo detuvieron por su participación en el hecho y desde el Cuartel San Carlos, en Caracas, donde se encontraba detenido, escribió el libro El caso Niehous y la corrupción administrativa, donde argumenta las razones por las cuales participó en la operación. Hoy Lanz, después de dos años desaparecido, descubren que fue macabramente asesinado por su entorno íntimo y sus restos devorados por los cerdos.
Fuentes: Milagros Socorro. «Una historia de hijas cautivas». www.Prodavinci.com. 13 de agosto, 2017
Juan José Peralta. «Nunca se supo quién cobró los $20 millones para liberar a Niehous». www.CorreodeLara.com. 22 de septiembre, 2018
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