El halcón Elliot Abrams pareció incurrir en una obviedad al afirmar que los narcosobrinos no tenían nada útil que decir a Estados Unidos, pero Alex Saab sí. Sin embargo, con ello tal vez insinuó que el testaferro de Nicolás Maduro tiene secretos que revelar precisamente sobre el negocio de las drogas en manos más expertas.
El periodista de investigación Gerardo Reyes afirma que Álvaro Pulido, socio colombiano de Saab en los negocios en Venezuela, en realidad sería el antiguo narcotraficante Germán Enrique Rubio Salas, que se cambió el nombre tomando la identidad de otro colombiano que falleció en 2005 en Miami.
Y probablemente no resulte una sorpresa que los socios colombianos de Maduro se internaran también en el negocio del narcotráfico, campo en el que la especialización del régimen deja suponerlo.
Ese y otros secretos, como la conexión Turquía-Rusia-Irán para saquear el oro venezolano y burlar las sanciones de Estados Unidos, lo mismo que la ruta de los dólares del robo permanente por los jerarcas del chavismo, parece ser el reto de la justicia norteamericana más allá de probar que Alex Saab y su socio Álvaro Pulido permearon el sistema financiero de ese país para lavar dinero sucio de la corrupción a la sombra del régimen de Maduro.
El sábado 16 de octubre de 2021, cuando Cabo Verde envió a Estados Unidos al empresario colombiano, Marshall Billingslea escribió en Twitter que Saab sabe mucho sobre las finanzas de Maduro, la cleptocracia, las empresas fantasmas creadas y sus cómplices. El ex subsecretario del Tesoro para el combate del financiamiento del terrorismo ha abogado por ir detrás del dinero de la jerarquía chavista “porque no es su dinero, es el dinero que ellos robaron”. Y en esto parece coincidir Abrams cuando afirma que “Alex Saab sí tiene cosas útiles que decir sobre Maduro y Cilia Flores”.
Uno de los documentos desclasificados por orden del juez Robert N. Scola señala que Saab entregó dinero a Estados Unidos y la DEA como parte de un acuerdo de autoentrega para “enfrentar cargos por su conducta delictiva”.
Se conoce incluso que el barranquillero ha alardeado ante la agencia antidrogas norteamericana acerca del enorme poder de la información que posee. “Eso da una idea de cuánto sabe Saab, o cree saber, sobre los secretos del gobierno de Maduro”, dice el periodista Reyes.
La justicia de Estados Unidos, que siempre se opuso a retirar la condición de fugitivo de Saab, ha dicho que tiene “un caso fuerte” contra este, y eso autoriza la conjetura de que ha acumulado pruebas capaces de convencer a un gran jurado sobre una trama en la que está en juego la propia seguridad nacional. “Es bueno que no lo deje ir”, le aconseja Abrams al presidente Joe Biden. La frase es sugestiva porque parece cuidarse de las veleidades de la Casa Blanca, que puede cambiarle el estatus de indicateur de police de los bajos fondos por el de “diplomático” y con ello dejar escapar los secretos de Alex Saab.