OPINIÓN

Los sandinistas

por Ismael Pérez Vigil Ismael Pérez Vigil

Escribir sobre procesos de “resistencia política” en América Latina es un desafío complejo. Aunque existen múltiples casos, estos no suelen enmarcarse en conflictos bélicos de carácter general −como la lucha contra el nazismo, el fascismo− o como la segregación racial, en Estados Unidos y Suráfrica, que podrían otorgarles una legitimidad distinta. En cambio, están profundamente impregnados de elementos políticos e ideológicos, lo que dificulta abordar el tema con objetividad y mucho más hoy en día dado el ambiente de extrema polarización política.

Es el caso de los sandinistas en Nicaragua, quienes enfrentaron la dictadura de los Somoza, una de las más crueles, corruptas y sanguinarias del continente, sobre la que haré una síntesis general de ese proceso y posteriormente abordaré las desviaciones que han desembocado en el régimen autoritario de Daniel Ortega, una dictadura tan corrupta y represiva como el régimen de Somoza, al que combatió el sandinismo.

El origen

El nombre del movimiento se deriva del guerrillero nicaragüense, Augusto César Sandino (ACS), quien hace ya una centuria, se enfrentó a las tropas norteamericanas, asentadas en el país desde principios del siglo XX, cuando la explotación agrícola dominaba en los países centroamericanos recién independizados de España. Inicialmente, ACS tenía una ideología más bien liberal y su lucha se centraba en combatir el imperialismo y la ocupación extranjera de su país.

Con escasos recursos y tropas, inició una resistencia guerrillera contra el gobierno conservador y las fuerzas estadounidenses que lo respaldaban. Su audacia y éxito llevaron a que las tropas norteamericanas se retiraran en el marco de la política de “buena vecindad” de Franklin D. Roosevelt −que confrontaba además graves problemas económicos internos− dejando la seguridad militar en manos de la recién creada Guardia Nacional, liderada por Anastasio “Tacho” Somoza García. “Tacho” Somoza orquestó el asesinato de ACS el 21 de febrero de 1934 y, dos años después, derrocó al presidente liberal Juan Bautista Sacasa, su tío político, convirtiéndose en dictador de Nicaragua durante 22 años. Tras su asesinato, sus hijos Luis y Anastasio Somoza Debayle asumieron el poder hasta su derrocamiento en 1979 por el Ejército de Liberación Sandinista.

Sandino, enfrentándose a tropas bien armadas y apoyadas incluso por ataques aéreos, fue reconocido como un héroe antiimperialista y proclamado “General de Hombres Libres”. Su legado inspiró a generaciones, convirtiéndose en símbolo de lucha contra la dictadura somocista, que finalmente caería 45 años después de su asesinato.

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)

El FSLN, que tomó el nombre de Sandino, surgió tras diversos intentos por oponerse a la dinastía Somoza, en el poder desde 1936. Su origen se encuentra en movimientos estudiantiles clandestinos y en la formación de distintos frentes de resistencia −como la Juventud Democrática Nicaragüense, el Frente Unitario Nicaragüense y el Frente Interno de la Resistencia− y en algunas acciones aisladas y puntuales, como el asesinato de “Tacho” Somoza en 1956 y brotes guerrilleros en diferentes épocas. Inspirado en movimientos anticolonialistas y revolucionarios, como la lucha en Argelia y Cuba, el FSLN adoptó una ideología de izquierda político-militar, proclamándose heredero del nacionalismo y antiimperialismo de Sandino y emprendió un primer intento de formación con el Frente de Liberación Nacional de Nicaragua en 1961. Sin embargo, no se puede establecer una fecha clara para su fundación, ni un acta o proclamación que le diera vida. Como algunos de sus “fundadores” dijeron, su constitución fue más el resultado de la práctica, de una acción contra la dictadura “somocista”, que se proclamó inspirado en el legado de Sandino y se atribuye, el nombre del movimiento y la inspiración fundamental a Carlos Fonseca, fallecido en combate contra el “somocismo” en 1976.

Las facciones del FSLN

El FSLN confrontó diversas divisiones, básicamente de matices, por la presencia de ideas políticas muy heterogéneas −desde el marxismo-leninismo hasta la socialdemocracia, la democracia cristiana y el liberalismo− y buscando diferenciarse de la oposición “antisomocista” tradicional, de los partidos liberal y conservador y hasta del partido comunista. Fue a partir de finales de 1963 cuando aparece el nombre de Frente Sandinista de Liberación Nacional, pero dividido en tres facciones, con el mismo nombre, el mismo objetivo, pero con líderes, acciones y actividades separadas y poca coordinación entre ellas:

·       El FSLN Guerra Popular Prolongada, de inspiración guerrillera guevarista, en la zona norte de Nicaragua.

·       El FSLN Proletario, de inspiración marxista-leninista, concentrado en zonas urbanas, cuestionando la estrategia de la “Guerra Popular Prolongada” y planteando la creación de un “Partido Obrero”, como vanguardia del proletariado para la lucha insurreccional.

·       El FSLN Insurreccional o Tercerista, de composición ideológica más amplia −marxistas, socialdemócratas, demócratas cristianos, empresarios, estudiantes y profesores universitarios, intelectuales− que planteaban una mediación entre los otros dos grupos y preparar un gobierno demócrata al final del “somocismo”.

En general, las primeras acciones, que fueron de carácter guerrillero, estaban muy inspiradas en la lucha cubana para derrocar a Batista, pero −como reconocieron algunos de sus líderes más tarde− la zona campesina escogida para iniciar las acciones, por su pobreza, retraso y aislamiento, resultó ser un fracaso y concluyó en el desmantelamiento de ese frente.

A partir de 1963 realizaron diferentes acciones que les fueron ganando reconocimiento en el pueblo nicaragüense y les permitió organizarse y unificar a las diferentes facciones. Sin embargo, dada la dura represión y arremetida del “somocismo”, casi desaparecen a principios de los años setenta. Sin embargo, tras lo que denominaron la “acumulación de fuerzas”, en 1974 iniciaron la campaña definitiva contra la dictadura que logró en 1979 el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle y de la dinastía de la familia Somoza, que había gobernado el país durante 43 años.

Factores para la caída del “somocismo”

El triunfo de la arremetida del FSLN en 1979 se logró por la confluencia de varios factores, que pueden servir de lección para otras experiencias y realidades:

1.      Su creciente popularidad y apoyo entre el pueblo nicaragüense.

2.      El éxito de varias acciones militares significativas y llamativas, como: el asalto a una mansión de un ministro somocista en la que se encontraban importantes personalidades, entre ellas el embajador norteamericano; el ataque a diversas instalaciones militares, entre ellas al cuartel de Waslala, encabezado por el denominado “Comandante Rodrigo”, que abrió la ofensiva militar en todo el país; algunos golpes efectistas, como la toma del Palacio Nacional del Congreso, por el “Comandante Cero” −Edén Pastora− que les dio notoriedad internacional; y la conformación de varios frentes militares en todo el país, 7 en total, incluyendo el casco urbano de Managua.

3.      La conformación, a principios de 1979, de un comando nacional, que unificó a las tres fracciones del FSLN, en una “Dirección Nacional Conjunta”.

4.      El apoyo de sectores democráticos del país, tanto en Nicaragua como en el exterior, no vinculados a la lucha guerrillera, que tuvo un punto de inflexión en el asesinato por la dictadura somocista del periodista y político opositor, director de La Prensa, Pedro Joaquín Chamorro, que produjo el rechazo de la clase media nicaragüense al gobierno de Somoza.

5.      La pérdida de apoyo nacional e internacional al gobierno represivo y corrupto de Anastasio “Tachito” Somoza, dedicado a incrementar su ya considerable fortuna personal −apropiándose incluso de buena parte de la ayuda internacional al terremoto devastador de Managua en 1972− mientras el país estaba en una situación de pobreza generalizada.

6.      La dictadura militar somocista, como ya dije, la más cruel y corrupta de Centroamérica, era un modelo de las dictaduras “gorilas” latinoamericanas, que se arrastraban desde finales de los años 40 del pasado siglo; pero, comenzó a enfrentar un ambiente internacional menos propicio con la llegada a la presidencia de los EE.UU. de Jimmy Carter, su política de respeto a los derechos humanos y la negociación para devolver el Canal de Panamá a los panameños.

7.      Se dio además la conformación de una coalición internacional −Costa Rica, Cuba, México, Panamá y Venezuela− que apoyaron, incluso con armas, al FSLN; todo eso fue aislando internacionalmente al gobierno de Somoza.

8.      En respuesta el dictador sumió al país en una “guerra civil” −asesinando a la población desarmada, no beligerante y bombardeando las ciudades que eran tomadas por el FSLN−, hasta que perdió incluso el apoyo definitivo de Estados Unidos, especialmente tras el asesinato de un periodista norteamericano, Bill Stewart, por la Guardia Nacional somocista.

La precaria situación económica del pueblo nicaragüense, el ambiente internacional poco favorable, el innegable avance de los sandinistas, a pesar de la represión y crueldad del ejército somocista, precipitaron la renuncia de Anastasio Somoza quien se marchó al exilio, vagando por algunos países y estableciéndose finalmente en Paraguay, gobernado en ese entonces por otro dictador, Alfredo Stroessner. Somoza fue asesinado por un comando sandinista-guevarista en septiembre de 1980.

Conclusión

La próxima semana evaluaré la actuación del gobierno “sandinista” que emergió de este proceso, la oposición a ese gobierno, su degeneración en dictadura y algunas conclusiones y aprendizajes de ese proceso histórico.

 https://ismaelperezvigil.wordpress.com/