Ni las interminables caminatas ni el horror del Darién ni el precio del sufrimiento vivido fue suficiente para que los nuevos grupos de inmigrantes venezolanos que llegaron a las puertas de la frontera pudiesen entrar a Estados Unidos. Devueltos y rechazados fueron signados por el desprecio de las autoridades de la administración Biden, la cual le dio la espalda al problema real que sufren los venezolanos: la dictadura.
Una vez más quedó en evidencia la hipocresía politiquera, cuando el actual gobierno estadounidense soltó a los narcosobrinos.
Descaradamente le demostraron al mundo que los malos gozan de impunidad mientras el país más poderoso del mundo respalda la tiranía en la nación que en otrora parió al magnánimo Simón Bolívar.
Los venezolanos rechazamos el respaldo que el actual gobierno estadounidense le brinda a la dictadura al tiempo que le tira el portón en la cara a los inmigrantes de Venezuela.
Política, palabrería y negocio es lo que realmente guía la agenda de los gobernantes corruptos del hemisferio mientras en el medio siguen sufriendo los ciudadanos de a pie.
No se ayuda a un pueblo secuestrado por una dictadura con palabras vacías; y mucho menos dándole beneficios al dictador y a su familia. Por lo pronto queda más que claro que si los venezolanos queremos ser libres tenemos que luchar nosotros mismos por nuestra nación. No hay ningún país de afuera que vaya a salvarnos, tenemos que mirar hacia adentro y elevarnos por encima de las dificultades y reconstruir a nuestra sociedad.
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