Los problemas hay que enfrentarlos. No se pueden asumir conductas timoratas ni apelar a excusas para fijar posiciones claras, sin miramientos, a la hora de salirle al paso a las grandes amenazas que se ciernen sobre la humanidad. Digo esto porque seguro que no faltará alguien que lea esta columna y opine que este es un tema nada apropiado para estas fechas de año nuevo. Pues bien, pienso que es un hecho cierto, grave y que en consecuencia demanda la atención apropiada de todos los ciudadanos dolientes de la humanidad.
A comienzos del año pasado -18 de enero- acompañé al expresidente Andrés Pastrana a un foro en el que compartiría tribuna con el expresidente de España José María Aznar. El evento era patrocinado por la Universidad Francisco de Vitoria en alianza con el Instituto Atlántico.
En su exposición el expresidente Pastrana se refirió al incremento de la producción de cocaína en territorio colombiano, asegurando que de una cosecha por año estamos a las puertas de que ese monto se cuadruplique. La amenaza que el narcotráfico representa para la humanidad, por sus efectos letales sobre miles de consumidores que también se elevan, como las toneladas que se sacan de los incrementados cultivos, es noticia en todas partes del planeta. “Colombia produce más coca ahora que en la época de Pablo Escobar”, según la prensa británica. Colombia en la actualidad es el “mayor productor mundial de hoja de coca y cocaína”, es el titular que salta de un informe especial del diario Financial Times, publicado el 22 de febrero de 2021, que reveló cifras sobre el aumento de las hectáreas de hoja de coca en Colombia y su producción.
El trabajo periodístico citado indica que, el “aumento de las hectáreas de hoja de coca en Colombia y su producción se han disparado mientras que la labor de los erradicadores manuales es en vano, pues son los ‘primeros que están perdiendo la guerra’ porque, una vez que han limpiado un campo, los cultivadores de coca regresan y plantan de nuevo”. De la investigación realizada por el medio que estimamos conveniente citar en esta crónica, se expone que “durante el gobierno de Iván Duque perdieron la vida 20 erradicadores y 200 han sido heridos o mutilados por minas terrestres”. Según los datos recopilados por ese medio, “la producción de coca se ha disparado”, y cita un informe de la ONU, según el cual “en 2012 y 2017 creció en más del 250%. A pesar de la lucha contra este flagelo.
En la conferencia celebrada online organizada por el Aula de Liderazgo IADG/UFV se realizó un diálogo moderado por la Dra. Ana Capilla, profesora del máster universitario en Acción Política. Allí el presidente Pastrana ofreció datos impactantes que confirman que Colombia produce ahora más cocaína que a comienzos de los años de la década de los noventa. Los límites alcanzados por Pablo Escobar fueron rebasados ahora, según la versión del expresidente colombiano.
Esos datos los ratifica la investigación periodística que a su ves se apoya en las cifras de las Naciones Unidas que detallan que “Colombia produce 70% del suministro mundial de droga, pero para países como Estados Unidos, el territorio nacional tiene 89% de la producción global de cocaína. En el informe se puede ver cómo desde la muerte de Pablo Escobar hasta el 2000 -año en el que se consolidó el Plan Colombia con Estados Unidos- la producción se ha acelerado de manera drástica. Trece años después del inicio del milenio, la producción de coca siguió aumentando, con un leve descenso en 2019, así lo asegura la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Con la ayuda de Ronny, la Policía Antinarcóticos halló un cargamento de cocaína camuflado en cajas de limones”.
Otro tema abordado en la conferencia del ex presidente Andrés Pastrana en la Universidad Francisco de Vitoria, fue el referido al uso o no del glifosato, tema que igualmente es objeto de análisis en la investigación periodística que estamos comentando, en la que se hacen esas referencias al debate que hay entre quienes lo promueven y quienes aseguran que causa enfermedades tan graves como el cáncer.
El expresidente Pastrana sugirió que se aprovechara la etapa en que la gente debía estar en cuarentena, por los efectos de la pandemia de COVID-19, para hacer fumigaciones que permitieran eliminar cultivos. Esa proposición aún está sobre la mesa de los gobernantes que deshojan la margarita calibrando los antagonismos entre quienes aseguran que “la aspersión con glifosato trae recuerdos horrorosos a los agricultores de las zonas rurales de Colombia, pues muchos aviones pasaban por los campos rociando no solo la coca, sino cultivos legales como el maíz, cacao, plátano e incluso animales como vacas”.
Pedro Nel Segura, dueño de una finca en la provincia de Nariño habló con el diario y aseguró que le rociaron la tierra al menos “7 veces”. “Perdí 12 cabezas de ganado, muertas por el herbicida, y tuve que vender el resto porque no había pasto. Perdí todo lo que había invertido (…) Cualquier piloto debería haber podido ver que no estaba cultivando coca. Mis vacas son blancas, se las puede ver fácilmente desde el aire y estaban pastando en un campo abierto sin cultivos”. Este método de erradicación causó el desplazamiento de miles de campesinos de distintas partes de Colombia. Leider Valencia, organizador de Coccam, grupo que representa a más de 30.000 familias en Colombia que se ganan la vida mediante el cultivo de cultivos ilícitos, dijo al diario económico que “muchos agricultores se vieron obligados a abandonar sus tierras por completo y mudarse a otro lugar”.
Lo relatado en el párrafo anterior es parte de la crónica aportada por el Financial Time que citamos en este capítulo. Mientras tanto la agencia Reuters, en crónica suscrita por Luisa Gonzalez presenta una aseveración atribuida al exministro de la Defensa de Colombia Diego Molano, fechada el 17 de febrero de 2021, en la que aclaró que “el gobierno nacional reanudará en abril el uso de la aspersión aérea con glifosato para seguir combatiendo los cultivos ilícitos de coca, muchos otros políticos no están de acuerdo con la idea.
Por otra parte, el expresidente Juan Manuel Santos, citado en ese reportaje, recordó que la única forma de lidiar con la cocaína es despenalizarla. Hablando en una conferencia sobre el fracaso de la política de prohibición en los Estados Unidos, el exmandatario confesó: “Era como si estuviera en una bicicleta estática, pedaleando, pedaleando, pedaleando. Miraba a la izquierda y miraba a la derecha y todavía estaba en el mismo lugar. La solución es legalizar el negocio de la cocaína para que sus ganancias vayan al Estado y no a los criminales”. Por lo que le hemos escuchado predicar sobre este tema al actual presidente colombiano, Gustavo Petro, pareciera que, en definitiva, la legalización de la droga será la ruta que adoptará su gobierno.
El discurso que el presidente Gustavo Petro entregó en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el pasado martes 20 de septiembre del año que acabamos de despedir, desató todo tipo de controversias. En uno los apartes, el mandatario colombiano se preguntó “qué era más grave, si la cocaína o el petróleo y el gas». Estas fueron sus palabras:
“¿Qué es más venenoso para la humanidad, la cocaína, el carbón o el petróleo? El dictamen del poder ha ordenado que la cocaína es el veneno y debe ser perseguida, así ella solo cause mínimas muertes por sobredosis, y más por las mezclas que provoca su clandestinidad dictaminada, pero,en cambio, el carbón y el petróleo deben ser protegidos, así su uso pueda extinguir a toda la humanidad».
Comenzando este nuevo año, esa materia debe estar en cabeza de la agenda de debates en el que estamos llamados y obligados a participar todos los ciudadanos que de una u otra manera estamos siendo afectados por ese negocio diabólico del narcotráfico. Lo digo como venezolano que ve con angustia pero sin indiferencia todo lo que se está instalando en mi país que pasó de ser una nación con estado de derecho a un poderoso narcoestado.
@AlcaldeLedezma