Consumada la farsa, en lo inmediato se comprueba que el castrochavismo solo tiene sustento en la represión armada pues carece de pueblo, incluso tomando como cierto el 30% que el ilegítimo CNE declara como participante en el montaje. Más de 50% de los asistentes a esa votación fueron clapistas a juro y por evidente pactada conveniencia monetaria.
Su soporte foráneo seguirá en los intereses imperiales financieros directos y subsidiarios de Rusia vía Cuba, China e Irán, que así pretenden oficializar sus mercantiles intereses a través de contratos que carecen de validez jurídica, saqueos y compraventa de la riqueza pública nacional.
A su vez, Fuerte Tiuna y Miraflores pretenden sellar sus ilegítimos mandatos al dirigir, coordinar y ejecutar sus fechorías criminales a través de la FAES y los otros organismos autores de delitos de lesa humanidad que obedecen a sus amos para perseguir, torturar, encarcelar, ejecutar, suicidar, a la disidencia opositora formal que son sus diputados legítimos de la Asamblea Nacional y a todas las organizaciones no gubernamentales que detectan y denuncian la violación sistemática de los derechos humanos esenciales consagrados por la violada legítima carta magna vigente.
Sea cual sea el resultado de la consulta popular en acción, le quedan dos opciones a la ya fragmentada dirigencia opositora representante de partidos políticos borrados por este uniformado golpe votista destinado a legitimar finalmente a su régimen totalitario: organizar con urgencia una Fuenteovejuna en Tierra de Gracia que requiere o no la intervención humanitaria de la DEA, retirada del territorio por Hugo Chávez, en comandos que secuestren a los cabecillas del narcosistema en el trono y así liberen a los militares secuestrados en cuarteles, alcabalas y mazmorras, para que a su vez movilicen a la sociedad victima en su conjunto, tal como ocurrió aquel 23 de enero, una fecha que requiere versión actualizada, pues hasta ahora no se ha encontrado una solución mejor.
En ese propósito básico que garantiza el triunfo democrático es imprescindible la participación de los amordazados sobrevivientes gremios, sindicatos, asociaciones agropecuarias, industriales, comerciales, hasta el momento automarginadas cuando se las ha convocado a unirse en llamados a huelgas generales indefinidas y otros mecanismos universalmente probados para solucionar iguales o parecidas situaciones.
La voluntaria necesidad popular acosada y el a su vez mandato militarista amenazado por carecer de guarida segura y larga en el exterior, ambos, se encuentran de frente a vacíos que la historia política muestra como el basamento firme del fascismo neto –en cualquiera de sus flechas direccionales–. No habrá entonces chance para la liberación durante un tiempo imposible de precisar. No habrá pretextos que justifiquen semejante suicidio colectivo.
Guerra avisada no mata soldados, pero sí acaba del todo con civiles y uniformados civilistas.