En esta entrega no pretendo culpar ni exculpar a su protagonista. Pienso que es más útil sincerarme con la situación y con mis propios anhelos y expectativas. Y es que, cuando “La Remolacha Mecánica” no jugaba a nada de las manos de Nestor José Pékerman, al cual ni siquiera de paso se le veía por Venezuela, y cosechaba derrota tras derrota, bajo el argumento de que los jugadores venezolanos no jugaban en ligas importantes, ni eran tampoco protagonistas en sus equipos respectivos, yo recordaba la selección de Richard Páez y la de César Farías, que quizá con plantillas incluso inferiores, salvo orgullosas excepciones, conseguían jugar, competir, y a veces, hasta ganar, no sólo en casa, sino a domicilio. De tal manera, que este gurú de la dirección técnica, nunca me convenció. Y lo traigo a colación, porque desde ahí parte el problema. “La Caroreña” comenzó a conseguir sus primeros resultados positivos, tras la salida del “suegro bonachón”, de la mano de su segundo al mando en términos deportivos, no administrativos ni gerenciales. Sin embargo, de esos lodos venimos, y de esa pantanosa falta de juego y de identidad futbolística, no hemos salido del todo. De hecho, es parte del mismo cuerpo técnico (iba a decir el dicho criollo: “el mismo negro, con diferente cachimbo”, pero es políticamente cuestionable). La selección empezó a ganar, y luego de dos eliminatorias seguidas sumadas, donde sólo se consiguieron tres victorias, era imposible no emocionarse. Soteldo era Neymar JR., Salo era Van Basten, Tomás era Pirlo, y así… ah, y Fernando Batista era Mourinho. Y con lo del Maurice Revello aquello tomó más cuerpo. Sin contar con el “impulso argentino” en los programas deportivos.
Por su parte, es justo recalcar que de la boca de Fernando Batista jamás hemos escuchado que haya asegurado que nuestra selección vaya a lograr el sueño mundialista. Ni él, ni su cuerpo técnico han dicho algo semejante. Lo que sí han dicho, y de forma reiterativa, es que el aumento de los cupos hace pensar que podemos lograrlo, al igual que lo piensan en Chile, en Perú, en Bolivia y en Paraguay, sobre sus propias oportunidades. Han dicho que la selección tiene la obligación de “competir”. Sólo, y por la situación de la tabla por no haber ganado en muchas fechas, con la vertiginosa caída al puesto ocho, con la ascensión de “El Alto” y de Alfaro + el arbitraje, se comprometieron con la necesidad de la victoria ante Chile. Y pienso, sin necesidad de mucho coco que, si le ganábamos a Chile, estuviéramos felices, victoriosos, y hablando de la sapiencia, la perspicacia y las genialidades del director técnico. Pintando a la “Mona Lisa” más parecida a él que a Da Vinci, y poniéndolo de contrabando en los billetes de a quinientos bolos. Lamentablemente, las cosas fueron por otro camino, uno espinoso, empinado, resbaloso, frío, empedrado y sombrío.
Esto se debe, a que ese era el juego bisagra, la final de finales para la nuestra. El juego contra Chile era, sin temor a equivocarme, el juego más importante de la última década y media, y que, de ñapa, daba las condiciones favorables para la nuestra, y eso tiene que marcar un antes y un después en el rumbo técnico de la selección, independientemente de las cuentas bancarias y la calculadora milagrosa. No se trata de hacer leña del árbol caído, se trata de que ese partido había que ganarlo de todas todas, independientemente de si luego clasificábamos o no, independientemente de las virtudes de la gestión técnica actual (que las tiene) y de las debilidades de la misma. Y es que las decisiones administrativas son eso, decisiones. Todo confluyó para hacer de ese partido el ticket de permanencia. Y aun cuando sea desmentido por parte de la FVF, eso debe ser así. Además, la FVF no es conocida por su sinceridad. Y más aún, tratándose de un asunto tan delicado.
Aparte del pecado mayor (haber perdido contra Chile), y algunos agregarán “y de la forma que se perdió”, yo me abstengo, porque no me importaban las formas para ganarlo, mucho menos para perderlo. La actual gestión, que ha sido virtuosa en algunos aspectos que le han permitido “competir” en la generalidad de los casos, encajó 12 goles en el segundo tercio de la eliminatoria y apenas marcó 5. Volvimos a los dos goles encajados y a menos de un gol marcado por partido de las dos eliminatorias anteriores. Y es que la mayor virtud de este cuerpo técnico había sido parar la hemorragia defensiva, que de nuevo sufrimos ¿A qué se debe? Muchos ya lo han estado señalando, falta de juego, falta de tenencia responsable del balón, falta de sociedades en cancha, falta de costumbre con las posiciones de parte de algunos intérpretes de cancha, falta de concentración, pero por sobre todas las cosas, falta de trabajo psicológico. Y creo que esto último, ha sido clave para la actual situación de la selección. En este punto, coincido con “Rafa” en su “cafecito Gol”. A los grandes se les compite en casa a lo grande, a los chicos a lo chico en su casa y en los partidos clave, como el partido de la década y media, simplemente no se compite (específicamente en el 2do tiempo).
¿Es culpa de los jugadores? ¿Caída y mesa limpia?
El Futve está en una de sus peores crisis competitivas. En las últimas competencias internacionales, los equipos venezolanos han dado pena ajena, no por perder los partidos, sino por hacer que perdiendo uno desee que piten rápido el final. Es decir, bajo la actual situación los jugadores que tenemos son los que tenemos. De hecho, el actual cuerpo técnico, tiene a mi juicio, el mérito de haber engrosado la lista de elegibles para ser convocados a competencia. Luego, que si convocaron a este y no a este otro, no creo que sea sano ni respetuoso con los convocados, si están en la lista es porque pueden y mis felicitaciones a los que están, porque de seguro se lo han ganado con sus actualidades en algunos casos y en otros por su trayectoria o por el trabajo previo realizado en convocatorias anteriores. Los que se quedan fuera, han tenido segundas oportunidades. Recuerdo el llamado a “la Pantera” y lo bien que lo hizo en su oportunidad, o las jubilaciones que por redes daban a Salo o a Tomás y que de nuevo surgen. A todos se nos olvidó lo determinante de Salo en la Copa América. Tanto, que el equipo no ha logrado ganar en estas eliminatorias, si él no marca en el partido.
La polémica de “El Alto”
La sacudida sufrida en Bolivia polemizó la preparación del equipo para ese partido. Y por supuesto, no podía ser otro el villano coprotagonista que nuestro César Farías (que en cuanto a la altura y a Bolivia, tiene una incuestionable experiencia). Y lejos de justificar al cuerpo técnico, creo que también jugaron temas extra futbolísticos en esa derrota. Porque además del condicionante de la altura, siendo los que estrenábamos este escenario en Conmebol, y aun cuando, hay quienes reniegan de incorporar “la política” en el análisis, lo ocurrido tras las elecciones en el país trastocaba cualquier plan. Los jugadores son venezolanos, que defienden el amor patrio en cada cancha, y pretender que a ellos no les afectó psicológicamente lo ocurrido, es estúpido y mezquino. No era sólo “la altura de “El Alto”. Era el corazón y la mente. Por eso, yo no creo que sólo haya sido un problema de falta o de mala preparación para la altura. Ahí jugaron otros elementos. Recuerdo a Richard Páez diciendo por redes sociales un par de días antes, con sobrada razón, que (y voy a parafrasear eufemísticamente) resolver la situación política del país era más importante que ir al mundial. Hay jugadores cuyos familiares han sido afectados por el tema político tanto de un lado de la acera como del otro. Hay jugadores que se pronunciaron y que (se dice, no me consta, pero lo creo) fueron llamados al botón. Luego viene “El Alto” ¿quién en su sano juicio esperaba algo? De nuevo, trabajo psicológico.
¿Saldrá el actual cuerpo técnico?
Debido a las competencias de categorías inferiores ya pautadas, y vista la experiencia que en ese tema tiene el actual cuerpo técnico, este año no sale. Sin embargo, creo que, para el último tercio de las eliminatorias, se requiere tomar decisiones importantes. Apuesto por un director técnico de la plaza. Un venezolano que transmita a los jugadores no sólo aspectos técnicos, sino el cuchillo entre los dientes para ver si por ahí, y Dios lo permite, jugamos el campeonato por el repechaje. Dependerá de él y los decisores.
Pd. Decía Bruce Lee que, si se quería ser contundente en el contacto en la cara, no se podía apuntar a la cara que había que apuntar detrás de la cabeza. Si queremos ir al Mundial no basta con pensar en competir, tenemos que pensar en ganar.
Nuestros libros
Sigue mi perfil de autor y accede a la bibliografía por el siguiente enlace de Amazon https://amazon.com/author/davidmendozayamaui
Con tu compra me ayudas a seguir produciendo contenido.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional