Los tambores de la guerra sonaban con estruendo luctuoso. Los frenéticos discursos de Adolfo Hitler abonaban el terreno para la invasión de Polonia que comenzó el 1º de septiembre de 1939. La intención era buscar un enemigo que lograse justificar la acción militar. Fue así como los sufridos judíos aparecieron como carne de cañón. Eran la excusa ideal para ir tras la huella de un proyecto hegemónico.
Avanzada la conflagración un empresario de origen alemán de nombre Oscar Schindler, utiliza una inteligente estrategia con el gobierno nazi. Solicita judíos como trabajadores. Elaboraba listas semanales donde iba aumentando la cantidad de ellos, todo como un mecanismo para salvarlos. Logró que cerca de 1.500 judíos preservaran su vida. Fue el hombre necesario en el momento justo. Este ejemplo es una gesta para la libertad. Un grito que recorrió al planeta entero.
Evitándonos el mustio papel de las comparaciones, sumerjámonos en un episodio que tiene que ver con otro tipo de listas. El régimen de Nicolás Maduro, anda la búsqueda de aliados para imponerle a las primarias opositoras el grillete del CNE. Quiere a toda costa conocer quiénes son sus adversarios. Ya ocurrió con la lista de Luis Tascón, publicada en internet en el año 2004, en donde aparecíamos todos lo que firmamos para solicitar la destitución del presidente de la Republica Hugo Chávez, mediante el mecanismo constitucional de un referéndum revocatorio. Como podemos deducir una lista perversa tan distinta a la que escribía semanalmente Oscar Schindler. La del gobierno fue la de acribillar al ciudadano. La otra: la nobleza de un hombre ejemplar.
En aquel tiempo. Muchos venezolanos fuimos perseguidos por simplemente manifestar nuestro rechazo a la dictadura. En aquella oportunidad se ofrecía la confidencialidad del voto ejercido. Transcurrieron cuatro días para colocarlo en las redes sociales. El resultado no pudo ser más atroz. Con ese deleznable antecedente es lógico el resquemor ciudadano ante este atajo que ofrece la complicidad. El CNE es un brazo político del gobierno. Ellos reciben órdenes de Miraflores que acatan sin chistar.
El gobierno sabe que es inmensamente impopular, que los niveles de rechazo del cual goza son altísimos. Por ello requiere jugar a la intimidación. Originar la coacción que promueva la inmovilización popular. Que la gente tema por su seguridad y el de la familia. Es su estrategia. Sembrarle el temor por perder el empleo o algún beneficio. Por eso es indispensable impedir que el CNE organice lo que es una escogencia de la gente.
La primera estación del gobierno es impedir las primarias. Logran que los cogollos escojan un mequetrefe que se preste para un evento tan falso como la elección presidencial nicaragüense. Un sainete que mantenga a Nicolás Maduro en el poder. Lo segunda, en caso de darse las primarias, es tener la data de los participantes. Para ello cuenta con mucho dinero y el alma podrida de mucho cómplice que desde hace años tiene negocios con el régimen. Es necesario salvar el proceso: que sea una fiesta democrática de la gente. Con la organización del ciudadano. Y no del CNE que es el PSUV vestido con cierto recato, pero sin dejar de ser parte de la satrapía.
@alecambero