Cuando leí el conmovedor reportaje firmado por el periodista Jesús Herrera, que ha sido divulgado por el portal Noticiero Digital, no pude dejar de evocar aquellos nobles esfuerzos puestos de manifiesto para atender a centenares de criaturas venezolanas desvalidas, que gracias al concurso de decenas de personas altruistas que nos acompañaron en esas tareas de socorro, fue posible asistirlas dignamente.
Comienzo por confirmar todo cuanto ha descrito en su reportaje el citado comunicador social, quien ofrece detalles sobre la labor humanitaria que cumple la fundación Hogar Bambi, garantizándole a “pequeños, indefensos, de meses de nacidos abandonados”, los brazos de mujeres y hombres capacitados para atenderlos, pero sobre todo con un infinito amor que los distingue siempre.
Pude constatar en las visitas que hicimos a las instalaciones de Hogar Bambi, como la que está ubicada en la parroquia caraqueña San Bernardino, cómo centenares de niños desprotegidos eran cuidados por un personal que hacía sus tareas con regocijo y conciencia de que estaban atendiendo a seres humanos en situación muy especial. No se limitaban a cumplir un tratamiento relancino, fugaz o pasajero. Más bien ofrecerle todo tipo de cuidados, comenzando por abrirles las puertas de lo que pasaría a ser su hogar, además del calor humano que eso conlleva, con alimentación, atención médica y el apoyo psicológico adecuado para resarcir a esas criaturas de los maltratos físicos de los que habían sido víctimas.
Imposible dejar de recordar todos los esfuerzos adelantados en las circunstancias en que el destino me ha colocado al frente de despachos gubernamentales, desde los cuales siempre privilegiamos los proyectos relacionados con la atención a los niños en situación de abandono o de calle. Tampoco dejamos de ocuparnos de los adultos indigentes para quienes recuperamos las instalaciones del Centro Luis Ordaz, existente en la comunidad de San Martín, en el momento en que Antonio Ledezma desempeñaba el cargo de gobernador de Caracas y posteriormente se inauguró, en su gestión como alcalde del Municipio Libertador, el Centro Lucas Pérez en la Cota 905.
Para auxiliar a los niños en situación de abandono procuré rodearme de personas extraordinariamente capacitadas, como lo fueron la doctora Mildred Moreau, entre muchas, así como buscar la asesoría especializada en estos temas de servidores públicos experimentados, como lo fue el padre Javier de Nicoló, a quien fuimos a visitar a Colombia y, quien después de escuchar nuestra rogatoria, aceptó gustosamente asesorar nuestra iniciativa para implementarla en Caracas. ¡Qué privilegio!
Fue así que inauguramos la Casa Simón Diaz, más otras 4 sedes, entre ellas Abuelita Mami, un albergue para niñas que está ubicado en la zona de Prado de María, en la capital del país.
De esa misión nos queda la satisfacción del deber cumplido, servicio que se lleva a cabo sin esperar reconocimientos, que no sea la inmensa satisfacción de recibir, una que otra vez, la llamada o el mensaje de quienes fueron esos niños y ahora son mujeres y hombres exitosos que han podido realizar sus sueños.
¡Desde este exilio quiero hacerles llegar mis palabras de reconocimiento a todo el personal de la fundación Hogar Bambi, la labor que hacen es una bendición de Dios para todas esas criaturas!