Entre las mayores aberraciones de la historia contemporánea se encuentra el surgimiento de narcoestados, variante de Estados autoritarios, basados en el dominio de las estructuras del Estado por parte de los narcotraficantes.
Este dominio se puede realizar bien por la toma directa del Estado por parte del cartel o por la compra de los gobernantes por parte de estos. Este tipo de régimen es típico de América Latina.
Todo comenzó en los setenta con la incursión de Fidel en este malvado negocio. Puso en su mano derecha, el general Ochoa, la dirección de este negocio y por razones no bien esclarecidas, cuando ya no lo necesitó lo fusiló.
Pienso que una de las principales razones por las cuales Ochoa se había vuelto inservible para Fidel fue la incursión directa en el narcotráfico de las FARC, pero esto lo dejaremos para el final de este artículo. No obstante, cabe destacar que estos narcoestados son todos comunistas.
El primer gran narcoestado es Venezuela. Chávez directamente dirigió los contactos con las FARC y el ELN. Igualmente, fundó el Cartel de los Soles, Generales chavistas que pasaron a acoplar la dirección del Estado y del narcotráfico. Es por eso que ya no hay en Venezuela legitimidad alguna, el Estado es un cartel y por esta característica es que no hay vía política para que el cartel abandone el Estado, pues significaría la muerte del negocio. Como todo narcotraficante, luchan por el monopolio del narcotráfico hasta la muerte, pero jamás incurrirán en negociar sus privilegios. Esta es la razón básica de por qué Maduro se mantiene en el poder; siendo Venezuela un narcoestado, no le interesan ni perjudican sanciones económicas o políticas, bloqueos de cuentas, ni asedio diplomático. Solamente por la fuerza ellos dejarán el poder.
Ecuador y Bolivia fueron dos destacados narcoestados. Acá la suerte ejerció el rol fundamental para su eliminación. En Ecuador, donde había uno dirigido por un hijo de una mula del narcotráfico, arregló la sucesión de este poniendo al segundo al mando, quien supuestamente continuaría la persistencia del narcoestado, pero el sucesor decidió acabar con esto y así se acabó el régimen del cartel. En Bolivia se efectuó la regla de que la fuerza es el medio elemental de la liquidación de regímenes dirigidos por carteles. Evo intentó perpetuar el narcoestado con otro fraude más, pero ante el hastío popular los militares decidieron abandonarlo y someterse a la voluntad popular, permitiendo la implementación de la democracia a través de un gobierno interino que reestablezca totalmente la democracia por medio de elecciones. El narcorrégimen, por cierto, tiene la posibilidad de volver, por la estupidez de los líderes democráticos de hacer prevalecer sus egos e ir divididos a la contienda electoral, o hacen primarias o la incipiente democracia se irá al suelo.
Llegamos al caso paradigmático de Colombia, muy “sui generis” e insólito. Las guerrillas narcoterroristas de las FARC y el ELN estuvieron en el narcotráfico por décadas. Siendo este negocio el factor de su increíble supervivencia. Las FARC son el mayor cartel de narcotráfico del mundo (destaco el verbo porque se ha creado el mito que hay disidencias de estas, no, son el mismo aparato narcoterrorista utilizando la combinación de todas las formas de lucha). Las FARC estuvieron a punto de tomarse el poder a finales de los noventa, Colombia era prácticamente un Estado fallido. La creación del Plan Colombia por Pastrana y sobre todo la política de Seguridad Democrática de Uribe (Colombia tendrá que agradecerle de por vida la casi aniquilación del narcoterrorismo comunista) lograron acabar con ese peligro de convertirse en Estado fallido y el narcoterrorismo estuvo arrinconado en las fronteras con Ecuador y Venezuela, donde había Estados narcoterroristas que les servían de acampaderos.
El insólito error de Uribe de poner al traidor a la patria Juan Manuel Santos (el problema de que no existan verdaderos partidos no facilita la labor de investigación del oponente aplicado a la selección de candidatos, si se hubiera hecho esta en relación a Santos hubieran detectado su largo historial antidemocrático y favorable a los narcoterroristas) hizo cambiar radicalmente la historia.
Santos se dedicó a vender una ficticia “paz” que no es más que la entrega del país al narcoterrorismo comunista. Pero no pudo, el pueblo la rechazó en plebiscito. La lamentable rendición de los líderes demócratas ante Juan Manuel Santos hizo posible la implantación de la dictadura del farcsantismo, entregándole el país a las FARC. La dictadura ató todos los hilos para hacerse perpetua e invencible, cooptó todas las instituciones del Estado e hizo, caso único en el mundo, que el narcoestado (instaurado en el ilegítimo e ilegal Acuerdo) se incorporase al hilo constitucional del país. En Venezuela hay un narcoestado «de facto», ¡en Colombia es constitucional!
Creímos en la promesa de Duque de que iba a reformar el Acuerdo para acabar con la impunidad, elegibilidad y continuación de ese convenio que le entrega el país al narcoterrorismo comunista. Lamentablemente, el presidente y sus mosqueteros Ceballos y Archila diariamente se ufanan de cumplir al pie de la letra con ese acuerdo. Como colofón van a instaurar el voto electrónico, instrumento de fraude para la implantación del socialismo del siglo XXI. De manera, pues, que no hay salida democrática para acabar con la dictadura del narcoterrorismo comunista.
No ha habido ni una leve oposición a la implantación del voto electrónico. Les envié mensajes en ese sentido a varios líderes del CD y el mutismo ha sido total. Igual que en Venezuela el establishment se rindió ante los caprichos de Chávez, porque “Venezuela no es Cuba”, acá este se está rindiendo ante el farcsantismo“ porque Colombia no es Venezuela”.
Es lamentable que nadie aprenda de la experiencia ajena, acá ya se está en una “conversación nacional” para aceptar las imposiciones de un pliego de condiciones que copia las exigencias del Caguán y del ELN en Ecuador, ya tenemos las principales ciudades en manos del farcsantismo excepto Barranquilla. Me queda la esperanza (que es lo último que se pierde) que en el 22 sigamos el ejemplo boliviano, que el pueblo y sus Fuerzas Militares acaben con el narcoestado que la narcodictadura del farcsantismo ha implantado y que Duque desgraciadamente acata.