Nos preocupa constatar la misma disposición de seguir chupando de las rentas del Estado, por parte de quienes se suponen la alternativa del régimen que arruinó el país en todos los órdenes. La fiesta es para unos pocos, se adiciona el esperpéntico G4, vacío de representación política y a contrapelo de las penurias que padece la mayoría. No han dejado de encarnar la figura tradicional de los vividores, con esa ley inconstitucional que pretende darle a ese grupo la administración de los activos en manos del interinato, sin rendición de cuentas. Se han convertido en funcionales de la corporación criminal, que con su rostro impúdico nos ha hecho más desiguales que nunca. Niegan ambos factores la renovación de la política, prefieren lidiar con la indiferencia. Hay un criminal desdén con la suerte del venezolano. “Sin ustedes nos va mejor” es la repuesta categórica de la gente que va despertando.
El régimen se hace reo del delito de lesa humanidad al empeñarse con su afán totalitario de insuflarle un daño antropológico a la estructura convivencial de la sociedad, de la familia y del ser venezolano. Ha golpeado duro a la vecindad, como asociación de relaciones, entre cercanos. La centrífuga indeseable expulsa a los venezolanos que huyen del hambre, de la violencia y la muerte, no dejando otra alterativa que la huida de su propio país. Los niños quedan al cuidado de sus abuelos- y al morirse estos- la vecindad se hace cargo, haciendo gala de una solidaridad extraordinaria, lo cual constituye una verdadera riqueza social.
El Centro de Investigaciones Populares Alejandro Moreno aporta un dato auspicioso de un mejor futuro. Antropológicamente la estructura social, aunque arteramente golpeada, se mantiene integra, intacta, las comunidades están allí con sus bases valorativas y sentido de familia, solidaridad y esperanza. La esencia relacional queda intacta, reacomodándose a nuevas circunstancias. Se encuentran en búsqueda de una nueva dirección política, a la del G4 decidió darle la espalda.
La relación afectiva señala rumbo en la vida. Se requiere contar con un marco de referencia, de un concepto, una idea y valores firmes. Sin razones, sin propósitos y metas, no se llega a ningún lado. No tienes idea adónde ir. A la gente toca ejercer la labor de contrapeso del poder, de reclamar y actuar conforme a la conciencia con lo que no se está de acuerdo. La maldad más grande ha sido la ausencia de educación. Así la sociedad se convierte en títere de un capitoste, de un capo y de unas mafias. La mala educación no sirve, porque no ofrece perspectivas, posibilidades, aspiración y propósito.
Las condiciones espirituales propician a la sociedad encontrarse con su destino. Enfocarse en el centro espiritual nos dará el sentido crítico de como vemos la política y de construir principios y valores. Impedidos hoy de ejercer la libertad, con una firmeza espiritual notable confiemos en nuestra fuerza para construir nuestro propio protagonismo y futuro. Seguimos a la realidad y no a un discurso. Empezamos de nuevo en el largo desierto para alcanzar verdad, libertad, cambio y esperanza.
¡Libertad para Javier Tarazona! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
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