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Los militares son cómplices y víctimas a la vez… y sus familias pagan por sus platos rotos

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Caricom alertó sobre "significativa actividad militar venezolana" en la frontera con Guyana

La FANB está secuestrada por mandos que se plegaron a un régimen ilegítimo y criminal. Los militares que «se la gozan» no es porque sus sueldos y beneficios sean suficientes para vivir con dignidad o mínima comodidad, o por el hecho de confesarse ‘antiimperialistas’, chavistas y supuestos ‘bolivarianos’. Los ‘afortunados’, aquellos a los que les importa un bledo el país, son los más corruptos, los que se dedican a funciones no propias de los militares y los que violan a diario, y de mil formas, la ley y su mandato constitucional. Los que no están dispuestos a corromperse son marginados, pasan mucho trabajo y también mucha vergüenza.

Esta perversión pone en riesgo la seguridad, la soberanía, la paz y el progreso del país. Que la Fuerza Armada sea un factor de caos e inestabilidad en una nación hace cuestionar su utilidad y obliga a imaginar una reestructuración integral —y riesgosa— de la institución en el plazo más corto posible.

En esta declaración, el candidato del cambio, Edmundo González, tocó un punto clave. La familia militar no vive en una burbuja, padece todas las calamidades que viven las familias civiles. El agravante es que en casa tienen a hombres y mujeres que integran una institución descarriada y en no pocos casos son corresponsables del fatal descarrilamiento.

En los últimos años, muchos han tramitado la baja y muchos más esperan que se la otorguen. Otros han desertado. 147 languidecen en condiciones infrahumanas en las mazmorras de la DGCIM, torturados por militares sádicos, esos que son los instrumentos indispensables y consentidos de Nicolás, Cilia, Diosdado y los hermanos Rodríguez Gómez. Al mando de toda esta podredumbre está, como ministro de Defensa perenne, Vladimir Padrino, narcotraficante y prófugo de la justicia de Estados Unidos, y Domingo Hernández Lárez, jefe del @CEOFANBVE, tuitero por excelencia (y muy cursi) de esta inmensa inmundicia. Hijos y familiares de la cúpula militar se han sumado al éxodo masivo al que ellos han contribuido, dándole oxígeno al más inepto, corrupto y criminal régimen en la historia del hemisferio. No sé cómo pueden estos oficiales descarriados ver a sus hijos, hermanos, sobrinos, cuñados y tíos por Zoom. No sé cómo duermen de noche. No sé qué cálculo errado es el que hacen día tras día mientras el país agoniza y sus familias o pasan trabajo avergonzadas, o se regocijan sin vergüenza (y sin garantías) con dineros mal habidos.

Declaración de Edmundo González Urrutia: «La familia militar sufre las mismas condiciones que el resto de los venezolanos».

Publicado originalmente en la cuenta de X del autor @pburelli

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