Es bien sabido que los mercados de valores son eficientes en el sentido de que las acciones y otros valores reflejan en sus alzas y bajas las noticias que les afectan. Las acciones de empresas, petroleras, por ejemplo, suben y bajan con el anuncio de noticias que afectan a la industria de extracción de este hidrocarburo fósil.
Así tenemos que cuando el Dios Marte se apodera del escenario mundial, los inversionistas se acurrucan en las trincheras, esperando que pase lo peor. En efecto, antes del estallido de una guerra, la volatilidad se difunde en las bolsas y los operadores, corredores, gerentes de grandes fondos de inversión quienes entonces, buscan un refugio en determinados activos. Es decir, aquellos valores y bienes que mantienen sus precios aun en condiciones de incertidumbre. El oro, los fondos de renta fija y las divisas fuertes (efectivo en bancos sólidos) son los que más se distinguen. En estos momentos los analistas están preocupados en verificar si la invasión rusa a Ucrania será pronto olvidada por los mercados, y vendrá el alza de nuevo verificada en el incremento de los índices bursátiles.
Un reciente estudio de Deutsche Bank ha investigado meticulosamente el comportamiento del Standard and Poor 500 —considerado el índice más representativo de la situación real de los mercados— durante los sucesos geopolíticos más importantes de los últimos 80 años. Desde la ocupación alemana de Checoslovaquia en 1939, que dio inicio al segundo conflicto mundial, hasta la guerra de Siria en 2015. Según este análisis, las bolsas han tardado en promedio 15 sesiones para levantar de nuevo la cabeza y recuperar su valor inicial y previo a los momentos de crisis. Cuando surgen conflictos globales se suele gestar una gran volatilidad con una fuerte caída inicial, que puede durar unas semanas o pocos meses. En la medida que se avizora una salida, los índices e indicadores suelen adelantarse hasta marcar máximos.
Los casos del ataque a las Torres Gemelas del 11-S y del Brexit son ejemplares en este sentido. A posteriori del atentado terrorista, el indicador estadounidense bajó 11,6% y, teniendo en cuenta que la Bolsa de Nueva York se mantuvo cerrada una semana después de la ofensiva, fueron necesarias tres semanas para que alcanzara de nuevo su punto máximo antes de la crisis. Con el referéndum británico por el Brexit el rebote fue todavía más rápido. Desde el 27 de junio de 2016, cuando el S&P 500 pisó el suelo, transcurrieron apenas solo dos semanas hasta que emergió de nuevo. Una vez más, las bolsas iban un paso por delante de los hechos y descontaban así la recuperación futura. De igual modo, sobre todo en el mercado británico, la salida del Reino Unido de la UE comenzó sus efectos ya a finales de 2015, según indican algunos analistas y operadores bursátiles.
En el cuadro podemos apreciar variados acontecimientos sucedidos desde hace 80 años. Según esta información el acontecimiento que más afectó a los mercados fue el del inicio de la guerra árabe-israelí en 1973 y el cual tardó que más de cuatro años para que los mercados bursátiles se recuperaran, hasta llegar al reciente hecho del Brexit que duró su efecto pocos días.
Un dato interesante, cuando la Bolsa de New York cayó en 2008 como resultado de la quiebra de Lehman Brothers y el inició de la crisis debido a las hipotecas subprime, la recuperación vino en dos años. También es bueno destacar que esta crisis no se debió a alguna guerra o evento geopolítico.