Cuando uno está realizando investigaciones en el campo de la historia es muy frecuente encontrarse con hechos particulares que bien valen la pena colocar en la mesa del análisis porque en principio parten como sucesos curiosos que posteriormente nos ofrecen la oportunidad de profundizar sobre el asunto y ello nos lleva a conocer acontecimientos conexos al hecho principal que lo hacen todavía más interesante.
Tal es el caso de lo ocurrido en el año 1850 entre el general Renato Beluche, héroe de nuestra independencia, quien nació en el año de 1780 en la ciudad de Nueva Orleans (Luisiana española) y el gobierno de la reina Victoria de Inglaterra con relación a la situación de 3 esclavos que poseía el general Beluche y que para ese momento vivía en la ciudad de Puerto Cabello.
A manera de introducción hay que decir que el fenómeno de la esclavitud en nuestro continente se mantuvo por varias décadas después de culminados los procesos de independencia y por ejemplo, en nuestro país, el mismo se extendió hasta el año 1854 cuando el Congreso aprueba el 23 de marzo la “Ley de Abolición de la Esclavitud” y al día siguiente el entonces presidente de la República, general José Gregorio Monagas firma el ejecútese de la misma.
Siendo este un elemento de alta importancia en la economía de la región por la mano de obra y en vista de que los reinos de España e Inglaterra habían firmado un tratado donde quedaba prohibido el tráfico de esclavos, el cual se llamó: “Tratado entre su magestad la Reina de España y su magestad el Rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda para la abolición del tráfico de esclavos, concluido y firmado en Madrid en 28 de junio de 1835”, sumado al acuerdo firmado entre el gobierno de Venezuela y el gobierno de Inglaterra el 15 de marzo de 1839 para la abolición del tráfico de esclavos; los negociantes de la miseria optaron por implementar la figura del secuestro de hombres, mujeres, jóvenes y niños para convertirlos en esclavos y venderlos como mano de obra barata por los territorios que conformaban el Golfo de México, el Caribe y Sur-América.
Y es aquí donde entra la conexión con el general Beluche, pues según los reportes del gobierno inglés, en el año 1849 en ciudad Bolívar el vicecónsul de Inglaterra, señor Kenneth Mathison se entrevista con una mujer de nombre “Louisa”, quien nació en Nassau, en la isla de Nueva Providencia, súbdita británica libre desde 1822 y que fue secuestrada y vino a parar a la Nueva Granada donde el general Beluche la compra creyendo que era esclava e hizo que fuera enviada a Venezuela, donde estuvo a su servicio y allí procreó a 2 hijos llamados “Dámaso” y “Marcos”, quienes siendo hijos de una “supuesta” esclava fueron tratados como “Manumisos” de acuerdo con la “Ley de Manumisos” de Venezuela y en donde “Louisa” relata que esos hijos siempre fueron criados por el general Beluche y posteriormente este la vende (sin los hijos) y en el transcurrir del tiempo estuvo en posesión de varios amos procreando un tercer hijo que también fue tratado como “Manumiso” para un “Señor” de Ciudad Bolívar.
Una vez escuchado todo el relato de “Louisa”, el vicecónsul Mathison inicia el proceso administrativo respectivo para verificar la versión de la dama y una vez comprobada la veracidad de la misma, acciona las gestiones para reivindicar los derechos de la súbdita y sus hijos, por lo cual tiene que realizar dos negociaciones: la primera con el dueño de su tercer hijo para que tanto él como “Louisa” recuperen de inmediato su legítima libertad más el reembolso del dinero que este había pagado por ellos y a cambio “Louisa” renunciaba a sus derechos de compensación por el tiempo que ella y su hijo habían sido retenidos ilegítimamente.
Con respecto al punto de los otros dos hijos “Dámaso” y “Marcos” que estaban en posesión del general Beluche, se giraron instrucciones para que el vicecónsul de Inglaterra en Puerto Cabello, señor John Mcwhirter, hiciera el respectivo trámite y procedió a conversar con el reconocido héroe de la independencia, quien en una actitud muy ciudadana renunció de forma inmediata a sus derechos sobre ellos porque él no sabía que eran personas libres y tampoco presentaría reclamación alguna para ser compensado por todos los gastos que ha tenido con ellos que incluyen vestido, educación y mantenimiento y todo eso quedó registrado en un documento firmado por el general Renato Beluche, el vicecónsul Mcwhirter como las partes directamente involucradas y como testigos firmaron los señores F. Kerdel y Fernando Olavarría.