Los bancos con serios problemas financieros, la vida cada vez más cara, los huevos a 9 dólares el cartón (lo comprobé, después de que alguien dijera que habían bajado)… En fin, estamos sobreviviendo. Conozco a mujeres, aquí en Estados Unidos, que no comen para darle algo a sus niños.
Pero, después de regresar de Punta Cana, trato de ponerme al día con lo que está pasando en este mundo loco. Dios mío, exceptuando a la congresista de Florida, María Elvira Salazar, que sí hace su trabajo, los políticos se han vuelto locos.
Uno dice que en República Dominicana odian a las personas de raza negra, y advierte a los afroamericanos de que no vayan allá. Tremendo disparate.
María Elvira lo machacó y terminó haciendo mofongo con él. Como bien le dijo, está jugando con la comida de nuestro país, uno de los principales en el mundo en turismo de calidad. Lo digo yo, que vivo una parte del mes en Punta Cana, la verdadera, y me siento orgullosa de ser dominicana y ver lo que Frank Ranieri y su equipo han logrado. Esa Punta Cana donde vivían Oscar de la Renta, Julio Iglesias y un gran etcétera, y que pocos conocen. Deberían darle una clase de cómo hacer las cosas con calidad a los demócratas, que cada día meten más la pata.
Además, señor ministro, en mi país viven alrededor de 5 millones de haitianos —la mayoría sin papeles—, que en su mayoría se podrían llamar afroamericanos. Si usted desea, lléveselos a Estados Unidos, en vez de sacarlos a patadas, como están haciendo ahora. Aquí sabemos muy bien el motivo de su mentira. Gracias a Dios, trataron de arreglar el lío, pero ya el daño estaba hecho.
Después no se quejen de las consecuencias, como el caos que hay en el patio de la casa: Venezuela, Colombia, Nicaragua…
El hijo de Gustavo Petro, en desastre total. Y el padre, con excusas infantiles. A veces es mejor no hablar. Y ni qué decir de la flamante vicepresidenta de Colombia. Nos avergonzó a las mujeres del mundo por su forma burda y sin sentido de querer justificar el dineral que toma de los pobres, que son muchos, gastando miles de dólares para ser llevada en helicóptero a su casa. Por su “seguridad” paga por cada viaje 12.000 dólares. Los niños y viejos de Colombia necesitan ese dinero, flamante vicepresidenta.
Se le olvidó que usted representa a la izquierda. Aunque ya sabemos que, cuando sube la izquierda, se roba más. El PLD en mi país, Maduro y Chávez en Venezuela, los Castro en Cuba, y un gran y asqueroso etcétera así lo comprueba.
Y para colmo, seguimos esperando a que se investigue al presidente Biden, a su hijo, a la viuda de su hijo fallecido… en su danza de millones con nuestro enemigo mayor, China. ¡Dios nos agarre confesados!