OPINIÓN

Los antihéroes sembrados por el chavismo

por Juan Francisco García Escalona Juan Francisco García Escalona
Alex Saab

Foto EFE

Cuantificar las pérdidas de la sociedad venezolana no solo navega por aspectos económicos, la profundidad del desastre tiene un epicentro innegable en la corrupción y dilapidación de millones de dólares; sin embargo, el modelo político del chavismo ahora devenido en una etapa incluso más perversa, el madurismo, posee unas dimensiones que han propiciado el desplome total de los valores otrora existentes en el pueblo venezolano. Hoy la carga del deterioro se ubica en lo ético, lo moral y en cada renglón de la estructura social del país.

La crisis se hizo multidimensional, rebasó lo económico y se ubicó en lo político, social-educativo, en incluso lo espiritual. No ha sido fortuita, la destrucción social ha obedecido a un plan certeramente ideado y ejecutado al pulso de un fino bisturí. Venezuela geopolíticamente ha sido víctima de sus riquezas y su ubicación un elemento para que se cerniera sobre ella toda mafia existente en América Latina y en el mundo. Sin el más mínimo estupor han hecho nuevamente de ella una colonia, ahora al servicio del terrorismo, el narcotráfico y el comercio ilegal de oro que desangra y destruye incluso el ecosistema necesario para la vida futura. En todo caso, este sistema anula esa posibilidad de un plumazo.

El heroísmo independentista del Libertador Simón Bolívar, Francisco de Miranda, José Antonio Páez, por nombrar algunos, pues toda nuestra historia está llena de fascinantes hombres y mujeres que lo han dado todo por la consagración de la república, ha sido anulado por los héroes negativos impuestos por las narrativas populistas de los usurpadores del poder, quienes han sembrado dentro de los sistemas educativos, judiciales, y otros tantos, cierta admiración y reverencia a figuras como Ernesto “Che” Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez, Muamar Gadafi, Saddam Hussein, Vladimir Putin, Alexander Lukashenko, Sathya Sai Baba, y ahora desean que todo el pueblo enaltezca a Alex Saab como una especie de héroe de los mecanismos de importación de alimentos para el sistema CLAP, que según ellos garantiza la seguridad alimentaria del país. Insisten en banalizar el mal, como establece Hannah Arendt: no miden las consecuencias de sus acciones, solo actúan para cumplir su propósito a expensas del sufrimiento de toda una nación.

La tragedia se agudiza aceleradamente, cada región del país tiene sus propias particularidades, algunas son azotadas por la inclemencia del sistema financiero sacudido por la inflación, incontenible por políticas improvisadas a manos de inexpertos que solo ostentan un cargo para su propio beneficio, el desabastecimiento de combustible afecta los sectores productivos que con grandes esfuerzos se mantienen en el país, la ausencia de diésel es un punto neurálgico porque paraliza la maquinaria pesada y el transporte que sostiene el suministro a las cadenas comercializadoras de alimentos, dejando abierta la posibilidad de un gran desabastecimiento de alimentos en un país donde la crisis alimentaria gestada por la corrupción del régimen ha provocado más muertes que el covid-19.

Otra suerte de héroes que se han presentado en la población de la mano del régimen son los grupos irregulares; las FARC, el ELN, las FBL, quienes someten a comunidades enteras, al punto de esclavizar jóvenes, y grupos de campesinos e indígenas, para actividades inherentes al narcotráfico, aprovechándose además sexualmente de las jóvenes. Es una honda calamidad la que resiste el pueblo a la espera de romper con este yugo ceñido bruscamente por un aparato que trabajó en lo político e ideológico para sembrar valores falsos o negativos, que conducen equivocadamente a un sector de la población del que demanda el régimen lealtad, apelando a conceptos vacíos y otros manipulados, como socialismo, y revolución.

Estoicamente, la población ha soportado la carga incesante de un sistema inhumano que es sostenido en estos precisos momentos no por bases ideológicas, porque el rechazo de quienes alzaban sus banderas partidistas y de supuestas luchas desde el poder popular, como lo definen, es abrumador. Se mantiene por el poder absoluto de los grupos represivos, que violan sistemáticamente los derechos humanos de la población al perseguir, detener, torturar y desaparecer a las voces que invitan a la organización del pueblo, para acompañar las políticas internacionales de coalición que se alinean en función de procurar una solución desde el punto de vista negociado hacia la transición política del país. Una solución que acabe con las muertes, que finalmente nos enrumbe a la estabilización política, económica y social de la nación; que nos conduzca en un tiempo prudencial a un proceso electoral, libre, justo y democrático, con la suficiente observación internacional; que el chantaje y las presiones sobre los electores sean reducidos en su totalidad y se dé inicio al proceso de reinstitucionalización del país, para que el venezolano pueda vivir un proceso primaveral después de estos nudos tormentosos que le ha tocado sufrir en este apocalipsis que ha significado el régimen de Nicolás Maduro.

En lo sucesivo, la libertad y la democracia deben ser el eje transversal para construir un sistema que desmonte este andamiaje perverso de antivalores que volcaron sobre la población venezolana para oprimirla al antojo de una minoría.

@jufraga12