Las enfermedades y las epidemias son algo que ha estado entre los seres humanos desde la antigüedad. Si uno lee los estudios realizados sobre las mismas durante el siglo pasado, podríamos entender algunos aspectos relevantes de cómo comprender, atender y eventualmente superar estas enfermedades. El doctor David S. Jones, M.D., Ph.D., profesor de Cultura de la Medicina en el Departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Harvard, en un artículo publicado en marzo de este año en el New England Journal of Medicine, mencionó que «La historia de las epidemias ofrece un consejo considerable, pero solo si la gente conoce la historia y responde con sabiduría».
Y es que esos tiempos no solo son muy complejos, sino que, además, durante ellos nuestra mente se aterra con temas de enfermedades y mucho más en épocas de pandemias; dicho eso, nosotros nunca hubiésemos imaginado que -como generación– estuviésemos viviendo una pandemia en los actuales momentos. Los editores del libro La pandemia de gripe española de 1918: la historia y el legado del brote de gripe más mortal del mundo (publicado en 2017) mencionan que, en muchos sentidos, “es difícil para las personas modernas que viven en los países del Primer Mundo concebir una pandemia que se extienda por todo el mundo y mate a millones de personas». Y esta acotación se refería a la llamada gripe española, la pandemia que azotó al mundo en 1918; pero lo mismo se puede decir hoy día con la pandemia del COVID-19 de 2020, pues seguimos sin entender cómo esto puede llegar a ocurrir con los grandes avances que se han logrado.
Estudiar a las pandemias también nos ayuda a comprender cómo ocurren y cómo se propagan. La amplia propagación del mortal coronavirus sorprendió al mundo en pleno siglo XXI. La cantidad de personas contagiadas y fallecidas ya es alarmante y sigue en aumento; además, la velocidad a la que se propaga también es amenazante. Países de todo el mundo han tomado medidas de precaución como la prohibición de viajar, el aislamiento o la cuarentena, entre otros. Sin embargo, lo cierto es que el mundo no ha podido contener la propagación de la enfermedad.
Existe una sensación de temor por el virus entre la gente. Para ser realistas, debemos cuidarnos, pero tampoco debemos aferrarnos solo a pensamientos negativos o de derrota. Cuanto más difícil se pone la situación, los seres humanos han demostrado una gran capacidad de adaptarse a ella. Hoy día, los científicos saben más sobre cómo aislar y manejar un gran número de pacientes enfermos y moribundos, y los médicos pueden recetar antibióticos o vacunas, algo que no existía en 1918. Pero como dijo el Dr. Jones, la historia nos ayuda solo si la gente responde con sabiduría; es decir, esto solo va a funcionar con un gran sentido común, donde el [auto]distanciamiento social y el lavado de manos, que ya han sido calificados como los mejores mecanismos para la prevención, sean parte de nuestra cotidianidad.
En el futuro se espera –como nos ha enseñado la historia– que las epidemias y los virus sigan siendo una característica habitual de la vida humana. Por ello, si como sociedad no nos apoyamos mutuamente y no nos decidimos a aprender de la historia y de las enseñanzas que nos pueda dar, no habremos aprendido las lecciones como para sofocar el desafío actual del COVID-19.
@LVGarciaG