El madurismo asegura que Petróleos de Venezuela se «recuperó» y está exportando cerca de 1 millón de barriles diarios de crudo. Si tomamos entonces como referencia un promedio de 50 dólares por unidad, eso nos daría ingresos promedios mensuales de aproximadamente 1.500 millones de dólares mensuales y 18.000 millones de dólares al año. O sea, si asumimos sus cifras oficiales de 3 millones de empleados públicos y 4 millones de pensionados, el madurismo pudiera llevar el salario mínimo hasta 100 dólares mensuales. No obstante, levantando las banderas del “socialismo”, ellos solo desean ver a la población condenada a vivir entre la pobreza, la miseria y la neoesclavitud. Que los venezolanos tengan ingresos dignos, eso jamás lo haría el madurismo.
El madurismo habla del programa “Vuelta a la patria”, con el que apenas regresan cada vez dos o tres centenas de personas desde otras latitudes del continente. Pero después de casi una década de emigración, la cifra de los que han abandonado el país se acerca a 6 millones de connacionales. O sea, esas personas a quienes el neototalitarismo prácticamente echó de la patria por violaciones de los más esenciales derechos humanos, entre ellos, alimentación, trabajo y sobre todo salarios dignos, es evidente que no volverían con el madurismo.
El madurismo prácticamente anuncia con bombos y platillos, a través del Banco Central de Venezuela, que la inflación durante el mes de noviembre de 2021 fue de 8,4% {1} para también aseverar que la cifra anualizada sobrepasa el 600%; luego que durante más de un lustro escondieron tales cifras, mientras podían manipular la espantosa hiperinflación que explotó sobre Venezuela desde 2017, y que llevó la pobreza a más de 70% de la población -reconocida por ellos- {2}, al punto de que eliminaron 11 ceros al bolívar en los últimos 3 años, y ahora vienen a decirnos que ha llegado la “recuperación económica”, una historia que vienen repitiendo año tras año, mientras el país y los venezolanos continuamos hundiéndonos cada vez más en la destrucción social y humana. Por ello, está comprobado que esa recuperación de la economía jamás la haría el madurismo.
El madurismo habla de “recuperar” el Metro de Caracas. Aquel moderno y pulcro sistema de transporte masivo que durante muchos años fue la imagen de la Caracas próspera, pujante y apuntando hacia la ciudad modelo de América del Sur combinada con la majestuosidad del Ávila. Ahora, ese “Metro” convertido en chatarra tecnológica, donde ni siquiera se respetan las mínimas normas de convivencia, el madurismo asegura que será “recuperado” cuando la única manera de volver a tener aquel majestuoso espacio de movilización estaría en entregar en concesión todas sus líneas y permitir a consorcios extranjeros que construyan las 6 líneas proyectadas, y que a su vez se uniera a todo el país en un gran proyecto ferroviario nacional. Pero eso jamás lo haría el madurismo.
El madurismo habla de “remodelar” la Universidad Central de Venezuela y el resto de las universidades del país, después de haber negado a las más importantes casas de estudio e investigación sus presupuestos, y permitir esa barbarie de que la deserción estudiantil haya llegado a 40% {3}. Es decir, el madurismo habla de una “remodelación” después de que destruyó la educación universitaria y la columna vertebral de desarrollo del país. Verbigracia, un sistema político que a todas luces odia y desprecia la educación universitaria, también coloca en evidencia que esa inmensa tarea jamás la haría el madurismo.
El madurismo destruyó todos los hospitales y ambulatorios del país, hasta lo que fue un programa de Hugo Chávez y el chavismo, denominado Barrio Adentro, sus consultorios están cerrados y hasta desmantelados, y lo más grave es que según la Federación Médica Venezolana más de 40.000 médicos abandonaron el sistema “público” de salud {4} durante el tiempo en que el madurismo ha tenido el poder político. Esa es otra razón incuestionable para saber que la recomposición del sistema asistencial jamás la haría el madurismo.
El madurismo es una secta política que, salvo destruirla, jamás haría algo por la felicidad de Venezuela.
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