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Lo escondido de escarpados parajes

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A propósito del fin de año, mi corazón se escondía en una constante petición desde el mes de noviembre, la cual fue alcanzar la dicha de tener algunas pocas líneas en las cuales inspirarme para continuar esta temporada. Ese clamor quizás insignificante abrigaba mi alma como adéfago de inspiración, en tal sentido, por más que recorría las palabras no alcanzaba a tomar ninguna como propia y nada de lo que leía hacía suficiente ruido, para imprimar el alma.

A último momento, llegado casi el final, en horas previas a zalagardas festivas un recuerdo susurró algunas ideas y el obsequio que necesitaba se hizo presente con prontitud. Aunque llegó envuelto en más de un par de líneas y como toda bendición ha superado las expectativas de forma absoluta. Hoy pretendo compartir solo una del par de líneas que dice: “Paloma mía, que estas en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro y hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya y hermoso tu aspecto” Cantares 12:14. Meditaba esa línea y me pregunté ¿cuáles son esos agujeros de peña y los escondidos de los escarpados? Al respecto, se me ocurre interpretar esos lugares como los susurros al viento que se hacen en segundos de meditación, las rodillas que se doblan en ocasiones con más angustia que fe, y los silencios que se enmarcan con suspiros. Todas acciones propias de quienes suben a lugares complicados del pensamiento y corazón sabiendo que hay cosas que solo dependen del Creador.

Es probable que esos lugares escondidos y de difícil acceso sean también espacios de sanidad donde el alma y el espíritu se reinician y limpian de rastrojos que impiden la purificación y ralentizan el progreso hacia las cúspides diseñadas para cada cual. Por ello, al final se elogia lo dulce de la voz y lo hermoso del aspecto en medio de la fragilidad al comparar con una paloma. Lucubraba en mi corazón una línea así se vuelve como flama de inspiración al momento de continuar una temporada con nuevas energías, porque da valor a los momentos pequeños, a lo sublime de los tiempos de reflexión y a lo personal de la relación con el regente de los cielos. Te recuerda la estima que Él tiene con aquellos que deciden confiar y abrir su corazón exponiendo eso que les agobia el alma.

En estos días primigenios del año, el anhelo de mi corazón es que podamos ofrecer un tiempo que se viva entre los espacios secretos de las peñas donde la libertad y seguridad son sempiternas. Así mismo que podamos entrar y salir de entre los escondidos y escarpados espacios de los paisajes y territorios que nos han sido asignados con ligereza de pies como las gacelas con confianza. Lo cual seguramente implicará un mayor esfuerzo, mayor demanda de oxígeno y una gran energía dejando atrás a tantos como sea necesario, y olvidando los lazos que amarran y someten el alcance de la visión.

@alelinssey20

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