La invasión agresiva y abusiva de Rusia sobre Ucrania, además de las consideraciones políticas, económicas, de derechos humanos y geoestratégicas, puso en mesa de debate una urgente necesidad de dejar de depender del gas de Rusia, dado el nivel de agresividad de ese país que ciertamente utiliza el gas como herramienta económica para sustentar su maquinaria militar de agresión.
La energía como herramienta de desarrollo o como herramienta militar. Europa se dejó estar, sencillamente hablando, creyeron que podían vivir felices dependiendo de energía que no producen en su suelo. Hoy les toca salir de ese mal paso y de la mano de Estados Unidos.
Ante ello, como ya hemos considerado, surgen varias ideas: desde acelerar renovables, permitir el fracking en suelo europeo, considerar a la nuclear como “verde” por un periodo extendido (ya es una iniciativa en curso), y principalmente que Europa importe LNG (liquid natural gas) desde otras latitudes.
En todo caso, Europa siempre recibió gas vía LNG desde Rusia (además de por ductos), desde Estados Unidos (que tiene un boom de producción de gas vía fracking) y desde Qatar (que es un domo gasífero de reservas globales).
La idea es incrementar el LNG desde Estados Unidos y Qatar y dejar reducidas “a nada” las adquisiciones desde Rusia.
El incremento de venta de LNG estadounidense a Europa vuelve a demostrar, para la historia, que Estados Unidos es un aliado muy confiable de Europa. Les salvaron el rabo dos veces: en la Primera y en la Segunda Guerra Mundial y ahora va a salvarles por tercera vez proveyendo LNG para que muevan su matriz eléctrica. Alguien me dijo en un evento “que Estados Unidos no está regalando el LNG a Europa, y debería hacerlo”. No creo que “deba”, porque todo es un negocio, pero creo que el hecho de estar Estados Unidos proveyendo e incrementando volúmenes de LNG a Europa es una forma de ayudarla a salir del profundo hueco en el que se metieron: depender de los más bravos de sus socios del este, los rusos.
El LNG estadounidense que es tratado (regasificado porque llega líquido) en puertos europeos representa 26% de su matriz 2021, hoy están cercanos a recibir 6.500 millones de pies cúbicos/día.
El fracking permitió, como dijimos, a Estados Unidos producir más petróleo que Arabia y exportar más gas que Qatar. La fuerza del capitalismo vuelve a demostrar que la innovación están por encima de las ideas estatistas. Finalmente, el dinero derrotará a Putin y su nomenklatura viciosa.
El sólo hecho de que Estados Unidos y Qatar incrementen sus cuotas de ventas de gas en Europa, mientras Europa desarrolla su nueva matriz de energía renovable, lograrán hacer destrozos en la economía rusa, además de las sanciones que ya les impusieron. No decimos que nadie va a consumir el gas ruso, pero sus proyectos (tiene varios en carpeta) para desarrollo de campos, mejora y modernización de sistema logístico, de tecnología, proyectos de exportación de LNG y otros van a quedar totalmente paralizados por falta de dinero. No tienen la capacidad financiera de invertir a escala y a largo plazo de continuar la guerra y las sanciones.
“Estados Unidos está exportando cada molécula de gas natural que podemos”, dijo Samantha Gross, directora de la Iniciativa de Seguridad Energética y Clima de la Institución Brookings. Y lo hacen porque existe el mercado y la oportunidad porque hay buenos precios y pueden vender su gas en un lugar en donde necesita. Eso es mercado puro y simple.
Recientemente la Comisión Europea y Estados Unidos alcanzaron acuerdo energético para ayudar a Europa dejar de depender del gas ruso.
Bruselas garantizará una demanda estable de 50 bcm/año (billon cubic feet) de LNG estadounidense adicional (hasta al menos 2030, aunque creo que irá más adelante hasta 2040), lo que supone una compra valorada en más de 140.000 millones de euros. Ello garantizará que haya electricidad para hogares, industrias, transporte, etc.
Lo que Europa debe hacer ahora es, como ya se repitió hasta el cansancio por ellos mismos: 1) considerar legislación que permita el fracking en su suelo, 2) acelerar adicionalmente puntos de regasificación para recibir LNG, 3) acelerar inversiones en solar y eólica sin tanta traba burocrática, 4) continuar usando nuclear hasta 2040 en tanto se robustezca la matriz de generación eléctrica renovable, 5) acelerar un plan de eficiencia energética, usar con mucho más cuidado y racionalidad la energía dado lo complejo que es adquirirla, 6) acelerar proyectos, investigación, tecnología y desarrollo para el hidrógeno, 7) renovar su sistema de transporte y electrificarlo a 100%.
Naturalmente, el compromiso de reducir GEI (gas de efecto invernadero) tanto de Estados Unidos como Europa continúan firmes pero sin ultraradicalismos porque lo que se quiere hoy es energía a bajo coste y dejar de depender de tiranos como Putin. Aunque se enfaden los ultraambientalistas. El gas es necesario. Y en toda ésta ecuación el gas natural vuelve a ratificar su rol de elemento de transición entre fósiles y renovables, su fortaleza en el mercado está comprobada y por ello urge desarrollar más proyectos de gas vía shale fracking que permitan la liberación de Europa de la energía de tiranos.
Tomo las palabras de la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula Von der Leyen: “Tenemos que asegurar el suministro del gas no solo para un invierno, sino para más años, y lograr independizarnos del gas ruso y avanzar hacia un futuro energético más verde”.
El objetivo final de la industria que lleva LNG estadounidense es proveer a Europa hasta 2030 de más de 50.000 millones de m³ (metro cúbico), para eliminar a Rusia del mercado europeo, cortar su captación de dinero y fortalecer a Europa en alianza con Estados Unidos.
@BorisSGomezU
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