Por varios meses la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes ha debatido internamente si iniciar el “impeachment”, juicio político o allanamiento del presidente Trump, con base en el informe Mueller, particularmente bajo el posible cargo por obstrucción de la justicia.
No había diferencias en cuanto a los méritos para proceder, sino en cuanto al aspecto político. La líder de la mayoría y presidente de la Cámara, Nancy Pelosi, ponderaba, y con razón, que los artículos del “impeachment” donde se formulan los cargos al presidente podían ser aprobados en la Cámara, pero difícilmente se tendría éxito en el Senado con el enjuiciamiento, porque para declarar la culpabilidad del presidente y removerlo del cargo se requieren las 2/3 partes de la Cámara Alta, todavía controlada por los republicanos que en su mayoría, como es el caso del líder Mitch McConnell, permanecen leales a Trump. Las otras dos consideraciones de Speaker Pelosi eran la opinión pública (el enjuiciamiento político es muy polarizante, en términos que superan la impopularidad de Trump); y, además, la posible exculpación que hacia el futuro podría tener (según un sector de la doctrina jurídica) la absolución por parte del Senado bajo el concepto de la “cosa juzgada”.
Pero esta semana todo dio un giro. En días pasados un denunciante anónimo dentro de la administración documentó que el presidente Trump personalmente abusó del poder de la Presidencia para presionar al presidente de Ucrania en una conversación telefónica, a efecto de que reabriesen una investigación contra el vicepresidente Biden, prácticamente fabricando una acusación que ya había sido desechada contra su hijo Hunter, esta vez involucrando al propio vicepresidente Biden. Y, lo más grave, hizo esta presión prácticamente condicionando la ayuda financiera comprometida por Estados Unidos a Ucrania por razones de seguridad nacional, al hecho de que el gobierno de Ucrania interfiera de esta manera en las elecciones de Estados Unidos a favor de Trump. Las transcripciones de la conversación telefónica emitidas a raíz de la presión ejercida por la opinión pública, luego de que la denuncia se filtrase al diario The Washington Post, confirman estos hechos rayanos en la traición a los más altos valores constitucionales de Estados Unidos. De hecho, también pudo confirmar ese diario que días antes del intercambio telefónico Trump y su administración habían retenido los desembolsos financieros del programan de apoyo comprometido con Ucrania. Algo sin precedentes, impensable.
Joe Biden no solo lidera las encuestas entre los candidatos a la nominación demócrata. Muchos sondeos de opinión que hemos citado en artículos anteriores en este mismo espacio confirman que Biden derrotaría con facilidad a Trump en las elecciones presidenciales de 2020. Lo que ha hecho Trump es muy difícil de dejar pasar por cálculos políticos; y seguramente moverá el piso a muchos republicanos. El Senador y ex candidato presidencial de ese partido Mitt Romney ya sentenció por Twitter su profundo desacuerdo con esta inexcusable conducta de Trump. La viuda del senador John McCain, cuyo legado es una referencia y reserva moral de los republicanos en estos tiempos, dijo ante estos acontecimientos que el partido de Trump ya no es el Partido Republicano en el que ella y el difunto esposo militaban. ¿Será esto el inicio de un deslave del apoyo a Trump en el Senado, de concretarse el “impeachment”?
Pero, entretanto, detengámonos en la noticia anunciada por la presidente de la Cámara Baja, Nancy Pelosi. Con la destreza política y capacidad que tiene como operadora en las lides parlamentarias, anunció un “impeachment inquiry” no todavía un “impeachment proceeding”. Es decir, Pelosi se propone hacer una especie de preinvestigación o substanciación de todos los elementos necesarios para, en caso de avanzar hacia el “impeachment proceeding” y culminar en el levantamiento de cargos a través de los artículos que apruebe la mayoría, hacerlo con el mayor apoyo político y de opinión pública posible, dada la contundencia de las evidencias. Busca Pelosi resolver el dilema y riego que proceder, sin base adecuada, podría tener para diputados demócratas que lograron ganar en distritos de tendencia republicana (en los que Trump tiene sus importantes apoyos); y ofreciendo una razón sólida a muchos republicanos para quienes tendría un alto costo la solidaridad automática con Trump en estas circunstancias; así como la lealtad partidista por encima del interés nacional. Unos artículos de “impeachment” aprobados por la mayoría demócrata sumando republicanos llegarían al Senado con una potencia inmensa. Y en la confección de todo esto, Trump estaría totalmente a la defensiva y golpeado ante la opinión nacional. Pelosi esta semana ha conversado con sus colegas de bancada pidiéndoles enfocar sus narrativas y esfuerzos en los hechos de la conversación con el presidente de Ucrania. Sabe que es un caso del que puede asirse, por tangible, concreto y de evidencias a la vista.
Lo cierto es que más allá de todo el tema estratégico y político, Trump ha incurrido en unos hechos de suma gravedad solicitando a un gobierno extranjero que “fabrique” una acusación contra su principal opositor para influir en las elecciones de nuestro país. Es de ahora en adelante un imperativo democrático y moral, inevitable, avanzar con el “impeachment”.
* Miembro del DNC y Presidente del Comité Nacional del Latino Victory Project.
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