Está por llegar el mes de mayo. Son muchos los temas que ofrece. Todos valiosos, pero en esta oportunidad nos referiremos exclusivamente a él para recordar que el tiempo avanza y no retrocede. Es como el agua de los ríos, por lo que debemos aprovechar cuanto podamos. El mensaje está dirigido a la dirigencia opositora independientemente de la condición política e ideológica que tengan los protagonistas.
Lamentablemente el tema electoral agota los afanes de la inmensa mayoría de estos personajes, nuevos y algunos viejos, de la política. Es importante, pero no el que debería ocupar a tiempo completo el pensamiento y la acción de quienes rechazan el régimen hoy dirigido por Nicolás Maduro. El esfuerzo debe centrarse en diseñar un camino serio para producir el cambio radical que el país necesita. Lo demás vendrá por añadidura.
En este tiempo, Venezuela dejó de ser ejemplo y guía para otras realidades continentales y mundiales. Ahora es un dramático caso de empobrecimiento, migración e inseguridad de las personas, las familias, los bienes y de cómo puede desaparecer progresivamente el Estado de Derecho y de Justicia. Frente a todo esto y mucho más, tenemos la obligación de rebelarnos y luchar por ese cambio que hemos mencionado.
Debemos ofrecerle a la nación garantías relativas a la construcción de un nuevo régimen de convivencia democrática y de plenas libertades para que el pluralismo político sea luz que ilumine el propósito y las Fuerzas Armadas estén al servicio de todos y al igual que la educación, sean independientes de toda orientación ideológica.
Es preocupante observar cómo el ciudadano común está siendo dominado por el temor a un futuro condicionado por la dura realidad del presente. Las consecuencias están a la vista. Invito a que pensemos en la Venezuela que tendremos para 2024 y 2025, con Maduro a la cabeza del régimen actual.
Sabemos del creciente descontento existente en la oficialidad decente de las FAN. En ese mundo crece también el miedo y la desconfianza. Las relaciones son difíciles hasta en las conversaciones, las simples miradas y la convivencia con el vecindario civil.
Sin desconocer la fuerza de los liderazgos existentes, debemos evitar el “mesianismo” basado en proyectos personales o personalistas. La capacidad de convocatoria y la credibilidad son fundamentales en quienes tienen que asumir la dirección de lo que se hace. Por supuesto que la aceptación internacional es de suma importancia a todos los efectos. Comunicación permanente con los centros de poder político, económico y financiero será muy necesaria en el tiempo por venir.
Sintetizo la razón de estas reflexiones recordando que jamás ha sucedido que varios enanos atomizados puedan formar un gigante.
@osalpaz
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