La militancia ciudadana activa que hemos venido ejerciendo durante los últimos 22 años nos ha inmunizado sobradamente de caer en las garras de líneas fallidas y deshonrosas, lanzadas por traidores políticos que han capitulado; y en su carácter de vencidos e indignos, a cambio de unas dádivas personales, decidieron constituirse en la periferia del ecosistema criminal. El ciudadano harto de promesas incumplidas pugna por una nueva conducción, que no se desvíe del objetivo compartido de la liberación de Venezuela.
Rechazamos a quienes venden la sumisión como una victoria, a quienes proponen un pacto para la continuidad. Creemos en una negociación para la libertad, enfocada en los términos de la salida de la usurpación. Somos dueños de nuestra conciencia, tenemos valores y no precios. No nos acostumbraremos a convivir con el mal y eventualmente aceptarlo porque es lo que hay. Nos convocan a un esfuerzo de adaptación y a que renunciemos a la felicidad que merecemos. No van a lograr socavar la esperanza, en medio de tantas dificultades, de la maltratada sociedad, con la indigna puesta en escena que esconde una cohabitación con la usurpación que destruyó, en todos los órdenes, a la nación.
Defendemos el principio de derecho y democrático de la subsidiaridad, los gobiernos intervienen cuando los problemas rebasan la capacidad de las iniciativas ciudadanas. La ayuda de Cáritas al pueblo de Tovar a través de un obispo, acompañado de un voluntariado de médicos y prestadores de servicios, fue impedida por la bota militar (pretendieron apropiársela), es más que elocuente de la crisis humanitaria compleja que vivimos. La disolución de las fuerzas armadas institucionales dio paso a una guardia pretoriana y represiva, a la cual le fue entregada toda prerrogativa de abuso sin límites.
El día de la libertad llegará de improviso, a los perversos les sobrevendrá la ruina y no podrán escapar. La verdad arraigada en nuestros corazones conduce al camino recto de la liberación. Quienes delinquieron abiertamente contra el bien común serán castigados con rigor.
La relación de los nuevos gobernantes con los gobernados se cimentará en la lealtad, rectitud e irreprochabilidad. Con el rescate de la dignidad de la política será posible concretar una representación digna.
Los venezolanos y el mundo democrático no deben conformarse jamás con un acuerdo que conlleve a una cohabitación propiciada por envilecidos líderes vencidos y funcionales al sistema. No deseamos una región que se permita convivir con dictaduras.
No avalaremos un proceso electoral a todas luces fraudulento, que legítima a criminales de lesa humanidad y se acopla al sistema totalitario. El que se rinde no es líder. Al nuevo alacranato le decimos que a los traidores nadie respeta. Nos quieren como masa, nosotros al sacrificio y ellos a los privilegios. Edificaremos un futuro diferente.
“Libertad para Javier Tarazona. No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados”.