OPINIÓN

Limpiar la mente

por Arminda García Arminda García

Comencemos afirmando que los únicos con el poder capaz de combatir los pensamientos negativos somos nosotros mismos. Si no hacemos el trabajo de eliminar y erradicar las ideas o emociones desfavorables instaladas en la mente, permitiremos que nos afecten de manera  determinante  sin darnos cuenta.

La rutina de la vida nos envuelve, nos pasamos nuestra existencia ocupados sobrellevando situaciones que nos generan juicios mentales que se van acumulando. Es muy agradable tener nuestra casa en orden y limpia, por eso le dedicamos el tiempo necesario. Con la mente sucede que solo cuando entramos en crisis verdadera nos vemos en la necesidad de hacer un reseteo.

La mente se recarga, por eso, no debemos llegar al punto de sentirnos agobiados, ansiosos o deprimidos. Despejarla nos permite ser más felices y más efectivos. Sin embargo, es importante entender que esto debe ser un compromiso personal y por voluntad propia, para descartar esos pensamientos que nos hacen daño, que se encuentran alojados  en nosotros.

Con ese fin, es prioritario que desarrollemos una actitud proactiva y tomar medidas para iniciar ese proceso, en el cual influye la personalidad de los individuos, las distintas vivencias que hemos afrontado, las creencias y convicciones, los valores, entre otros. Por ese motivo, cada quien debe entonces encontrar la vía que se ajuste más a su realidad.

Es muy recomendable, en primer lugar, hacer un esfuerzo por cambiar nuestra manera de pensar, es decir, plantearnos el propósito real de analizarla y transformarla, cuestionando nuestra voz interior, lo cual resulta muy difícil. Si eso que estamos sintiendo no nos permite  avanzar, entonces, debemos tratar de modificar nuestras creencias, haciéndonos preguntas o enfocándonos  desde una nueva óptica.

Así mismo, ayuda mucho si demostramos aceptación cuando descubrimos que no podemos cambiar ciertas cosas en cuanto a las personas que nos rodean, las situaciones presentes en el entorno, experiencias del pasado, pues nos desgastamos mucho en ese intento, del cual no obtendremos resultados distintos. Esto representa tomar las cosas como son y no como nos hubiera gustado que fueran. Es increíble la cantidad de basura mental que esta lucha interior nos propicia.

Recordemos que los pensamientos desfavorables, dañinos, perjudiciales, destructivos, inflexibles o negativos en general,  pueden instalarse de manera permanente y peligrosa, sin percibirlo, repitiéndose como un hábito letal hasta que tomemos medidas y hagamos algo al respecto.