La invasión cubana se está llevando nuestra gasolina y diésel tan necesarios para, entre otros sectores productivos, la agroindustria, hoy de capa caída por culpa de un régimen forajido. La sanción más grave es lo que se lleva Cuba todos los días.
La acumulación de fuerza es “la única razón” que va quedando ante la confiscación de la libertad. Acompañada del ejercicio firme de la dignidad, ante el efecto nocivo de una “lavadora de convicciones” que ha corroído a la clase política.
Notamos a una oposición cohabitadora y vencida por sus resultados, lo cual ha llevado a que 80% del país se haya puesto de espaldas a la política, similar porcentaje alcanza el rechazo al usurpador. El deslinde entre población y dirigencia se va ensanchando. Esta última viene malogrando su reputación por su incoherencia, falta de claridad y honestidad con la gente. Ellos andan en lo suyo, mientras los ciudadanos no tienen tiempo sino para luchar contra el hambre y las necesidades, lo que les ha hecho perder casi todas las esperanzas.
El líder de hoy debe ser más comprometido que en tiempos ordinarios; la política inmoral, incapaz de rendir cuentas, perdió la lógica y hay reclamos ciudadanos por la confianza entregada y traicionada.
Me acojo al concepto de liderazgo de Víctor Maldonado: “Líderes que digan la verdad, se comprometan con un curso estratégico, sean empáticos, practiquen la integridad y tengan coraje, que sean prudentes y tengan fortaleza. Que no se dejen llevar por la corrupción, que tengan templanza y vivan la suerte de sus ciudadanos.”
Vislumbro un futuro promisorio. Hay un grupo valioso de jóvenes comprometidos con sus regiones y preparándose disciplinadamente para gobernar bajo un programa orgánico de formación de liderazgo. Trabajar en la raíz misma de la sociedad es lo que hacen “los lideres Fénix”, el conocimiento es importante, la ética fundamental y el entrenamiento transcurre acompasado de un trabajo social profundo y auténtico, desvelando la mentira con la verdad. No se dejan encandilar por unas elecciones írritas que no sirven para nada y que no cambiarán para nada la suerte del país, sino darle reconocimiento a la corporación criminal.
“Los Fénix” trabajan con la gente desde la realidad de sus comunidades. La palabra fundada en la verdad que dirigen no es primero sí y luego no. Todo es un sí y se afinca en la idea de convertir la verdad en realidad, con los enfoques apropiados y esfuerzos sostenidos. Con el testimonio de su conducta logran el efecto multiplicador de la replicación. Firmes en su propósito trabajan para que cada día sean menos los que lloren y los que sufran por la injusticia. Lo viejo cede ante lo nuevo, la sombra ante la realidad y la luz ahuyenta la noche.
Necesario es enfrentar las obras muertas con una nueva alianza; de lo que hagamos derivará una suerte desigual de vida o muerte. Las virtudes se expanden desde una vida digna con contenido y propósito.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados, ni exiliados!