OPINIÓN

Liderazgo adentro

por Freddy Marcano Freddy Marcano

En la vieja prensa venezolana, escribían, regularmente, sobre los más destacados dirigentes regionales del país, excepto los de Caracas que en todos los partidos estaban desplazados por la dirigencia nacional. Al fin y al cabo, eso que llamaban maquinaria partidista, mitad realidad y mitad leyenda, pero siempre la organización estaba sobre los hombros del liderazgo regional. Esta es la parte real del asunto, porque la otra, la de sus arbitrariedades, podía imputarse a los dirigentes individuales, ya que todo partido que prepara a su gente y hace un programa para aplicarlo desde el gobierno, tiene por deber inexcusable ganar limpiamente las elecciones. Entonces, algo inherente a la naturaleza de los partidos, resultaba agriamente criticado, pues que en el fondo cultivaba un cierto sentimiento autoritarista el que se desaforaba para embromar a las organizaciones democráticas, que pretendía siempre estar por encima de ellas. Claro, hasta que llegó Hugo Chávez y terminó de completar ese proceso.

Son muy escasos los líderes de cada entidad federal que sean nacionalmente conocidos en la actualidad, y, mucho menos, que tengan una proyección nacional para ser hasta candidato presidencial, como ocurrió en su momento con Henrique Salas Römer.  Desde que Enrique Mendoza, Manuel Rosales o Henrique Capriles fueron gobernadores de estado, nadie ha tenido igual trascendencia. Todo ha pasado a depender del sofocante poder central respecto al oficialismo y de las cabezas de cada dirección nacional de los partidos opositores. En fin, luce patético el retroceso de un siglo que hemos experimentado, convertida la descentralización en una poderosa ficción.

Existen valiosos y muy reconocido referentes regionales en la oposición, los que llevan el pálpito de la Venezuela profunda en cada uno de los rincones del país,  que los sentimos subordinados en el seno de la oposición. Sólo reciben líneas, órdenes, imposiciones. Y, aunque se diga lo que se diga de  las finanzas de la oposición, esos dirigentes no reciben ni medio para implementar las acciones políticas necesarias.  Deben intentar cabildear constantemente con la jefatura nacional, cada vez con menos poder. Es hacia abajo donde se siente con mayor peso la persecución y la represión que no aparece en los grandes titulares nacionales, pero todos deben ir agradecidos a  Caracas hasta para recibir una orden inconsulta.

Sin embargo, ellos son los que mueven en todo el territorio nacional a la gente, la sensibilizan, la asisten, la ayudan, teniendo el verdadero manejo y control de los procesos electorales. No hablo de la simpatía del voto, sino del trabajo que realmente hace falta para poder enfrentar cualquier proceso que se avecine. Esa ha sido una de las principales funciones de las organizaciones políticas aunque cada día, como hemos dicho, se ha venido a menos, por muchas razones. Por eso debe ser muy importante la conexión entre las candidaturas y los partidos que las respaldan y dan el sustento para así conseguir el triunfo.

No podemos olvidar que los cambios son producto de las transformaciones sociales y políticas de los últimos años y que han generado un ciudadano con mayor información, con más educación y conocimientos sobre muchos aspectos, a través de distintos dispositivos tecnológicos.

Como hemos insistido todos estos años, es necesario que la sociedad y los liderazgos políticos sean los que impulsen la relación entre la ciudadanía y las organizaciones políticas y así casi seguro generaremos el cambio final que tanto hemos añorado. Hemos insistido, resistido y persistido en la unión de los venezolanos, el trabajo en conjunto y la inclusión de todos. No podemos crear y creer en mesías político, pues ya aprendimos que no podemos depender de un liderazgo mesiánico de cualquier líder de turno que destruya lo que estamos creando para nuestro futuro.

IG,X: @freddyamarcano