OPINIÓN

Libertad, más allá de una definición conceptual

por Corina Yoris-Villasana Corina Yoris-Villasana

La libertad guiando al pueblo, de Delacroix

A Andrea Rondón García

Libertad. ¿Qué significa? Se puede recurrir al DEL y encontramos doce entradas para definirla. La primera de sus acepciones dice: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. La quinta, “En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”. Además de estas definiciones que encontramos en el diccionario de la lengua española, es posible intentar ir más allá y profundizar en las nociones de libertad expresadas por Isaiah Berlin en Dos conceptos de libertad, o acercarnos a Ludwig von Mises y su Planificación para la libertad. Resumiré los conceptos que maneja Berlin, en primer lugar, para, luego, reseñar el de Von Mises.

Cuando hablamos de libertad negativa y libertad positiva nos referimos a los conceptos manejados por Isaiah Berlín en ese extraordinario ensayo del año 1958, que originalmente lo había escrito para dictar una conferencia en la Universidad de Oxford, cuando fue nombrado profesor de Teoría Social y Política. Los especialistas en la obra de Berlin califican a este ensayo como «la conferencia más importante que impartiría en su vida».

¿En qué consiste la libertad negativa para Berlin? Esta noción de libertad se basa en la ausencia de coerción ejercida por otros; es decir, cada uno actúa con total autonomía; de tal manera que, cuando se habla de libertad política, se espera poder contar con un espacio donde exista la potestad de elegir y de administrar la vida sin ningún tipo de obstrucción por parte de otro, o por parte del Estado.

Alguien podría preguntarse en dónde están los límites de la libertad negativa. Esta libertad está referida específicamente al ámbito de la vida privada; por consiguiente, el papel del Estado en la protección de dicha libertad consiste en garantizar que los ciudadanos no procedan coercitivamente entre ellos, a menos que exista una poderosa justificación.  De allí es fácil inferir que un Estado que impulsa la política liberal, lo único para lo que está facultado, en el sentido del respeto a la libertad individual, es solamente para intentar persuadir al individuo con cuyas posiciones discrepa. Al considerar el sentido negativo de la libertad, Berlin apunta a la ausencia de obstrucciones o restricciones.

El concepto positivo de libertad representa autonomía y posibilidad de autorrealización. Dicho en otras palabras, la libertad se entiende como la facultad de buscar y alcanzar objetivos; asimismo, significa la existencia de autocontrol, autodeterminación y autorrealización personales.

Berlin dice: «Cada cosa es lo que es: la libertad es libertad, y no igualdad, honradez, justicia, cultura, felicidad humana o conciencia tranquila. Si mi libertad, o la de mi clase o nación, depende de la miseria de un gran número de otros seres humanos, el sistema que promueve esto es injusto e inmoral. Pero si yo reduzco o pierdo mi libertad con el fin de aminorar la vergüenza de tal desigualdad, y con ello no aumento materialmente la libertad individual de otros, se produce de manera absoluta una pérdida de libertad». ¡Qué difícil resulta para muchos entender esto! Por supuesto, ese lindero que marca dónde empieza y termina cada una, privada y pública, es muy controversial. A esa dificultad responde: «Dónde tenga que trazarse esa frontera, es cuestión para debatir (…) Quiero que mi vida y mis decisiones dependan de mí mismo y no de fuerzas exteriores».

Por su parte, Ludwig von Mises entiende por libertad el ejercicio de los derechos humanos en la forma cómo una persona decida, y su único límite es que no interfiera con el ejercicio de los derechos de otros. Esto representa, por encima de todo, impedir la interferencia del gobierno en nuestras vidas.

Contrario al socialismo, Von Mises lo definió «como la eliminación del mercado, sustituido por un sistema de planificación y distribución controlado por el Estado». Al comentar esta posición, Andrea Rondón, especialista en el pensamiento de Von Mises, dice: «Cuando haces eso, le estás quitando libertad al ciudadano, estás restringiendo su poder de decidir, esas son las acciones intencionales de las que nos está advirtiendo Mises».

Ahora bien, titulé este artículo «Libertad, más allá de una definición conceptual», queriendo subrayar, precisamente, ese atributo de facultad natural que subyace en cualquiera de esas definiciones citadas ut supra. Esa esencia de la libertad es uno de los factores inspiradores del Romanticismo, movimiento artístico, cultural y literario que se originó hacia finales del siglo XVIII en Inglaterra y Alemania; luego, se expande a otros países europeos y americanos. ¿Qué se planteaba el Romanticismo? Entre otras notas sobresalientes se encuentra el ideal de libertad de crear, de existir, de vivir.

Ese sentimiento es representado en las distintas manifestaciones del arte. Para solo citar a uno de los más representativos del Romanticismo, recordemos a Francisco de Goya y Lucientes, a quien le he dedicado algunos artículos en esta columna.

Recordemos Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío, llamado también El 3 de mayo en Madrid. Es un óleo sobre lienzo, exhibido en el Museo del Prado, Madrid, junto con El dos de mayo de 1808 en Madrid. Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío ha sido considerado como uno de los cuadros más revolucionarios de Goya; no se le conoce ningún antecedente en las pinturas de guerra.

Goya, reconocido como uno de los célebres precursores del arte moderno, también ha sido conceptuado como «revolucionario». Kenneth Clark, el prestigioso historiador del Arte, catalogaba a El 3 de mayo en Madrid como «el primer gran cuadro que se puede llamar revolucionario en todo el sentido de la palabra, en estilo, en tema y en intención». Al contemplar el cuadro, se logra apreciar que Goya no busca enaltecer una revolución; persigue otro fin: desnudar la tenebrosa situación de la resistencia.

Haré una especial mención a Eugène Delacroix (1798-1863), quien fue el gran pintor romántico francés. Sus biógrafos siempre destacan su conciencia social, característica que se puede apreciar en la inquietud por la libertad personal y política, plasmada en sus obras. El cuadro más emblemático de Delacroix, al respecto, no es otro que La libertad guiando al pueblo. ¿Cuál es el contexto histórico en el que Delacroix pinta este lienzo?

El cuadro simboliza un acontecimiento acaecido el 27 de julio de 1830., cuando el pueblo parisino protagonizó un alzamiento, famoso por el levantamiento de barricadas, en contra de unas decisiones de Carlos X. Esta insurrección ocurrió durante los días 27 28 y 29 de julio de ese año, y se le conoce en la Historia como Trois Glorieuses o Las Tres Gloriosas. El rey Carlos X de Francia, en un intento de reforzar su gobierno, promulgó las famosas Ordenanzas de julio. En ellas se decretaba: Suspensión de la Libertad de Prensa. Nuevos consejeros de Estado. Disolución de la Cámara de Diputados. Número reducido de Diputados en las futuras Cámaras. Reunión de nuevos Colegios Electorales para septiembre de ese mismo año. Cancelación del derecho de enmienda de los diputados. Exclusión de la burguesía de las nuevas elecciones. El propósito de sosegar a la población se volvió en contra, y encrespó los ánimos de la ciudadanía parisina. Los disturbios desembocaron en una revolución, conocida como la Revolución de julio, cuyo resultado fue la caída de Carlos X.

Estos sucesos son los que inspiran a Delacroix a pintar La libertad guiando al pueblo, obra que deviene en el icono universal de la lucha por la libertad. La libertad no acrecienta en nada al ser humano; es mucho más, lo define.

@yorisvillasana