Hoy levanto mi voz en defensa de Rocío San Miguel, una incansable defensora de los derechos humanos en Venezuela. Conozco a Rocío desde hace años, y he sido testigo de su valentía y dedicación en la lucha por la justicia y la libertad. Cada vez que he estado en prisión, Rocío ha alzado su voz en mi defensa, demostrando una solidaridad inquebrantable que hoy quiero devolver.
Rocío y yo compartimos la devoción por el Arcángel Miguel, patrón de la justicia, y su incansable lucha por la defensa de los derechos humanos la ha convertido en un ejemplo. Su voz equilibrada y su dedicación a la causa de los derechos humanos han inspirado a muchos, incluyéndome a mí.
Independientemente de las acusaciones que puedan verterse sobre ella, es importante recordar que, según el Código Orgánico Procesal Venezolano, la privación de libertad como medida cautelar es una excepción y que la norma debe ser que se le siga a un acusado su juicio en libertad. Es por ello que apelo a la capacidad de reflexión del presidente Maduro, para que en medio del clima de paz y negociación que necesita el país en este año electoral, se le otorgue a Rocío una medida sustitutiva y pueda volver a casa.
La detención de activistas de derechos humanos pone una mancha sobre la reputación del país, y es crucial que se respeten los derechos fundamentales de todas las personas, independientemente de su postura política. Rocío es una persona seria que incluso llamó a votar en defensa del Esequibo, a pesar de tener diferencias con el gobierno. Esto demuestra su compromiso con el bienestar de Venezuela por encima de cualquier diferencia ideológica.
Espero que mi llamado a la reflexión sea escuchado, y que se tome en cuenta la importancia de la libertad de Rocío San Miguel. Su liberación sería un paso en la dirección correcta, demostrando un compromiso real con la justicia y los derechos humanos en Venezuela.