Hoy quiero reiterar mi exigencia al jefe del Estado de evaluar con sentido humanitario la solicitud que hicieron las madres de los 67 niños y adolescentes recluidos en las cárceles de Yare, Tocorón y Tocuyito de que se les conceda a sus hijos una medida de gracia para su liberación.
En el reclamo que hicieron frente al Palacio de Justicia las madres aseguraron que sus hijos han sido víctimas de tratos crueles e inhumanos. Torturas, descargas eléctricas, condiciones infrahumanas y mala alimentación son algunos de los aspectos denunciados. Delitos como el de terrorismo les fueron imputados vía telemática por jueces invisibles, por los llamados jueces sin rostro, sin garantías judiciales.
Considero que ante el dolor inmenso de las madres debe prevalecer la clemencia, la piedad y el perdón para reparar un daño que para mí es irreparable en esos niños y adolescentes de entre 14 y 17 años de edad que fueron reprimidos, detenidos en forma arbitraria y encarcelados con la vulneración sistemática del debido proceso.
Señor presidente, usted tiene dentro de sus atribuciones constitucionales otorgar medidas de libertad y decidirlo es iniciar una tregua política para el camino de la paz,