¿Cómo es posible ser presidente de un partido y querer destruirlo? Leonel Fernández, presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y presidente de la República Dominicana en tres ocasiones, lleva meses con una campaña agresiva contra su partido y contra el gobierno que preside su partido. Realizando manifestaciones en la calle y atacando al presidente del gobierno de su partido, protestó de forma agresiva contra el Congreso Nacional donde la mayoría absoluta de los diputados son del PLD, así como la presidencia de esa Cámara, lo mismo que el Senado donde tienen 28 de 32 senadores y su presidente es el propio secretario general de su partido.
Pero claro, cómo no va a estar cargado de razón si protestaba para defender su verdad, y es que, según él, un presidente que estará ocho años en el gobierno no es bueno que continúe para un país como República Dominicana, y da igual que para evitar la supuesta reelección de Danilo Medina, haya atacado a sus propios compañeros desde la calle de la forma más desestabilizadora posible, como si de un antisistema se tratara. Claro, que Leonel haya sido presidente durante tres legislaturas y que estuviera aspirando a la cuarta y quinta es lógico y democrático. Seguramente, porque es él y a él se le está permitido absolutamente todo. En lo único, y aparte de su ya elevadísimo y enfermizo ego, en lo que se diferencia de los demás es que él debe tener ilimitado su tiempo presidencial.
Es cierto que existe un transitorio que, ahora mismo, no permite la presentación del presidente Danilo Medina a unas futuras elecciones, pero eso depende de la Constitución y de la legislación dominicana. Esto se puede cambiar sin ser ningún delito, de hecho, ahora, Leonel se puede presentar, y nadie lo pone en duda, porque en su día se reformó la Constitución para que eso fuera posible, solo que en esa reforma se incluyó un artículo transitorio que viene a decir que la única persona que no puede ser candidato en las elecciones de 2020 es Danilo Medina, el texto es “En el caso de que el presidente de la República correspondiente al período constitucional 2012-2016 sea candidato al mismo cargo para el período constitucional 2016-2020, no podrá presentarse para el siguiente período ni a ningún otro período, así como tampoco a la Vicepresidencia de la República”, cuando esto se firma ya se sabía que Danilo Medina sería el candidato para el 2016-2020.
Este punto ya es cosa del pasado, y Danilo Medina de una manera ejemplar, el pasado 22 de julio anunció que no plantearía la reforma constitucional para presentarse en las elecciones de 2020.
Como complemento de la información, señalar sobre Danilo Medina que, aunque sea un hombre mortal, en ningún caso comparable a la magnificencia de Leonel Fernández, ha tenido durante mucho tiempo el nivel de popularidad más alto del mundo de todos los regímenes democráticos superando una aceptación por encima del 80%, ahora, después de 7 años de gobierno, se mantiene en torno al 60% siendo una de las más altas del mundo, entre los 10 primeros mundiales, y entre los 3 primeros de América Latina, pero con la diferencia que quienes comparten tan altas cotas de popularidad no llevan ni siquiera un año en el gobierno como es el caso de Andrés Manuel López Obrador en México y Nayib Bukele en El Salvador.
Leonel Fernández considera que debe movilizar a todo el país para intentar que Danilo Medina no vuelva a ser nunca presidente, pero él si lo puede ser, de cualquier manera y por encima de todo y de todos. Leonel coordinó una movilización agresiva ante el Congreso con el propósito de cerrarle el paso a la persona que él consideraba que era la única que podría ganarle en unas primarias y claro, resulta que un simple ministro, que ni siquiera figuraba entre los candidatos iniciales y sin apenas tiempo para hacer campaña electoral, le venció en dos meses de forma clara en las primarias.
Una posibilidad que la mayoría de la población consideraba factible, como lo revelaban la mayoría de las encuestas, mientras que él lo veía absoluta y totalmente imposible y claro, entre que así lo pensaba él y que ese hecho suponía una terrible e inesperada humillación, la estrategia de Leonel Fernández ha sido lanzarse para intentar desestabilizar el Estado, poniendo en riesgo la democracia dominicana para conseguir con falsedades y violencia lo que no ha conseguido en las urnas, en unas elecciones primarias celebradas totalmente libres y democráticas.
Cualquier observador dominicano o extranjero, pudo verificar que las elecciones primarias realizadas el pasado 6 de octubre para elegir a los candidatos del PLD y del PRM para las elecciones de 2020 fueron las más transparentes, eficientes y rápidas de toda la historia democrática de la República Dominicana.
Los razonamientos de Leonel y su equipo alegando fraude en su contra para hacerle perder, son tan absurdos que no se explica que ni siquiera ellos mismos se crean que son ciertos. Y tan inverosímiles que justo comenzaron a hablar de irregularidades cuando el resultado no les fue favorable, pues el lugar donde deben empezar las impugnaciones es en las mesas y no hay ni una sola impugnación.
Empezaron las reclamaciones alegando que había más votos que votantes, y esto es porque cada elector emitía hasta siete votos, pues debían elegir a sus candidatos para los puestos de presidente, senador, diputado, alcalde, regidor, director y vocal. Enseguida se les cayó ese argumento.
Luego denunciaron la existencia de un algoritmo dando a entender que una fórmula perversa pudo manipular el conteo electrónico, cuando el resultado electoral de unas elecciones no es más que la suma de los votos de cada mesa, que en esta ocasión eran 7.372, es decir, no es más que la suma de 7.372 sumandos.
Claro, ellos no se referían a un algoritmo matemático que es el origen de la palabra y que no es más que un conjunto ordenado de operaciones, sino a un algoritmo computacional que significa una secuencia de instrucciones para realizar las órdenes informáticas y llevar a cabo ciertos procesos. En opinión de los leonelistas se entiende que, en dicho proceso, hubo una orden estricta para realizar determinadas trampas en el conteo de los votos, por eso se les ocurrió exigir una auditoría forense de los equipos informáticos utilizados en las elecciones.
Pero antes de solicitar la auditoría de los equipos, pidieron un conteo manual de los votos y cuando la Junta Central Electoral lo aceptó entonces ellos lo desautorizaron, porque sabían que saldría contrario a sus intereses, es decir, que sea saldría bien. Hay que decir que se produjo una diferencia de 600 votos menos, lo mismo en la candidatura de Gonzalo Castillo que en la de Leonel Fernández, algo que es lógico, e incluso bajo, en un conteo global de 1.872.505 votos.
Resultó curioso, e incluso cómico, como en uno de los programas de televisión Leonel Fernández le pide a Fernando Fernández, su representante ante la JCE, que explique el algoritmo, y este en lugar de explicar el algoritmo computacional intenta explicar, con muchas incoherencias, el algoritmo matemático, siendo el propio Leonel que le tiene que cortar para frenar ese error. Precisamente, Fernando Fernández parece desconocer el algoritmo que él mismo está buscando, al confundir el computacional y matemático.
Ahora que la JCE ha aceptado la auditoría forense, el equipo de Leonel dice que ya no es posible porque ha podido ser manipulado, lo cual demuestra una gran ignorancia, o lo que es peor, una clara mala intención puesto que todo el mundo sabe que es prácticamente imposible manipular un ordenador sin que dicha manipulación no pueda ser identificada porque deja huellas rastreables.
Otra de las grandes falsedades de Leonel Fernández sobre el resultado de las primarias fue decir, en el momento en que estaban en empate con 47,93% de votos cada uno con el recuento del 91,7% de las mesas, que era imposible que ganara Gonzalo Castillo, cuando lo cierto es que alguno tendría que ganar, y que cualquiera de los dos podía ser el ganador, pero claro, él no tenía previsto que ganara Gonzalo.
En las elecciones de cualquier lugar del mundo cuando quedan poco más de 8 puntos por escrutar es cierto no se puede mover gran cantidad de votos, pero sí se puede mover 1,4% que fue lo que sucedió, concretamente una diferencia de 26.690 votos a favor de Gonzalo. Personalmente he seguido elecciones en muchos lugares del mundo y lo raro es que el resultado inicial del recuento sea el mismo del final, incluso si esto ocurre habrá que sospechar.
En estas elecciones se ha dado una realidad electoral y es que Gonzalo Castillo ganó en 24 provincias (de un total de 32) con bastante diferencia sobre su competidor, mientras que Leonel ganó en 8, de forma contundente y clara en el Distrito Nacional (60,58% para Leonel frente a 36,47% de Gonzalo) y Santo Domingo (55,42% Leonel, 40,41% Gonzalo) y por poca diferencia en Sánchez Ramírez, Monseñor Nouel, Monte Plata, Hermanas Mirabal, Duarte e Independencia, en esta última la victoria fue para Leonel por tan solo 4 votos de diferencia.
¿Qué pasó en el recuento para que Leonel albergara la ilusión de la victoria? Pues que al principio del recuento entraron en mayor abundancia las mesas de las provincias más aisladas de la capital provocando que en los primeros momentos de la votación Gonzalo ganara por 4,7 puntos. Cuando se activa la entrada de datos del Distrito Nacional y de Santo Domingo, Leonel iguala a Gonzalo, exactamente a las 5:00 de la tarde, con el 44,3% del escrutinio empatan a 47,74%, y lo supera por 1,2 puntos, cuando el recuento estaba en el 63,2% Leonel Fernández tiene su máxima ventaja con 48,39% de votos frente a 47,22% de Gonzalo Castillo.
En ese momento, yo lo estuve siguiendo en directo, verifiqué que las zonas principales de votos de Leonel estaban prácticamente contabilizadas y, en cambio, había provincias del sur, como San Juan, Bahoruco, Barahona, Azua, San Cristóbal donde Gonzalo estaba muy fuerte y que estaban con unos porcentajes de recuento muy bajo, sobre el 30%-32%, efectivamente, según comenzó a entrar el recuento de esas provincias, la diferencia entre ambos se fue recortando y vuelven a empatar a las 7:00 de la noche con 47,93% de votos y con 91,7% de las mesas, en este momento el recuento en las provincias del sur estaba en 65%-70% de las mesas, mientras que el granero de votos de Leonel, que fueron la capital y la provincia de Santo Domingo, ya estaba contabilizado.
A partir de ahí, a Gonzalo no le quedaba más que tomar ventaja pues faltaba por escrutar 30% de las mesas de las provincias donde él era favorito. Por lo que, el movimiento electoral donde el que primero ganaba era Gonzalo, luego Leonel y que finalmente la victoria fuera de Gonzalo iba en estricta línea con la procedencia provincial del conteo de las mesas.
Por lo tanto, no reconocer esta realidad, donde lo lógico es que el equipo de Leonel la conozca, o es de mala intención, o como digo en el título del artículo, es de ser un mal perdedor.
Hay quien piensa que en esto de la política todo vale, no es desde luego mi opinión, y no es bueno para el pueblo que haya dirigentes que piensen y actúen de esta manera, quienes practican estas políticas poco éticas se les debe pedir que al menos reflexionen si intentan dañar hasta este extremo un sistema político, la estabilidad social y política del país y su economía, cosa que parece que le importa poco al señor Leonel Fernández y sus seguidores.
Su última perla, la dejo aquí para que los lectores vean hasta dónde es capaz de llegar un señor que ha sido tres veces presidente de la República Dominicana y que ha entrado en un estado de locura y de egocentrismo donde todo vale con tal de que él vuelva a ser presidente, en una manifestación que convocó ante la Junta Central Electoral dijo: “Cuando se obstaculiza el acceso al poder de manera democrática, solo queda el camino de la revolución”, protestando contra unas elecciones primarias abiertas y simultáneas donde lo único que ha salido mal es que él no ha ganado.
Es así de claro, Leonel Fernández presidente del PLD, se ha sublevado a su propio partido porque perdió unas primarias presidenciales. Además, entrando en contradicción con sus argumentos de campaña, donde enarboló la defensa de la Constitución, cuando nadie había tocado la Constitución, y ahora sus acciones son una violación de la legislación electoral dominicana y de irrespeto a la Junta Central Electoral.
Hasta hace poco tenía respeto a la figura de Leonel Fernández, aunque desconocía el hecho que en abril de 2014 participó en un mitin chavista magnificando y apoyando la política social y económica de la revolución de Hugo Chávez, espero que la revolución que quiere para República Dominicana no se parezca. No se asusten, lectores, según pasan los días el discurso de Leonel está más desacreditado, sus falsedades están quedando al descubierto y cuenta con menos apoyos. Sus alternativas están abocadas al fracaso, afortunadamente el daño que puede hacer está mermado.
Lo perverso de todo esto es que la destrucción de su propio partido, el ataque al sistema y la estabilidad política y social del país, no tiene otro fundamento más que él sea candidato presidencial del PLD, y como no ha podido serlo, ha anunciado su salida del PLD y ha montado una alternativa política con diversos partidos políticos minoritarios para que le den esta candidatura presidencial o, en su defecto, porque la ley electoral dominicana prohíbe el transfuguismo, a una persona interpuesta por él.
En la última declaración pública donde anunció su renuncia del PLD y su nuevo proyecto político, subiéndose a un partido minoritario y cambiando su nombre, aprovechó la alocución para, a mayor gloria del mismo y de su estructura, justificar su renuncia y mostrando un gravísimo resentimiento y desprecio hacia todos aquellos que han sido sus amigos, compañeros y le han acompañado a lo largo de su vida política y que sin ellos su historia en el PLD no tendría sentido.
Hasta el momento de escribir este artículo, una cascada de seguidores de Leonel, muchos de ellos con puestos en el gobierno de Danilo Medina, han renunciado a sus cargos y del partido, se espera que sigan renunciando en estos días para que, como se preveía, se vayan al proyecto político del ex presidente.
Todo estaba pensado, Leonel debía ser candidato presidencial, con el PLD o sin él. No pudo aceptar su derrota.