Contadores del tesoro público y de múltiples empresas privadas harán la revisión de cuentas al detalle para informar el saldo verificable de saqueos, robos directos y ocultos más otros materiales, daños irreparables ejecutados por la revolución bolivarista dolarizada. Un registro testimonial sólo posible en democracia si obedece a leyes constitucionales acatadas por un poder contralor independiente. Proceso largo por detectivesco, pero altamente confiable hoy día con el sustento de la tecnología digital. La misma que contabilizó públicamente el triunfo electoral de Edmundo González Urrutia.
La otra legada herencia delictiva del castrochavismo fue un tanto más difícil de precisar, pero es igualmente reveladora. Encuentra el por qué, cuándo, quiénes y dónde se originó ese sistema hasta volverlo un régimen que garantizara su permanencia y dinastía. Requirió clandestinidad, exilio, diplomacia y variados estudios de profesionales expertos en ciencias ligadas a psiquiatría, política, jurisprudencia, sociología y comunicación para que liberados de miedo, espionaje, sobornos y represión, analizaran los mecanismos del Estado mafioso empoderado durante un cuarto de siglo.
De allí deriva una primaria conclusión. Su inicial impulso subversivo desde el intento de asesinar al presidente democrático en ejercicio, Carlos Andrés Pérez, el 4F de 1992 obedeció al Resentimiento (con letra mayúscula) personal y varios ejemplos lo certifican.
La biografía personal bastante confesa de Hugo Chávez Frías contó verbalmente su nacimiento en el seno de una familia disfuncional que por un motivo para ellos vergonzoso se ocultó y lo relegó a ser criado por su abuela materna. Luego sus hermanos por vía paterna lo incluyeron en su rudimentaria formación castrocomunista. Episodios que ilustran las causas primarias de su rencorosa conducta mucho antes y durante su liderazgo.
Los hermanos Jorge Jesús y Delcy Eloína Rodríguez Gómez, desde sus cargos oficiales sucesivos –ahora en la Vicepresidencia con el Ministerio del Petróleo y del presidente de la ilegítima Asamblea Nacional– confesaron varias veces sin ambages que sus acciones gubernamentales provienen de su anhelada venganza política desde un duelo incurable sufrido en la niñez. Su padre, Jorge Antonio Rodríguez, acusado de terrorismo y otros delitos, preso por secuestrar a William Niehous (1976), gerente local de la empresa estadounidense Owens Illinois, falleció durante las investigaciones. Los funcionarios oficiales del suceso fueron castigados con larga prisión.
Ya no son chismes ni rumores y en su momento saldrán a la luz –una por una– las causas estrictamente personales que gestaron las cúpulas del criminal militarismo hasta su versión padrinomadurista. Dura pero necesaria historia del conocimiento público para evitar que se repita.
Queda pendiente, hasta el momento de la liberación, el total siniestro, aterrador, de opositores activos y manifestantes desaparecidos por asesinato, suicidio, tortura física y psíquica, ajusticiamiento, enfermedad no atendida, desnutrición y abuso sexual. Infierno consumado y latente.
El sabio refrán asegura que “Los árboles no dejan ver el bosque”. Por ignorancia, impaciencia, inmadurez, intereses, gran parte de la población venezolana votó por esta cruel y tramposa psicosociopatología que dicta y manda desde 1999. Como a su manera los italianos eligieron a al fascista Benito Mussolini y los alemanes al nazi Adolfo Hitler. Los países comunistas y de populismo delictivo fingen elecciones para conservar su sagrada patria que es el poder absoluto.
Pero en el caso venezolano desde el 28J, la corta distancia que separa de plano a múltiples víctimas internas bajo secuestro selectivo de estos verdugos junto a la muy larga de los millones diaspóricos, ahora configura firme unidad. La boscosa selva se ilumina y permite identificar con suma precisión, una por una, la resentida barbarie particular de sus bestias y alimañas que dañaron o eliminaron a miembros inocentes de tres generaciones.
Recuperar la libertad es tarea colectiva.