Muchos pueden que reconozcan el nombre de Nayib Bukele, el presidente actual de El Salvador, quien se ha hecho famoso por su lucha frontal contra los delincuentes agrupados en las mafias llamadas “Mara”, pero puede que no el de Lee Kuan Yew, el hombre que transformó a Singapur, de una pobre y antigua excolonia inglesa, en uno de los principales centros mundiales del comercio. Pero al igual que El Salvador, la transformación de Singapur requirió mucha mano dura contra las mafias, el tráfico de drogas y la inseguridad.
Me empecé a interesar en la historia de Lee Kuan Yew por ser el forjador del crecimiento y desarrollo del Singapur moderno, siendo considerado uno de los 4 “Tigres Asiáticos”, por su similitud con la historia que viene forjando el Presidente Nayib Bukele en EL Salvador.
Durante varios años había tenido relaciones comerciales con empresas chinas, la cuales ofertaban y vendían sus productos mediante un intermediario internacional y la negociación se hacía mediante cuentas de bancos americanos con sucursales en Singapur. Nunca tuve problemas para realizar transferencias de dinero e incluso pagar con la tarjeta de crédito y pensaba que era similar con China, siendo esta una potencia mundial.
Pero, recientemente, tratando de abonar el pago de un material diferente comprado a una diferente empresa china, me requirieron tramitar la inicial con una transferencia a una cuenta de un banco chino, esta transferencia se volvió un dolor de cabeza y una demora para cerrar la negociación, de la cual previamente había sido informado por el FaceBank, mi banco en Puerto Rico.
Además de tener que responder todo un cuestionario de preguntas que no venían al caso de una simple operación de negocios. El pago se demoraba más de lo normal y nos corría prisa embarcar lo antes posible el material. Al final, visto el enredo, la empresa China nos propuso resolver la operación de compraventa con la mediación del intermediario con el cual estábamos acostumbrados a trabajar y nuevamente tramitar otra parte del monto por transferencia en una sucursal de un Banco Americano, mientras aparecía la inicial transferida directa a China.
Cómo era posible que una pequeña isla ubicada en el sureste asiático como Singapur, pudiera competir con tanta facilidad contra una potencia mundial como China y esta, tuviera tanta burocracia e inconvenientes para recibir un pago vía transferencia, algo tan normal en el comercio mundial.
No me quiero ni imaginar el caos de comercializar con los países del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) si estos deciden dejar de lado el dólar como moneda de transacción internacional, idea que ya fue planteada en su última reunión de este año 2023.
Por esto y mucho más, pude descubrir que Singapur, no era solo una ciudad mayor mente conocida por la gente joven por su famosa carrera de fórmula 1, efectuada anualmente en horas nocturnas, sino que internacionalmente es reconocida como una de las principales ciudades globalizadas y uno de los centros neurálgicos del comercio mundial, contando con el segundo mayor centro financiero y el segundo puerto que más mercancías moviliza anualmente.
Su economía globalizada y diversificada, depende especialmente del comercio y del sector manufacturero. En términos de paridad de poder adquisitivo, Singapur es el tercer país con mayor renta per cápita del mundo, además de figurar entre los primeros países en las listas internacionales de educación, sanidad, transparencia política y competitividad económica.
Este país registra los primeros puestos en numerosas mediciones internacionales, tales como la calidad de vida, la libertad económica, la educación, la atención médica, la seguridad personal y la vivienda, con una tasa de propiedad de vivienda del 91%.
También tiene uno de los niveles de corrupción que son percibidos como los más bajos del mundo. Los singapurenses disfrutan de una de las expectativas de vida más largas del mundo, las velocidades de conexión a Internet más rápidas y una de las tasas de mortalidad infantil más bajas del mundo. Singapur se ha vuelto un centro internacional del comercio mundial.
Me da la impresión de que existen muchas similitudes entre Nayib Bukele y Lee Kuan Yew, quien fue el forjador del crecimiento y desarrollo del Singapur moderno, siendo considerado uno de los 4 “Tigres Asiáticos”.
Y es así como Lee Kuan Yew habiendo sido elegido en 1959 como primer ministro de Singapur, gobernó durante 30 años con mano muy dura, en una lucha frontal contra las mafias, el tráfico de drogas y la delincuencia.
En primer lugar, me llama la atención que ambos personajes tienen un fuerte enfoque en el crecimiento económico y el desarrollo. Priorizan los negocios y la inversión, y trabajan para crear un entorno que sea atractivo tanto para los inversores nacionales como para los extranjeros.
En segundo lugar, ambos tienen la reputación de ser muy estrictos cuando se trata de cuestiones como la aplicación de la ley y la seguridad pública. Tienen una política de tolerancia cero hacia el crimen y el desorden, y se comprometen a mantener un alto nivel de seguridad para sus ciudadanos.
Y en esto ambos líderes comparten algo muy sencillo de entender, aquel que viola los derechos humanos de otro, pierde sus propios derechos, como decía el filósofo Jean-Paul Sartre: «Mi libertad se termina dónde empieza la de los demás».
En tercer lugar, ambos tienen una tendencia hacia un liderazgo fuerte y decisivo. Bukele, como muchos líderes en Singapur, es conocido por tomar decisiones audaces y, a menudo, controvertidas para impulsar su agenda.
Y, en cuarto lugar, pero el más importante para salir del estancamiento y subdesarrollo, tanto Kuan Yew como Bukele reconocen que el sistema educativo debe ser de excelencia. Singapur tiene uno de los sistemas educativos más admirados del mundo.
Los salarios en el sector educativo de Singapur son equivalentes a los de ejecutivos de las áreas industrial y bancario, buscando atraer a los mejores alumnos recién graduados en las universidades.
El sueldo promedio inicial varía entre 1.600 y 3.000 dólares de Singapur, equivalentes a 1.800-3.300 dólares. Además, los maestros reciben bonos por desempeño en el aula y pagos por trabajar horas extra. Y cada profesor debe participar en al menos 100 horas de actividades adicionales de formación.
Lastima que en Venezuela hayamos perdido esa mentalidad de excelencia y merito, e importantes iniciativas como el Plan de Becas Mariscal de Ayacucho. Nuestra educación se ha deteriorado en sumo grado, siendo los profesores relegados y forzados a reclamar la reivindicación de sus salarios, pues actualmente trabajan con sueldos de hambre.
Y para ir terminando, les nombro algunas de las violaciones más comunes que normalmente se cometen en nuestros países, y como estas son duramente penalizadas y castigadas en Singapur.
Algunas de las multas y castigos más llamativos:
- Cruzar la calle fuera del paso de peatones en los semáforos, multa de 3.000 dólares.
- Pescar en lugares no permitidos, multa de 3.000 dólares.
- Tirar basura en la calle, multa de 2.000 dólares.
- Fumar en lugares no permitidos, multa de 1.000 dólares.
- No jalar el inodoro en el baño de un lugar público te puede costar una multa de 1.000 dólares.
- Escupir en la calle 1.000 dólares de multa.
- Comer o beber en lugares no permitidos 500 dólares de multa.
- Cantar canciones vulgares en sitios público te puede costar 3 meses de prisión
- El estar desnudo en cualquier lugar está prohibido. Incluyendo tu casa, si la gente pudiera verte.
- Robarle el Wi-Fi al vecino: 3 años de prisión.
Y una bastante asombrosa. Mascar chicle, independientemente en donde lo hagas, multa de 5.000 dólares. Esto fue implementado dado el deterioro causado por los pegostes negros en los pisos, por chicles escupidos por la gente en todas las aceras, pasos peatonales y oficinas públicas durante años.
Y ni pienses en consumir o traficar con drogas, porque eso es, sin mucha esperanza de perdón, la pena de muerte.
En general, diría que, si bien ciertamente existen algunas diferencias entre Nayib Bukele y el gobierno de Singapur, también existen claras similitudes en términos de su enfoque en el crecimiento económico, su compromiso con la seguridad pública y su fuerte estilo de liderazgo.
¡Increíble lo fuertemente que es criticado Bukele y lo fue criticado Kuan Yew, pero que bien funcionan!