OPINIÓN

Lecciones político-administrativas de Afganistán 

por Daniel Arias Alfonzo Daniel Arias Alfonzo

Los eventos ocurridos en los últimos días en Afganistán, después de la caída de su capital Kabul en manos del movimiento Talibán, ha confirmado nuevamente las lecciones de la historia acerca de los procesos políticos mal gestionados, que a la larga tienen más peso que la gestión militar del conflicto en sí.

1. La primera lección apunta al problema de la corrupción administrativa en la asistencia militar y humanitaria

 Tal vez el uno de los relatos más descarnados de esta tragedia lo redactó Olga Rodríguez Francisco: (https://twitter.com/olgarodriguezfr/status/1427533278718922753?s=19 El cinismo ante Afganistán), donde señala muy puntualmente todas las irregularidades financieras y políticas a simple vista que antecedieron a esta situación, de la misma forma que los actores Tom Hanks y  Philip Seymour Hoffman en la película  Charlie Wilson’s War (2007) escenificaron brillantemente, cuando mostraron todas las triquiñuelas políticas que se armaron para ganar la guerra de Afganistán contra los soviéticos (1979-1989) y posteriormente perder todo el esfuerzo por no querer invertir en educación y reconstrucción a objeto de ganar aliados en el futuro. Ya en esa época, a través de la CIA, se había gastado 40.000 millones de dólares estadounidenses para financiar la Operación Ciclón que causó daños sensibles a la economía de la Unión Soviética incrementando exponencialmente sus gastos militares en Afganistán, mas no se invirtió ni una fracción de dicha cantidad en educación y sanidad del pueblo afgano para ganar su buena voluntad.

En el caso de la ocupación militar estadounidense y apoyo a un gobierno aliado en dicho país, entre 2002 y 2021, se generaron gastos superiores al billón de dólares, que no llevaron a la construcción de un ejército profesional, ni a la creación de una burocracia moderna para gestionar los asuntos públicos, ni a la creación de miles de obras de infraestructura que renombrarán al gobierno y sus aliados, ni se logró educar a millones de niños y jóvenes en la tolerancia y modernidad del siglo XXI, por lo cual no sorprende en absoluto que la última noticia del presidente de Afganistán es que se escapó con 4 vehículos y helicóptero lleno de dólares estadounidenses:  (https://www.lavanguardia.com/internacional/20210816/7664956/presidente-ghani-huye-kabul-coches-repletos-dinero.html ).

Para los expertos de la historia, esta no es la primera vez que ocurre esta situación, pues había que recordar la corrupción y abusos gubernamentales en la República de China durante los años treinta y cuarenta del siglo XX, que enervaron al pueblo chino  hasta encauzarlo a apoyar al Partido Comunista Chino, que al igual que los talibanes del presente aguantaron casi 30 años de guerra para llegar al poder y superaron el inmenso apoyo financiero y material que Estados Unidos y el Reino Unido entregaron al gobierno de Chiang Kai Shek, que al menos huyó con millón y medio de sus seguidores para fundar lo que hoy conocemos como Taiwán o China Taipei.

Posteriormente, la ocupación y reconstrucción económica e institucional de Japón (1945-1951) y la República de Corea (a veces denominada Corea del Sur) fueron tareas realizadas con enorme éxito, esencialmente porque dichos países lograron un salto cualitativo y exponencial en su calidad de vida, desarrollo económico y fortaleza militar.

Sería en la guerra de Vietnam en la que se produciría el mayor derroche financiero y material de la historia, que obligó al gobierno estadounidense a acabar con el Patrón-Oro para salvar el gobierno. La corrupción gubernamental era tan voraz y la falta de controles administrativos tan enorme que el ejército y la burocracia de Vietnam del Sur consumían enormes recursos que no justificaban ni en el terreno militar ni en el control político y económico del país (caso parecido al ejército afgano, con las diferencias obvias de las dimensiones de la época), por lo cual no podían responder al ataque total de Vietnam del Norte que acabó la guerra y unificó dicho país.

Más cercano en el tiempo tenemos el caso de Irak, donde se dilapidaron entre 2 y 4 billones de dólares (de acuerdo con la fuente consultada), lo cual fue reflejado en libros como Imperial Life In The Emerald City: Inside Iraq’s Green Zone (Vida imperial en la Ciudad Esmeralda: dentro de la zona verde de Irak) del periodista Rajiv Chandrasekaran, entre otros.

A esta altura, algún lector ingenuo se podría preguntar si es que no existe un manual para la gestión de zonas ocupadas, lo que recuerda al autor que Collin Powell había señalado un plan detallado para la reconstrucción de Irak, que preveía evitar los saqueos de los bienes culturales, destrucción de los servicios públicos y mantenimiento de las instituciones fundamentales del Estado, que fue ignorado por completo y llevó a la ilegalización del ejército, la policía y los funcionarios del partido gobernante, dando pie a la guerra civil y el desorden que continúa el día de hoy en forma intermitente y que se escenifica muy bien en la película de 2010 Green Zone (filme protagonizado por Matt Damon).

2. La segunda lección corresponde al componente ideológico y cultural de los conflictos

En este caso específico se plantea en el caso de Afganistán, con un fuerte componente “machista” y retardatario, como se ve en la siguiente información que he recopilado:

“Medios de comunicación europeos recopilaron las 29 prohibiciones que sufren las mujeres durante el férreo régimen islamista de los talibanes. La recopilación original la hizo la jurista Elsa Alcalá con base en la Rawa (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan) y ABC Internacional:  

  1. Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares. Solo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.
  2. Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido).
  3. Prohibición a las mujeres de cerrar tratos con comerciantes masculinos.
  4. Prohibición a las mujeres de ser tratadas por doctores masculinos.
  5. Prohibición a las mujeres de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa (los talibánes han convertido las escuelas para chicas en seminarios religiosos).
  6. Requerimiento para las mujeres para llevar un largo velo (burka), que las cubre de la cabeza a los pies.
  7. Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram (su marido y guardián).
  8. Azotes en público contra aquellas mujeres que no oculten sus tobillos.
  9. Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio (un gran número de amantes son lapidados hasta la muerte bajo esta regla).
  10. Prohibición del uso de cosméticos (a muchas mujeres con las uñas pintadas les han sido amputados los dedos).
  11. Prohibición de hablar o estrechar las manos a varones que no sean mahram.
  12. Prohibición de reír en voz alta (ningún extraño debe oír la voz de una mujer).
  13. Se prohíbe a las mujeres llevar zapatos con tacones, que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oír los pasos de una mujer).
  14. Prohibición de montar en taxi sin su mahram.
  15. Prohibición a las mujeres de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
  16. Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
  17. Prohibición a las mujeres de montar en bicicleta o motocicletas.
  18. Prohibición a las mujeres de llevar indumentarias de colores vistosos. En términos de los talibanes, se trata de «colores sexualmente atractivos».
  19. Prohibición a las mujeres de reunirse con motivo de festividades como el «Eids», con propósitos recreativos.
  20. Prohibición a las mujeres de lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
  21. Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra «mujer». Por ejemplo, el «Jardín de las Mujeres» se llama ahora «Jardín de la Primavera».
  22. Prohibición de asomarse a los balcones de sus pisos o casas.
  23. Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
  24. Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
  25. Se les prohíbe a las mujeres el acceso a los baños públicos.
  26. Prohibición a las mujeres de viajar en el mismo autobús que los hombres. Los autobuses se dividen son «solo para hombres» o «solo para mujeres».
  27.  Prohibición de usar pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka.
  28. Prohibición de fotografiar o filmar a mujeres. No pueden aparecer en fotografías y vídeos. No existen.
  29. Prohibición de publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas.

De acuerdo con Elsa Alcalá hay más restricciones, como por ejemplo escuchar música, ver películas, celebrar el Año Nuevo o tener un nombre no islámico”.

https://www.bluradio.com/mundo/las-absurdas-29-prohibiciones-de-los-talibanes-a-las-mujeres-en-afganistan-ellas-temen-lo-peor 

En el mundo occidental, pareciera que este tópico es el de mayor importancia y se espera que mujeres como Malala Yousafzai, premio Nobel de la Paz, inicien una campaña global activa a favor de la educación de las niñas, por lo cual se debe enfatizar en un asunto importante:

20 años fue tiempo más que suficiente para formar a millones de niños y jóvenes en valores más modernos que, sin violar la fe musulmana, permitiera una modernidad mayor como ocurre en Azerbaiyán, Indonesia o Malasia. Sin embargo, este no fue el caso, por lo cual, en la hora de mayor emergencia, el gobierno no dispone de una población ni una élite política para defender los valores de la modernidad, como sí ocurrió en Kurdistán, donde las mujeres formaron batallones militares para enfrentar al grupo extremista Estado Islámico de Irak y el Levante o ISIS por sus siglas en inglés.

III. Conclusiones 

  1. Todo conflicto militar está perdido si no se miden los componentes económicos, ideológicos y culturales a largo plazo.
  2. Ninguna ocupación militar es sostenible si no tiene un grupo social local numéricamente significativo que le dé sostén al mismo hecho político.
  3. La corrupción administrativa y la ineficiencia gubernamental destruyen cualquier tipo de gobierno.
  4. Todo país debe llevar un control riguroso de sus inversiones realizadas en el terreno extranjero.

Aunque el propósito del artículo original era mostrar 5 en vez de 2 lecciones político- administrativas y vincular dichos enunciados con el comportamiento de los grupos políticos en Venezuela desde 1999, la realización de dicha tarea requeriría de al menos 50 páginas y sería muy ofensivo e hiriente para muchos actores políticos en estos tiempos de diálogo y reconciliación. En vista de ello,  en aras de evitar discordias y ronchas, se prefirió dejar el tema en Afganistán y en un futuro cercano, cuando llegue el momento de apuntar con pelos y señales a los responsables de enormes y costosos errores políticos, durante los últimos 25 años.